Foto Nicolás Cadena Arciniegas
4 de Febrero de 2013
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Todo alguna vez nos hemos preguntado si los cursos de inglés ‘on line’ que anuncian en los medios funcionan. Un recorrido por la amplia oferta, sus precios, beneficios y problemas, nos trae más de una respuesta.

Por Juan Carlos Bernate

El profesor Internet. ¿Se puede aprender idiomas en la red?

En internet existen cientos de ofertas, algunas sin costo, unas más serias que otras y varias que cuentan con todas las herramientas para que los alumnos consigan su meta de aprender a hablar otro idioma.

Para el alumno, claro, es muy práctico tener la opción de tomar cursos desde cualquier lugar, sin la necesidad de desplazarse y perdervarias horas en los trancones que la mayoría de las ciudades del mundo tienen. Puede compartir experiencias con alumnos de todo el planeta de una manera virtual, lo que le permite sentirse más atraído a dedicarle un par de horas de su tiempo a aprender un idioma. 

Por ejemplo, una empresa como Open English, una de las más reconocidas en el tema (es famosa su campaña de publicidad), tiene más de 6.500 personas inscritas y consiguió más de 55 millones de dólares en inversionistas estadounidenses durante el último año. 

Muchas ofertas le entregan herramientas novedosas al alumno, lo que le permite, en algunos casos, alternar sus estudios para realizarlos de manera física y virtual.

“Diferentes personas han conseguidodominar una segunda lengua tomando la decisión y aprovechando todas las actividades que este tipo de plataformas virtuales brindan a través de espacios teórico-prácticos y del uso de plataformas virtuales, en las que se accede a material especial y tutorías personalizadas”, explica Fernando Bejarano, director nacional de servicio de American System Service.

Un alumno de esta institución, Ronald Ariza Hurtado, dice que él era una de las personas que creía que la única forma de dominar el inglés era viajando a un país de habla anglosajona, pero da fe de que no es necesario, ya que depende de la propia determinación y de las herramientas que existan para el proceso de aprendizaje. 

Lo bueno y lo malo 

Germán Correa, profesor del departamento de Idiomas de la Universidad Icesi, afirma que uno de los aspectos positivos de los cursos en línea es la ubicuidad.

Y es que las personas pueden acceder a los cursos desde el lugar donde se encuentren, incluso desde un dispositivo móvil, sin importar la hora en que lo hacen ni su ubicación, lo que facilita el aprendizaje. “Si el curso está bien estructurado, en una plataforma que permita crear aulas virtuales, en las que uno está acompañado de otras personas, interactuando todos entre sí y con un acompañamiento constante del instructor, las posibilidades de aprendizaje aumentan”, afirma el docente. (Foto Shutterstock).

Sin embargo, existen otros aspectos que pueden entorpecer el proceso de aprendizaje en línea, ya que no todos tienen éxito en el momento de completar su curso de manera virtual. El alumno, al posponer sus actividades relacionadas con el curso, comienza a lapidarlo y a arar el terreno para su fracaso. La cultura latina no es lo suficientemente responsable para tomar cursos en línea, dicen muchos. Por ejemplo, una alumna de un curso gratuito, que dijo llamarse María, nos dijo que le quedó muy difícil terminar el curso y seguir con su vida normal en español sin tener con quién hablar en inglés. Todo aquello, asegura, le dificultaba la comprensión del idioma estudiado. 

Para aprender un idioma debe existir una retroalimentación, especialmente durante determinadas etapas del curso, lo que permite que el alumno no se atrase ni pierda el interés por el tema. Es por esto que los cursos sin costo no tienen tanto éxito, pues no dedican horas de sus profesorespara interactuar con los usuarios. 

Francisco Elizondo, director de Mercados Hispanos de Englishtown, una escuela de idiomas mundial, afirma que cuando le ofrecieron ingresar a trabajar en la empresa se preguntó si dichos cursos funcionaban o no. “Entonces, al ingresar visité varias aulas virtuales en donde alumnos de Italia, Japón y Brasilinteractuaban entre sí, lo que facilitaba el proceso y despertaba un interés en el idioma, pues se hablaba sobre temas culturales y de actualidad, motivando a los estudiantes a volver a clase al día siguiente”, explica. 

El éxito parece ser una mezcla de dos aspectos: la dedicación del alumno por el curso y la metodología existente. Y uno más: que existan herramientas que le permitan al usuario sentir que está compartiendo con otras personas, en tiempo real. Eso lo motivará a volver y a no atrasarse del resto del grupo.

Los interesados pueden hacer un cálculo de cuál será el valor mensual que deberánpagar, con lo que han de imaginar las horas a la semana que le dedicarán y las que requieren de un profesor. Sin embargo, los planes están a la orden del día y hay que reconocerlo: las cotizaciones son enviadas rápidamente. 

Ojo: los expertos recomiendan analizar cuidadosamente las ofertas existentes en el mercado virtual, ya que, así el costo sea bajo, los datos de la tarjeta de crédito quedarán almacenados en su sistema, lo que puede poner en riesgo el dinero del comprador. Hay que acceder a plataformas que tengan respaldo local y números de contacto, para confirmar que lo que aparece en internet sea verdad: es muy fácil que se hagan pasar por una entidad seria y al final terminen siendo un dolor de cabeza para el alumno. 

      


¿Quién es la nueva viceministra?

Mediante el Decreto 2618 de 2012, expedido el pasado 17 de diciembre, María Isabel Mejía, asumió el cargo como la nueva viceministra de Tecnologías y Sistemas de Información.

La ejecutiva afirma que tiene 130.000 millones de pesos para subirle el nivel tecnológico a las industrias del país y acelerar los procesos de formación de empresas, consolidación de las existentes e internacionalización de las mismas.
“El Viceministerio de TI se tiene que encargar de dos grandes cosas ―asegura―. La primera es hacer crecer el sector en el país para generar más empleo. La segunda es hacer que se utilicen masivamente las tecnologías de la información en el Estado para ofrecer más alternativas al ciudadano”.

Y añade: “En un año debo tener una red de 20 gerentes de tecnología en las principales entidades gubernamentales del país, con unos lineamientos de seguridad claros, interoperabilidad entre ellos y una primera versión de un market place con algunos servicios”.

Este último punto es una especie de catálogo virtual de la oferta que existe por los proveedores, imitando el existente en tiendas como iTunes y Google Play.