Cura

A Timothy Ray Brown le diagnosticaron VIH en 1995. Su reacción, dice, fue como la de tantos otros en aquel entonces: entró en pánico, sintió que había sido sentenciado a muerte. Pero se equivocó: un año después lo que sintió como una sentencia fue revocado gracias a la terapia antirretroviral combinada, que empezó convencido de que debería continuarla de por vida para controlar el virus. Pero nuevamente se equivocó.