literatura

 

 

EN QUIBDÓ es la “Seño Velia” y, para toda Colombia, una de las escritoras y gestoras culturales más reconocidas del Pacífico por su trabajo con Motete, una organización que promueve la lectura y la alfabetización del Chocó. Su nombre ha cruzado tantas fronteras que ahora se ubica en la lista de las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras del mundo, según la BBC.  Velia Vidal es esa mujer que todas quisiéramos conocer. Es un atardecer frente al mar, el río que fluye con libertad y una voz que ha leído cientos de historias a niños, niñas y jóvenes de su departamento.

De verdad quiero a la Feria Internacional del Libro de Bogotá –desde antes de que la llamaran como una mascota animada: Filbo– con la resignación con la que quiere uno las cosas que quiere aquí en Colombia, con la paciencia, mejor dicho, con la que puede uno quererse a uno mismo. Me gusta que siempre mejore. Me gusta que le guste tanto a todo el mundo. Soy consciente de que desde hace muchos años, desde hace décadas ya, ha sido organizada por hombres y por mujeres brillantes.

Los cuentos de este volumen tienen en común la superstición, que hace que la realidad bordee la fantasía. ¿Es supersticiosa? ¿Es la superstición un rasgo boliviano?

A pesar de que ya había escrito otras novelas, su trabajo se centraba en poesía, de hecho es considerado uno de los poetas latinoamericanos más importantes de los últimos años. ¿Por qué alejarse de la rima para adentrarse en una prosa sobre un tema tan doloroso y oscuro?

 

Si uno lee La verdad sobre el caso Harry Quebert, lo puede asociar con la trilogía Millennium, de Stieg Larson. En ambas novelas, el protagonista intenta resolver el caso de un extraño asesinato ocurrido muchos años antes. Por supuesto, la trama es inmensamente diferente, pero digamos que igual de contagiosa. ¿Hay para usted alguna asociación?

Durante cuatro días los amantes de la literatura, las artes visuales, el cine, la música, la geopolítica, el periodismo, la ciencia, la historia y diversas temáticas adicionales que trae el festival para esta nueva edición, podrán disfrutar de más de 150 charlas y actividades con importantes figuras como Simon Sebag, Andrea Wulf, Hisham Matar, Phil Manzanera, Cesar Aira, Carmen Aristegui, Fernando Aramburu y Joël Dicker, entre otros.

 

La carne, un título que, si uno no está hablando de gastronomía (incluso si sí está hablando) es ya lascivo. ¿Era la intención?

Aparte de la obviedad de que uno escribe sobre lo que le da la gana, ¿por qué decidió escribir sobre un tema que, a primera vista, parece estar más que cubierto?

Recuerdo exactamente dónde estaba y qué hacía el día que murió Borges. No por la sorpresa su muerte –estaba muy enfermo– sino por la certeza de que ya nunca podría conocerlo. Había perdido estúpidamente la oportunidad en su tercera visita a Colombia en 1978 y ahora era irremediable. Uno vive descuidado con los seres que ama, como si fueran eternos. Ese remordimiento solo me lo quitó, años después, un comentario de Carlos Fuentes: “Nunca quise conocer a Borges. Tuve muchas oportunidades pero siempre me negué, no quería que dejara de ser para mí un clásico”.