La esquina del papel

Entre las calles empedradas de Barichara se encuentra un taller donde las fibras naturales se transforman en arte.

CORTAR LA PENCA de fique, pasarla por la máquina desfibradora, lavar las fibras, secarlas durante tres días y sumergirlas en una vasija de barro con agua y cal por tres meses. Esperar. Cocinar en ollas de cobre por 24 horas, retirar y lavar. Macerar, golpear y golpear. Llevar la fibra menuda a la pileta, sumergir el marco en el agua y retirar el rectángulo húmedo sobre la tela blanca. Pasar por la prensa y secar al sol. Este es el proceso para elaborar el papel artesanal que se convertirá en libretas, collares, portarretratos, lámparas y hasta gatos o jirafas. De ello se encargan las más de 10 mujeres cabeza de familia que trabajan en el Taller de Papel de Barichara. Mujeres convencidas de que detrás de este material hay personas, tiempo y mucho amor por el oficio. Desde 2001, el lugar queda en una esquina colorida de este, uno de los pueblos más lindos del país; una donde, en su día, quedaban las antiguas instalaciones de las bodegas de la Compañía Colombiana de Tabaco. Visitar el taller es deambular por entre plantas de fique, caña de azúcar, carrizo, morera y piña. Sus jardines son tan protagonistas como las cientos de hojas que se secan sobre palos de caña y que adornan el espacio como escenografía de teatro. Los secretos detrás de cada lámina se descubren durante el recorrido: las artesanas explican todo el proceso con paciencia —la misma que tienen cuando trabajan— y, al final, los productos elaborados con fibras y tintes naturales se exhiben sobre repisas y vitrinas. 

 

Fotos: Cortesía Mateo Pérez @Ojo_Rasgao. 

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