Visita del presidente Theodore Roosevelt y su esposa Edith a la zona del canal de Panamá en 1906. Fotografía de Wide World Photos. Colección Library of Congress, Washington, D. C.
Mayo de 2015
Por :
Sven Schuster Doctor en historia de América Latina, Universidad Católica de Eichstätt-Ingolstadt. Magíster en historia de América latina, Universidad Iberoamericana. Profesor y director del Programa de Historia, Escuela de Ciencias Humanas, Universidad de

EL CANAL DE PANAMÁ Y LA GRAN GUERRA

Cuando se le preguntó acerca de cómo su país había logrado la independencia de Colombia, el expresidente panameño Belisario Porras (1856–1942), supuestamente dijo: “Panamá existe por y para el canal”. Aunque parezca una anécdota algo exagerada, no está tan lejos de los hechos históricos, pues la existencia del actual Estado de Panamá se debe, en gran parte, al famoso canal interoceánico inaugurado el 15 de agosto 1914, tan solo un mes después de estallar la Primera Guerra Mundial en Europa. Como es conocido, la independencia de Panamá fue, en buena medida, el resultado del esfuerzo del gobierno de ee.uu. por construir un canal a través del istmo centroamericano, con el fin de reducir el tiempo de los viajes por mar entre las costas oriental y occidental de América del Norte. 

Cuando estos planes se concretaron en la última década del siglo XIX, no obstante, nadie estaba pensando en un conflicto internacional de semejantes dimensiones, sino más bien en la posible utilidad militar del canal en futuras batallas navales de menor escala, como las que se libraron efectivamente entre ee.uu. y España en 1898 por el control de Cuba. Así, desde el comienzo, la construcción del canal fue concebida como una ficha clave en la organización de un sistema de defensa naval cuya finalidad era la protección de los litorales norteamericanos. Irónicamente, después de la inauguración oficial de lo que hoy es la segunda vía interoceánica más importante del mundo (después del Canal de Suez en Egipto), su relevancia en las batallas navales de la Gran Guerra sería mínima. 

Mapa con el trazado del Canal de Panamá.

 

La realización de ese mega-proyecto, inigualado en la época por su magnitud, la construcción de esclusas hidráulicas gigantes en una topografía extremamente difícil, se inició en la primavera de 1904, bajo los auspicios del presidente Theodore Roosevelt (1858–1919), y poco después de que Panamá hubiera declarado su independencia de Colombia, el 3 de noviembre de 1903. De todos modos, para entonces ya existían las bases materiales para la realización del proyecto, debido a las obras precursoras del francés Ferdinand de Lesseps (1805–1894), cuyo equipo había empezado a construir un canal en la misma ubicación, pasando por el trecho entre Ciudad de Panamá y Colón, en 1879. El afamado “héroe de Suez”, sin embargo, subestimó las condiciones climáticas y topográficas al intentar construir un canal sin esclusas, imitando el modelo que lo había llevado al éxito en Suez diez años antes. El resultado fue un desastre sin comparación. Por causa de la mala gestión, los frecuentes deslizamientos de tierra, las fuertes lluvias tropicales y la muerte de miles de trabajadores por fiebre amarilla o accidentes, la Compagnie universelle du canal interocéanique de Panama, finalmente, tuvo que declarar la bancarrota en 1888, provocando uno de los mayores escándalos financieros de la Tercera República, arruinando a miles de accionistas que habían depositado su confianza y su capital en manos de Lesseps. 

Para los norteamericanos, sin embargo, el fracaso de los franceses representó una buena oportunidad, ya que podían hacer uso de partes de la maquinaria dejada por Lesseps y seguir trabajando en las canteras ya excavadas por la Compañía Francesa para construir su propio canal, el cual sería inaugurado después de diez años de construcción. Al igual que en el proyecto francés, murieron cientos de trabajadores traídos de las Antillas inglesas, aunque considerablemente menos que en la primera tentativa, gracias al combate efectivo contra la fiebre amarilla. Al haber identificado el agente patógeno de la enfermedad, los médicos norteamericanos implementaron una serie de medidas novedosas de higienización en la futura zona del canal. También las soluciones técnicas empleadas por los ingenieros estadounidenses resultaron más sensatas y pragmáticas que las de sus antecesores, al optar por esclusas en vez de traspasar directamente por las montañas y selvas del istmo. El trasfondo ideológico para la construcción del canal, no obstante, databa de las últimas décadas del siglo xix, y tenía mucho que ver con la voluntad de acrecentar el poderío naval en el contexto del imperialismo de la época.

