Casa en Bogotá, arquitecto Fernando Martínez Sanabria. Foto Alberto Saldarriaga.
Febrero de 2018
Por :
Pedro Juan Bright Samper. Arquitecto, Profesor Asociado de la Escuela de Arquitectura y Hábitat de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano

LA CASA MODERNA

Los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la década de los cincuenta, se caracterizaron por el deseo colectivo de “ser modernos”. Bogotá, como otras ciudades del país, tendría avances importantes en cuanto a desarrollos en infraestructura. El aceleradísimo crecimiento de las ciudades, producto de las migraciones del campo a las ciudades, implicaría el desarrollo y construcción de una gran cantidad de nuevas viviendas en urbanizaciones planeadas, con equipamientos colectivos que iban desde iglesias a pequeños centros comerciales y teatros de cine.

Bogotá compartiría la visión mundial queriendo ser una ciudad moderna. La ciudad tendría grandes intervenciones urbanas, la calle 26, el CAN y el aeropuerto El Dorado, la carrera Décima, la Autopista Norte, así como un gran impulso a toda la vivienda de orden estatal a través del Instituto de Crédito Territorial ICT[2] que impulsó proyectos como Muzú, Los Alcázares, Quiroga, el Centro Urbano Antonio Nariño, Kennedy, Timiza, Pablo VI, Bochica y Quirigua. Por su lado, el Banco Central Hipotecario (BCH) impulsó la urbanización del El Polo Club que incluía las zonas verdes, equipamientos y la iglesia diseñada por Germán Samper; las residencias BCH y el conjunto de la Calle 26 de la firma Esguerra y Herrera y el arquitecto Arturo Robledo, respectivamente, y, claramente, las Torres del Parque de Rogelio Salmona.

Las urbanizaciones estatales fueron entonces de particular importancia para desarrollar y poner a prueba novedosos sistemas constructivos basados en nuevos materiales, como el acero y, sobre todo, el concreto armado que permitía mejores estructuras, cubiertas con mayor distancia entre apoyos y, a la postre, conduciría, además, al perfeccionamiento de la prefabricación, clave para las soluciones de vivienda en la actualidad.

En Norteamérica los años cincuenta se caracterizaron por el boom de la casa moderna con raíces en el mundo de lo industrializado gracias a las tecnologías y fábricas desarrolladas durante la Segunda Guerra Mundial. La casa debería reflejar los modos de vida de la optimista sociedad norteamericana de la posguerra. Los espacios acristalados y las plantas libres reemplazarían los espacios cerrados y compartimentados. Estas formas buscarían reflejar los modos modernos de vida, donde primarían la ligereza y la transparencia, social y arquitectónica. En este sentido es importante mencionar las casas resultado del Case Study Program (CSH) de la revista Arts & Architecture en 1945, que planteaba a los arquitectos casos de casas problema, con base en situaciones de familias hipotéticas, para ser solucionadas por medio de las últimas técnicas de construcción y prefabricación derivadas de las industrias de la guerra[3].

Casa Calderón (1959-1965), Bogotá. Arquitecto Fernando Martínez Sanabria Bogotá. Fotos Antonio Castañeda

Casa Calderón (1959-1965), Bogotá. Arquitecto Fernando Martínez Sanabria Bogotá. Fotos Antonio Castañeda

 

Colombia, claramente, no sería la excepción. En Bogotá, firmas como Pizano, Pradilla & Caro; Obregón y Valenzuela; Ricaurte, Carrizosa & Prieto, o arquitectos como Guillermo Bermúdez, Roberto Rodríguez Silva, Hernán Vieco, Dicken Castro, Fernando Martínez y Rogelio Salmona contribuyeron a la consolidación de la arquitectura moderna. En algunos casos esta arquitectura tendría estéticas asociables a las casas californianas norteamericanas extensas y de una sola planta; en otros casos parecerían ser el desarrollo de arquitecturas blancas europeas y, en otros, el desarrollo de la arquitectura local en ladrillo.

