Alimentación

A la clínica veterinaria del doctor Santiago Barrera Díaz llegó un cachorro de dos meses casi moribundo. Era un beagle que presentaba signos de deshidratación, diarrea hemorrágica, cólico abdominal, descompensación y fiebre. Llevaba semanas con esos síntomas sin que sus dueños hubieran buscado ayuda. Acostumbrados a alimentar al animal con sobras de comida, no podían creer que el estado crónico de su mascota tuviera que ver con lo que le daban de comer. La descuidada dieta incluía huesos y proteínas que se habían alterado en la cadena de frío que debía conservarlas.