Así, las consideraciones geopolíticas detrás del proyecto se inspiraron en gran parte en la obra de Alfred T. Mahan (The Influence of Sea Power Upon History, 1890). Según ese estratega militar estadounidense, el ascenso de cada gran potencia imperial estaba estrechamente relacionado con sus esfuerzos históricos por lograr la superioridad naval. Si los ee.uu. querían establecerse como contrapeso al imperio marítimo británico, necesitaban una armada moderna de alcance global. Sin embargo, el control militar sobre grandes partes del Pacífico y del Caribe a través de la construcción de fortificaciones navales y estaciones carboneras sería incompleta sin la vinculación de los dos océanos por medio de una vía interoceánica. Para construir esa conexión artificial, el gobierno de ee.uu. tuvo que llegar a un acuerdo con Colombia en primer lugar, ya que el territorio de la antigua Real Audiencia de Panamá (1538–1751) formó parte de la República de Colombia desde 1821. Debido a las diferencias diplomáticas con Bogotá acerca de temas financieros y la soberanía sobre el istmo, Roosevelt decidió apoyar (o incluso “crear”) un movimiento separatista en Panamá. Una gran parte de las élites tradicionales en Ciudad de Panamá especulaba con beneficios económicos si su país se acercaba a los ee.uu., por lo cual se apresuraron a declarar la independencia. Bajo la protección de la armada de ee.uu., este paso finalmente se llevó a cabo el 3 de noviembre de 1903, sin enfrentar mucha resistencia desde Colombia.

Vista a través de las esclusas antes de colocar las compuertas, zona del Canal de Panamá, ca. 1912. Colección Library of Congress, Washington, D. C.

 

Las obras en la así llamada Canal Zone (diez millas a cada lado del canal), la cual sería un protectorado de ee.uu. hasta 1936, podían empezar. Aunque la apertura oficial del canal en 1914 coincidiera con el inicio de la Gran Guerra, su importancia militar era mucho menor de la que Mahan y sus adherentes hubieran pensado. Incluso después de la declaración de guerra de los ee.uu. al imperio alemán, el 6 de abril de 1917, el canal nunca se convirtió en un escenario relevante de operaciones militares, ni fue decisivo en las batallas en Europa o en el Atlántico a pesar de haber sido equipado con modernas fortificaciones de defensa. Por el contrario, en los primeros años de su existencia, fue subutilizado y tuvo una serie de deslizamientos de tierra que lo harían inútil durante buena parte del período entre 1915 y 1917, recayendo de nuevo en 1920. También hubo grandes huelgas de los trabajadores de las instalaciones del canal en 1916 y 1917, que impedían el paso de los barcos. De esta manera, el canal solo surgiría como un elemento central de la estrategia marítima de los ee.uu. en el Pacífico en el período de entreguerras (1919–1939).

Sin embargo, la posible amenaza que potencias extranjeras representaron para el canal durante los años de la Gran Guerra tuvo cierto impacto en la vida política y social de Panamá. Con el fin de garantizar la estabilidad política en el istmo, por ejemplo, los ee.uu. intervinieron abiertamente en los asuntos panameños, por lo general apoyando al Partido Conservador. Debido a un acuerdo de 1904 entre ee.uu. y Panamá, la Zona del Canal no solo fue “perpetuamente” cedida a ee.uu., sino también se limitó la soberanía de Panamá. Respaldado por el artículo 136 de la nueva Constitución Política de Panamá — elaborada bajo la supervisión de ee.uu. — el gobierno de ee.uu. recibió el derecho de intervenir en cualquier parte de Panamá tan pronto como la estabilidad del país y la seguridad del canal parecieran estar “en peligro”. Hasta el inicio de la Política del Buen Vecino, durante la presidencia de Franklin D. Roosevelt (1882–1945), el gobierno norteamericano abusó con frecuencia del artículo 136 y de las disposiciones del Tratado del Canal (Tratado Hay-Bunau-Varilla de 1903) para justificar repetidas intervenciones armadas. En muchos casos, no obstante, eran las propias élites panameñas quienes pedían el envío de los infantes de marina estadounidenses, con el fin de deshacerse de sus opositores políticos. No fue sino hasta la década de 1930 que por lo menos una parte de la élite panameña entendió que la persistencia de la dominación norteamericana en el istmo provocaba crecientes tensiones políticas y sociales, las cuales ya no podían ser controladas. Esto fue el comienzo de la larga pugna por la obtención de la soberanía nacional y el dominio sobre el canal. Se puede afirmar entonces que la formación de una nación panameña como una comunidad imaginada (en el sentido de Benedict Anderson) se daría solo en el siglo xx, a partir de la constante lucha contra el intervencionismo norteamericano. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ferdinand de Lesseps
Versalles, 1805 – La Chênaie, 1894