Las firmas de arquitectos estarían conformadas por profesionales formados en la Universidad Nacional de Colombia, y muchos provenientes de universidades extranjeras, especialmente norteamericanas[4], lo cual parecería evidenciar dos caminos asociados a las formas de la arquitectura moderna bogotana.

Las urbanizaciones desarrolladas por empresas privadas serían la clave para el desarrollo de la casa unifamiliar por encargo. La urbanización el Chicó, desarrollada al norte de Bogotá, se configuraría con base en la construcción de equipamientos, la iglesia, el pequeño centro comercial, el supermercado, el cine y otros servicios enfocados a las amas de casa y los modos de vida de la familia moderna. Los desarrollos hacia el norte de la ciudad tendrían como base los medios de transporte: por un lado, el tranvía que llegaba hasta la calle 72, y por el otro, la carrera Séptima y la avenida Caracas que se convertía en la Autopista Norte, centro del viaje diario entre la oficina y la casa, el commuting norteamericano.

La estructura urbana del barrio Chicó permitía una gran diversidad en cuanto al tamaño de las viviendas. El comprador podía adquirir uno o dos solares y encargar al arquitecto de su preferencia el diseño de su casa.

Casa Guillermo Bermúdez, Bogotá. Fotos Pedro Bright.

Casa Guillermo Bermúdez, Bogotá. Fotos Pedro Bright.

 

El profesor Rodrigo Cortés ha hecho una clasificación de los tipos de casa producidos por esta división predial, “la villa exenta compacta, en la que se fue privilegiando el reparto calificado de fracciones del espacio libre en correspondencia con su carácter más privado o más social (...) la casa ‘moderna’ por excelencia, de una planta, casi completamente cerrada hacia la calle y completamente abierta hacia el jardín privado (...) el bifamiliar y la serie pequeña de casas que racionaliza el aprovechamiento del suelo, con variantes en el ancho de cada lote, con lo que se mantiene cierta individualidad en la solución entre casas vecinas (...)”.

Estas categorizaciones reflejan lo que se construyó en los nuevos barrios al norte de Bogotá, localizados principalmente arriba de la nueva Autopista Norte, desde la calle 72 hasta la calle 100, y abajo de los cerros.

Varias casas fueron significativas en Bogotá. Vale la pena, siguiendo el camino de la experimentación en los proyectos estatales, ver cómo fueron los arquitectos quienes, con los proyectos para sus propias casas, definieron lo que sería la casa moderna.

La casa para el arquitecto Jaime Nieto Cano y su familia, proyectada por la firma Herrera & Nieto Cano Ltda., en estrecha colaboración con Clara Villegas de Nieto Cano, esposa del arquitecto Nieto Cano, es particularmente interesante por las diversas apuestas en el diseño encaminadas a lograr las mejores condiciones de vida para la familia. Las áreas de las habitaciones tienen zonas especiales para el juego, así como un comedor anexo para las niñas. Igualmente, los arquitectos dispusieron de una gran cubierta plana a modo de terraza para zonas de juegos exteriores.

La casa de Guillermo Bermúdez para él y su joven familia en la calle 85 fue significativa por varios motivos. Por un lado las técnicas constructivas empleadas estaban más cerca a las de las casas obreras del ICT, y, por el otro, no tenía el área que se esperaba para una casa en los nuevos barrios. La solución de la casa en torno a un gran salón de doble altura cubierto con bóvedas en concreto le valió ser el premio a la mejor residencia en la primera Bienal Colombiana de Arquitectura. En la siguiente bienal Bermúdez repetiría con la casa Bravo, localizada sobre la carrera 11 entre calles 92 y 93 y que aún está en pie.

Izq.: Casa Calderón (1959-1965), Bogotá. Arquitecto Fernando Martínez Sanabria Bogotá. Fotos Antonio Castañeda. Der.: “Casa Sefair”, hoy Casa Ensamble, (1952), barrio La Soledad, Bogotá. Arquitectos Alfonso Noguera y Jorge Santander. Foto Antonio Castañeda.

