Venezuela
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Llevan un apellido con gran relevancia en la industria artística latinoamericana. Pero lejos de ser una carga, ha sido –según ustedes– un motor. ¿Cómo así?
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¿Cómo manejan esa dualidad entre ser tradición y ser fusión?
Ni las notas del Himno Nacional de Alemania ni la presencia del otrora comediante y hoy presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, consiguieron mantener la atención de quienes el pasado 18 de junio estaban en el patio de honor de la Bundeskanzleramt (Cancillería Federal), en Berlín. De un momento a otro, las miradas de los asistentes se desviaron hacia un solo objetivo: la mujer más poderosa del mundo, Ángela Merkel, que intentaba –tomándose de las manos– detener los ‘espasmos’ que hacían temblar sus piernas, brazos, torso y hasta su cabeza.
Cuando el líder comunista Günter Schabowski dijo ante las cámaras de televisión que, desde ese momento, se permitirían los viajes desde Alemania Oriental hacia el extranjero, no cayó en la cuenta de su imprudencia. Eran las 6:15 de la tarde del 9 de noviembre y, en cuestión de minutos, los focos se centraron en un solo punto: una mole de 3,6 metros de alto que dividía al mundo entre comunismo y capitalismo.
- Usted ha publicado más de 10 libros de no ficción y su labor como periodista fue galardonada con un premio Ortega y Gasset, ¿por qué decidió saltar a la ficción con un tema tan periodístico como la Revolución Bolivariana?
1. Teología bolivariana
Buena parte de la historia patria ‘destilada’ en los manuales escolares venezolanos está hecha de lo que un desaparecido historiador de las ideas, caraqueño, Luis Castro Leiva, llamó “teología bolivariana”.