Aunque no alcanzó a vivir la Primera Guerra Mundial, la vida de este diplomático y empresario se concentró en proyectos con fuerte incidencia en la contienda: los canales de Suez y de Panamá, ‘mega obras’ de ingeniería de la segunda mitad del siglo XIX, dentro de un espíritu
marcado por el deseo de progreso en virtud de los avances tecnológicos. Como diplomático en Egipto, Lesseps tejió amistad con la dirigencia del país, en especial con Said Pasha, hijo del virrey quien, habiendo heredado el trono, le entregó a su amigo la concesión para la construcción del canal de Suez, obra de inmensa importancia geopolítica y comercial, dado que conectaba el mar Rojo con el Mediterráneo y evitaba larguísimas trayectorias de los barcos desde Asia hasta Europa, pasando por el sur de África. El Canal fue inaugurado en 1869. En la construcción del Canal de Panamá, iniciada por Lesseps luego del 18 de mayo de 1878, cuando se firmó el contrato Salgar-Wyse, Colombia autorizaba a Francia a realizar dicho proyecto, con una duración de 99 años. Al poco tiempo los derechos de este contrato fueron adquiridos por Lesseps. El proyecto, cuyas obras se iniciaron en 1881, sin embargo no corrió con la misma suerte del de Suez, por diversas razones relacionadas con el clima malsano, la topografía quebrada y, sobre todo, el diseño del canal a ras de suelo, y no con esclusas, que requería la obra en el país centroamericano. Otras razones del estruendoso fracaso tuvieron que ver con corrupción y despilfarro. Se produjo, entonces, el escándalo financiero del siglo (XIX) en Francia y como resultado, Lesseps, miembro de la legión de Honor de Francia, terminó, junto con su hijo Charles, multado, acusado y condenado por mala gestión por parte de un tribunal de su país. Por su edad no fue a prisión, pero su hijo sí. El canal, ya en manos norteamericanas, fue terminado 1914.

 

La prensa en la guerra

El Tiempo, 25 de agosto, 1914. 

“Un francés se indigna con las noticias de Gaceta. El señor Gastón Lelarge, conocido arquitecto francés tuvo anoche un acceso de indignación al leer en los tableros de Gaceta la noticia de que los franceses habían sido vencidos en Bélgica y trató de destruir esos tableros”.

El Tiempo, 28 de noviembre, 1914. 

“La Guerra. Debate sobre Colombia en la Cámara de los Comunes. El subsecretario de Colonias nos acusa de haber faltado a la neutralidad… que los aliados habían solicitado la influencia de los Estados Unidos para obligar a Colombia a respetar la neutralidad pues (…) costas de Colombia (…) poderosa estación inalámbrica en manos de los alemanes.

El Nuevo Tiempo, 1° de diciembre, 1914. 

“Una circular y una queja diplomática. …. El señor Ministro del Imperio Alemán en Bogotá dirigió el 25 de los corrientes al Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia una expresiva queja contra ciertas noticias propaladas por la prensa de la capital…Verdad es que el señor Ministro alemán no pide la intervención del gobierno contra la prensa. Eso no tendría nombre ni nuestra Cancillería lo habría tolerado… Pero se ha quejado, y esa queja parece ya una vislumbre, un amago de autoridad extraña en un país libre… Los miembros de la colonia alemana en Colombia son dignos de todo nuestro aprecio. Han entrado por nuestras selvas vírgenes a abrir al país veneros de riqueza; han levantado caseríos en tierras incultas que han sido base de poblaciones prósperas; con sus capitales, con sus energías de raza fuerte han dado impulso a nuestro comercio… Otras muchas atestiguan su honradez, el esfuerzo de su inteligencia, su amor al trabajo y los lazos de sangre que los unen a nuestra Patria y los hogares que han fundado en Colombia son hogares respetables… Pero la generalidad simpatiza con Francia…”.

Gaceta Republicana, comienzos de 1917. 

