Libros

Carl Henrik Langebaek


  • ¿En qué momento se interesó en contar la historia de Sergio Cabrera y de su familia?
  • Tengo entendido que marcó el punto final de esta novela en enero de este año. Sin embargo, el ambiente oscuro y casi apocalíptico de las primeras páginas parece trazado por la incertidumbre del confinamiento. ¿Qué inspiró esta tonalidad?
  • La novela es una ficción basada en hechos reales. ¿En dónde y cómo conocieron la historia original?
  • Tanto sabe usted de Álvaro Gómez Hurtado que se ‘antoja’ casi imposible entender que nunca lo hubiera conocido. ¿Cómo logró comprender su vida y obra a tal profundidad?

 

Mario Mendoza

Akelarre

De verdad quiero a la Feria Internacional del Libro de Bogotá –desde antes de que la llamaran como una mascota animada: Filbo– con la resignación con la que quiere uno las cosas que quiere aquí en Colombia, con la paciencia, mejor dicho, con la que puede uno quererse a uno mismo. Me gusta que siempre mejore. Me gusta que le guste tanto a todo el mundo. Soy consciente de que desde hace muchos años, desde hace décadas ya, ha sido organizada por hombres y por mujeres brillantes.

La muerte de su padre le hizo reflexionar sobre la familia. Dice que descubrió que la suya, como todas, era disfuncional. Y aclara que esto, lejos del imaginario colectivo, no es negativo sino que es casi un culto al caos. A sus 51 años, Víctor de Currea-Lugo afirma que esa suerte de ‘micro caos’ que vivió en su infancia le dejó muchas cosas. Que su madre le enseñó el valor del silencio y, también, a leer y a escribir. Y que de su padre aprendió a decir las cosas. A conversar, a hablar en público.

 

  • Usted ha publicado más de 10 libros de no ficción y su labor como periodista fue galardonada con un premio Ortega y Gasset, ¿por qué decidió saltar a la ficción con un tema tan periodístico como la Revolución Bolivariana?