Izq.: Casa Calderón (1959-1965), Bogotá. Arquitecto Fernando Martínez Sanabria Bogotá. Fotos Antonio Castañeda. Der.: “Casa Sefair”, hoy Casa Ensamble, (1952), barrio La Soledad, Bogotá. Arquitectos Alfonso Noguera y Jorge Santander. Foto Antonio Castañeda.

 

Además de los anteriores es significativo el caso de las dos casas que diseñaría para su uso personal el arquitecto Rafael Obregón. Una en Usaquén, y la segunda en el barrio Chicó, en donde se resalta la relación entre las áreas sociales y los jardines diseñados por el arquitecto Hoshino, que serían una constante en la obra de esta firma. En este sentido debe resaltarse también el proyecto de la casa Shaio, una extensa vivienda de una sola planta, en un lote de esquina y que tendría como característica particular una piscina semicubierta con una hermosa relación con el jardín. Hoy este lote se mantiene en la zona de La Cabrera como una gran área verde arborizada. Esta casa fue fotografiada, al igual que la Bermúdez y la del arquitecto Fernando Martínez, por Ezra Stoller[5] para el número de agosto de 1966 de la revista House Beautiful sobre Bogotá, Lima y Ciudad de México.

El arquitecto Gabriel Serrano diseñaría y construiría su segunda residencia sobre la carrera Séptima, después de haber tenido su primera casa en el centro de la ciudad. La casa fue conocida durante años por el mural de Cándido Portinari que adornaba la fachada y que hoy se encuentra en la sede de la Sociedad Colombiana de Arquitectos. La casa constaba de dos plantas, con las habitaciones en el segundo piso. El arquitecto incluyó un estudio privado en el piso superior al que se accedía por medio de una escalera abatible.

Este conjunto de casas unifamiliares se convirtieron en el reflejo de la vida moderna bogotana, que, irónicamente, duraría muy poco. Los barrios horizontales del norte de Bogotá serían rápidamente reemplazados por edificios de apartamentos.

 

[1] Arquitecto, Profesor Asociado de la Escuela de Arquitectura y Hábitat de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.

[2] El Instituto de Crédito Territorial (ICT) fue fundado en 1939 durante la administración de Eduardo Santos y el ministerio de Carlos Lleras Restrepo con el fin de construir y otorgar créditos subsidiados para la compra de vivienda. A inicios de los años noventa fue reemplazado por el Instituto Nacional de Vivienda de Interés Social y Reforma Urbana, Inurbe. El Banco Central Hipotecario (BCH) fue fundado en 1932 con el objetivo de fomentar el crédito hipotecario.

[3] El programa de las Case Study Houses inició en 1945 y terminó en 1966, fue promovido por la revista Arts & Architecture, dirigida por John Etenza. Fue el epicentro de la casa californiana moderna; al programa pueden asociarse grandes nombres como Ralph Rapson, Richard Neutra, Charles & Ray Eames, Eero Saarinen, Raphael Soriano, Craig Ellwood y Pierre Koenig, entre otros. El programa terminaría, además, impulsando las carreras de fotógrafos como Julius Schulman y Ezra Stoller (ESTO).

[4] Universidad Católica de Chile, Harvard, Pennsylvania, Catholic University Washington, Cornell, entre otras. Los arquitectos: Jorge Arango, Guillermo Bermúdez (terminó sus estudios en Colombia), Eduardo Mejía, Jaime Nieto Cano, José María Obregón, Rafael Obregón, Álvaro Ortega, Francisco Pizano, Álvaro Sáenz, Manuel Samper, Daniel Suárez Hoyos, Pablo Valenzuela.

[5] (1915-2004) Fotógrafo norteamericano, considerado uno de los mayores promotores de la arquitectura moderna norteamericana; retrató, entre otras, la obra de Frank Lloyd Wright, Paul Rudolph, Marcel Breuer, I. M. Pei, Gordon Bunshaft, Eero Saarinen, Richard Meier and Mies van der Rohe.