6 de febrero: “Panamá en estado de sitio. Los yanquis lo dotan de toda clase de artillería. Submarinos alemanes frente a nuestras costas”. 12 de febrero: “Panameños ofrecen alistarse en el ejército americano”. “Argentina contesta la nota de Wilson… manifestando que ajustará su actitud a la de los Estados Unidos… El Perú contra Alemania. Pide satisfacción, reparación y castigo de los responsables del hundimiento del ‘Loreto’”. 22 de febrero: “Un crucero ecuatoriano. Guayaquil 21. Un crucero inglés hundió el vapor ecuatoriano ‘Montecristo’ que pertenecía a alemanes residenciados en Ecuador y en el cual se encontraron papeles importantísimos que llevaba para Panamá”.

Gaceta Republicana, 11 de abril, 1917. 

Comunicación oficial a los gobernadores: “Ministerio de Relaciones Exteriores, Bogotá, 10 de abril de 1917. De orden del Presidente de la República permítome encarecer a usía la necesidad de procurar por los medios que su prudencia le ofrezca, que la opinión pública y especialmente su principal órgano, que es la prensa periódica, guarden una actitud muy discreta y reflexiva, particularmente en lo que se relaciona con la neutralidad de Colombia y con las negociaciones que se hallan pendientes con los Estados Unidos de América”. 

Gaceta Republicana, 13 de abril, 1917. 

“La guerra Franco – Alemana… Las autoridades de Cartagena se han dirigido al Ministerio de Gobierno con el fin de indagar si una comisión de ingenieros americanos que toman planos de la bahía y de los fuertes de la Plaza, tienen autorización del Gobierno para ello. El Ministro de Gobierno contestó que deben impedir estas exploraciones por cuanto los tales ingenieros no tienen autorización ninguna del Gobierno”.

Gaceta Republicana, 5 de marzo, 1917. 

“Los Alemanes en Colombia. Nueva York 4. Ha sido descubierta una base de submarinos en el golfo del Darién”.

Gaceta Republicana, 7 de marzo, 1917. 

“Alemania manifiesta sus intenciones de buscar aliados en América Latina… Para protegerse del ataque yanqui en caso de que se rompan las hostilidades… La prensa publica la noticia de que en el mes de febrero entraron a Méjico 50.000 alemanes”.

Gaceta Republicana, 7 de marzo, 1917. 

“La Estrella de Panamá” acusa a Colombia. Panamá 6. Con motivo de haber salido de este puerto para Tumaco cuatrocientos tanques de gasolina ‘La Estrella de Panamá’ acusa a Colombia de estar complicada en lo que toca a las bases de submarinos alemanes en el Darién”.

Gaceta Republicana, 29 de mayo, 1917. 

Nueva York. 28. El Nueva York Herald dice en su editorial que el hundimiento del vapor ‘Tajuca’ determinará la probable entrada de Venezuela, Colombia, Argentina, Chile y Perú y los demás países de América Central a la guerra a favor de los Aliados. 

“Destructores Yanquis a Colombia. Destruyen las bases de submarinos. New York, 6. Comunicaciones de Panamá informan que han llegado a ese puerto tres destroyers americanos. Irán a destruir las bases de submarinos alemanes. Se cree que en estos momentos deben hallarse en aguas colombianas. 

Referencias

1 Porras, Belisario. El tratado del canal y la lucha por nuestra plena soberanía. Panamá, Lito Impresora, 1976, p. 91.

2 Vega, Renán; Jáuregui, Sandra; Ortiz, Luis Carlos. El Panamá colombiano en la repartición imperialista. Bogotá, Alejandría, 2003, pp. 179–189.

3 “The Panama Scandals: An Exciting Scene in the French Chamber of Deputies”, The New York Times, 30 de marzo de 1897.

4 Lindsay-Poland, John. Emperors in the Jungle: The Hidden History of the U.S. in Panama, Durham & London, Duke University Press, 2003, pp. 11–43.

5 Schuster, Sven. “I took Panama”. Die Separation Panamas in der Sicht der neueren Historiografie Panamas, Kolumbiens und der USA, Eichstätt, Zentralinstitut für Lateinamerika- Studien, 2006, p. 29.

6 Vega, Renán; Jáuregui, Sandra; Ortiz, Luis Carlos. Op. cit., pp. 203–234.

7 Schoultz, Lars. Beneath the United States. A History of U. S. Policy toward Latin America, Cambridge & London, Harvard, 1998, pp. 310–311.

8 Schoultz, Lars. Op. cit., pp. 152–175.

9 Meding, Holger. “Bedingt abwehrbereit. Die frühe Außenpolitik Panamas zwischen Schutzbedürfnis und Selbstbehauptung”, en Zoller, Rüdiger (compilador). Panama: 100 Jahre Unabhängigkeit, Erlangen, Zentralinstitut für Regionalforschung, 2007, pp. 51–62.