En la galería Ocre de Bogotá, artistas de diferentes generaciones reflexionan sobre el poder de la biofilia: una conexión que ni la muerte es capaz de separar.
El vínculo entre los seres humanos y la naturaleza e uno de los primeros temas expuestos a través del arte. Así tuvo lugar en las huellas rupestres que adornaron superficies rocosas durante la prehistoria. Y también cuando, en la Grecia antigua, estaban convencidos de que lo natural era la máxima expresión de la belleza y la perfección.
Sin importar los miles de años que han pasado, los artistas continúan explorando, auscultando, manipulando, examinando y aprovechando las materias primas que solo la naturaleza puede ofrecer. Y lo hacen para crear piezas únicas que cumplen el ciclo natural de la vida: nacer y morir.
Esta relación intrínseca entre el humano y la naturaleza se refleja en la más reciente exposición de Ocre Galería by Alelí, un espacio en la zona G de Bogotá fundado en 2013 por dos mujeres cuyo propósito era visibilizar y enaltecer el diseño artesanal colombiano. Quisieron hacerlo, inicialmente, a través de la arquitectura, el diseño y el mobiliario; hoy, su galería anexa —Ocre— hace parte de los circuitos obligados para el arte bogotano.
La muestra se llama Biofilia: Entre Miradas y Paisajes, y reúne obras de siete artistas que trabajan de forma orgánica, con materiales que también lo son: la madera, el aceite, la piedra y el aluminio. “Convergen, dialogan y se enfrentan perspectivas naturalistas y ecológicas, con miradas románticas y apreciativas, invitándonos a reflexionar y a cuestionarnos cuál es nuestra mirada y nuestra propia relación con lo natural, teniendo en cuenta que la tecnología y la industrialización sistemáticamente alejan al hombre de esa esencial conexión con su entorno”, se lee en el texto curatorial.
Así lo logran las palmas de cera hechas en papel de Jairo Manzano; los paisajes que mezclan la belleza y la violencia de Eduardo Hosie; las rosas verdes en aluminio de Sebastián Caicedo y la viruta de madera en forma de textil de Carolina Borrero. Estas son solo algunas de las piezas que siembran una nueva semilla en la tierra para mostrar la relación frágil entre nuestra especie y el medioambiente.
Fotos cortesía Galería Ocre.