Fotografía | Shutterstock
23 de Diciembre de 2016
Por:
Mauricio Romero

La firma china Deep Knowledge, que investiga sobre avances médicos, fue la primera en nombrar a un logaritmo como presidente de su junta directiva. ¿Cómo le ha ido?

Mi jefe es un robot

Por raro que parezca, la inteligencia artificial ya llegó a tal punto que es posible que un robot dirija los destinos de una compañía, y se prevé que en el 2025 esta práctica se habrá generalizado en el mundo corporativo, según estimados recogidos por el Foro Económico Mundial.

Así las cosas, mucho de lo que era ciencia ficción en películas como 2001: Odisea en el espacio, ExMachina, Inteligencia artificial o El hombre Bicentenario ya es una realidad, aunque falta ver si la inteligencia no humana algún día se rebelará y el mundo termine como en las realidades distópicas de The Matrix o Terminator.

Por lo pronto, el robot que toma las decisiones más duras en la compañía Deep Knowledge Ventures se conoce con el nombre de Vital, y fue elegido en el cargo por su habilidad de predecir tendencias del mercado invisibles para el entendimiento humano, es decir, es un programa de software de inteligencia artificial que se anticipa a lo que va a suceder en materia de comercio con mucha mayor antelación de lo que lo harían grupos de expertos humanos.

Por ahora, aunque es el presidente, el robot es un miembro con iguales derechos en la junta directiva de la compañía, pues la cultura corporativa en Hong Kong es que todos los miembros de la mesa son directores en sus empresas, de tal forma que tienen una jerarquía idéntica.

Este robot fue desarrollado originalmente por la firma británica Aging Analytics, y el programa está especializado en el corazón del negocio de Deep Knowledge, que es tomar decisiones sobre terapias para personas con enfermedades relacionadas con el envejecimiento. La decisión de usar este programa fue enteramente de Deep Knowledge.

Vital es el acrónimo en inglés de Validating Investment Tool for Advancing Life Sciences (Herramienta de Validación de Inversiones para Ciencias Vivas Avanzadas) y se encarga de analizar diferentes bases de datos de empresas investigadoras en ese sector, que comparten su información con el fin de predecir inversiones exitosas.

Lo que el robot inteligente hace es crear complejos árboles y mapas mentales que muestran riesgos y retornos después de cruzar la información, y cuyos resultados se aplican en cada etapa de la evolución de la empresa.

¿Trabajo solo para humanos?

Así las cosas, la inteligencia del robot no está en duda. Lo que sí genera suspicacias y contradicciones es si una máquina con inteligencia artificial está capacitada para tomar decisiones desde el punto de vista ético, jurídico y con responsabilidad.

El portal WebCitation.org asegura que la presencia de Vital en la junta directiva de la empresa china es solamente cosmética, pues según las leyes de Hong Kong, los miembros de cualquier junta directiva corporativa deben ser personas naturales, una característica dentro de la cual el robot, de entrada, no clasifica.

El análisis de WebCitation también se refiere a las responsabilidades jurídicas y contractuales que adquiere un presidente de junta directiva, para quien por lo general existen pólizas de seguros que pagan ‘los platos rotos’ en caso de que el directivo tome una decisión desacertada. El problema con Vital es que por no ser una persona ninguna póliza lo ampara, pues la firma del robot no tiene validez, es decir, no puede contratar un servicio.

Además, cuestiona el portal, ¿qué pasa con las responsabilidades en caso de que el sistema se caiga o colapse? ¿Si se cae, no se rompen ciertas reglas en cuanto a la responsabilidad de rendir informes de junta directiva? ¿Puede Vital votar en un momento dado y ese voto tener validez?

Por las razones anteriores, WebCitation tan solo le da a Vital el calificativo de ‘herramienta de análisis’, pero desestima por completo el hecho de que la hayan puesto a liderar una junta directiva: “Este software no es más miembro de una junta directiva de lo que el caballo de Calígula fue senador”, concluye.

A pesar de lo que los detractores puedan decir sobre Vital, este robot ya tomó dos decisiones fundamentales y delicadas, y tienen que ver con inversiones en las firmas Pathway Pharmaceuticals e InSilico Medicine, y la idea es que a futuro Vital pueda tomar ese tipo de decisión de manera completamente autónoma, o sea, sin intervención de sus compañeros de junta.

Con todo y el potencial de los robots de ser cada vez más inteligentes en ese tipo de análisis comparativo, probablemente las máquinas jamás lleguen a tener sentimientos, como se aprecia en las películas de Hollywood, si se tiene en cuenta la forma en que el cerebro humano procesa las emociones.

Los expertos dicen que el cerebro genera emociones mediante la integración de diferentes porciones de información pero siempre teniendo en cuenta un contexto determinado y, a veces, esas porciones de información no se pueden romper en piezas más pequeñas, que es como las procesaría una máquina. De todas maneras, el debate está abierto.

 

 

*Publicado en la edición impresa de julio de 2016.