Un alambique andino



En esta finca no solo se aprende sobre destilación. También se descubren licores con un colorido sello local.

 

EN LA VEREDA San José I, y en una finca que se llama El Paraíso, en Guasca, Cundinamarca, se cumple a diario el sueño de Walter Rode-Burchard. Este ciudadano alemán, en compañía de su hija, Luisa Rode, fundó lo que hoy se conoce como 472 Spirits, una destilería inspirada  en algunos recuerdos con los que él llegó de Berlín: especialmente, en la imagen de su padre que destilaba, de forma artesanal, frutas y papas de su propia cosecha. Por entonces solo un niño, Walter no pudo participar muy de cerca en esa actividad familiar, pero esa nostalgia dio a luz al proyecto de destilación de licores premium, solo que muy diferente a como se habría materializado en Europa: 472 Spirits, fabricante de un eau de vie de primera calidad —o fruit brandy en Estados Unidos—, echa mano de lo que hay en su entorno natural en el mal llamado “Nuevo Mundo”: el agua de los altos Andes, allá a 2.700 m s. n. m., y las frutas que se dan en estas tierras, entre otras materias primas. REVISTA CREDENCIAL habló con Luisa acerca de su negocio familiar. 

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