Nuestro rincón cafetero

 

 

El aroma que identifica a los colombianos tiene forma de semilla y es de color marrón. Ese granito, que alegra el alma y los días de millones de personas en el mundo, tiene un representante tan laureado en concursos internacionales que sus medallas se apilan, como si se tratara de un atleta victorioso. Ese granito de café es resultado de 40 años de historia en la Hacienda San Alberto, en el departamento del Quindío, una tierra milagrosa que Gustavo Leyva adquirió en 1972 y que, gracias a sus consecutivas inversiones, así como a las de sus descendientes, está indicada muy clarito en los mapas de café premium en el mundo. En 2017, con la intervención de Juan Pablo y Gustavo Villota –tercera generación de esta familia de caficultores–, el café que allí se produce se convirtió en el más premiado de Colombia. Y para apreciar su calidad y para aprender de la mística agrícola típica de quienes tratan al café como si se tratase de buen vino, existe un lugar perfecto, enclavado en las verdes montañas quindianas: la Terraza San Alberto.

 

 


 

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