heridas

Sangre. A algunos les provoca placer; a otros, fobia. Otros… trabajan con esta. En las manos de Andrés Ramírez las heridas, cicatrices, golpes, rasguños y demás laceraciones del cuerpo no duelen. Pero gracias a gente como él, a los espectadores sí. Es la magia del maquillaje y los efectos especiales, que han sostenido el cine desde los comienzos mismos de Hollywood.