Nueva normalidad

SYLVIA Ramírez dice que su infelicidad la motivó a estudiar, durante diez años, todo lo relacionado con la felicidad. Trabajaba como abogada y era exitosa, estaba casada y su marido no tenía tacha. En resumen, tenía una vida perfecta. Sin embargo, esta le resultaba ajena. Tanto así que, en 2012, decidió saltar al vacío sin plan alguno: “Renuncié a mi trabajo, renuncié a todos los clientes y cambié de estado civil, todo en quince días, movida por una idea que me liberó mucho: está bien si a uno no le gusta lo que debería gustarle”.