Una versión `chiviada´ de Office se puede comprar por 10.000 pesos, mientras que la licencia original puede costar seis veces más
4 de Julio de 2012
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En Colombia, por cada programa comprado legalmente, se adquiere uno pirata. ¿Hay soluciones?

Por Juan Carlos Bernate  

El gran negocio de la piratería

El tema de la piratería parece ser todavía un tabú en Colombia. Muchos fabricantes y algunas entidades gubernamentales no hablan sobre el tema, pero este flagelo sigue en crecimiento, al punto en que de cada dos programas instalados en computadores en Colombia, uno es ilegal. 

En Bogotá existen zonas en las que pueden conseguirse toda clase de programas informáticos, como por ejemplo la última versión de Office: se compra por 10.000 pesos, aunque su licencia original puede costar cerca de 70.000 pesos. 

Así mismo, los usuarios pueden conseguir una licencia de Adobe Creative Suite 6 Design & Web Premium en 40.000 pesos. Si fuese legal, el precio sería de más de tres millones de pesos.

El presidente de la república, Juan Manuel Santos, afirmó durante el lanzamiento del programa ‘Yo le juego limpio a Colombia’, que la piratería es un flagelo que afecta el desarrollo del país y sirve para financiar grupos ilegales en Colombia.

Los expertos en seguridad informática de Websense hacen énfasis en que por cada programa pirata que se descarga, otros más llegan al computador, infectándolo e instalando diferentes ataques que pueden recolectar datos del usuario o su información, y le permiten al delincuente controlar el equipo a distancia. 

Al respecto, el gerente comercial de software en Nexsys de Colombia, Mauricio Castillo, afirma que “la piratería de software aumenta el riesgo de que la computadora del consumidor se dañe por efectos de programas defectuosos, maliciosos o infectados con virus u otras amenazas relacionadas con seguridad o privacidad”.

Lo anterior demuestra claramente cómo el usuario se afecta instalando programas de este tipo. Una conducta alentada, en palabras del presidente Santos, por el “si todos lo hacen, ¿por qué yo no?”.

Acciones concretas

El Ministerio TIC afirma que una alternativa importante para reducir la piratería se basa en la educación: combinada con estrategias y campañas publicitarias y con el apoyo de las empresas para adquirir consciencia pública, puede contribuir a una disminución del nivel de piratería de software en Colombia. También los aspectos normativos relacionados con la producción intelectual y ley de software, pueden reducir su impacto.

      

Según la BSA, entidad experta en el tema, “la piratería de software incluye la copia, la distribución y el uso no autorizado de software protegido por el derecho de autor. Esto puede llevarse a cabo al copiar, descargar, compartir, vender, usar o instalar múltiples copias en equipos personales o laborales sin las licencias correspondientes”. 

Colombia es un ejemplo en América Latina sobre cómo reducir el número de programas ilegales. Su disminución se debe a las diferentes estrategias que, tanto el Gobierno nacional como los fabricantes, han venido realizando para acabar con este problema. 

Sin embargo, falta mucho camino por recorrer. Cálculos de la BSA estiman que, en 2011, el país tuvo pérdidas económicas por 295 millones de dólares, 23 millones de dólares más que en 2010. 

Algunos fabricantes ofrecen soluciones en la nube que abaratan considerablemente los costos en licenciamiento y permiten que el usuario pague conforme vaya utilizando el software. 

Para el director de mercadeo y operaciones de negocio de Microsoft Colombia, Juan Pablo Consuegra, la piratería en el país ha venido reduciéndose año tras año, contrario a lo que pasa a escala mundial, en donde es cada vez mayor el número de programas ilegales. “Colombia ha disminuido la penetración del software ilegal en 1,5 puntos cada año, convirtiéndose, junto con Brasil y Costa Rica, en uno de los países con menor número de programas piratas de la región, con 53 por ciento de penetración. El promedio global aumentó, quedando en 42 por ciento”, afirma Consuegra.

El camino: ¿un cambio cultural?

El profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Icesi, Juan Carlos Muñoz Fernández, define dos grupos en la piratería. El primero está compuesto por personas que intentan lucrarse realizando copias de los programas, y el segundo, es el de los usuarios que descargan el software o lo obtienen de manera ilegal.

Se podría pensar que con campañas como las realizadas por el Gobierno y los fabricantes, que buscan desarraigar la cultura de la ilegalidad, el problema estaría siendo solucionado. Pero la realidad es otra. ¿Qué es mejor para un estudiante? ¿Pagar un millón de pesos por obtener un programa con 90 por ciento de funcionalidad, o conseguirlo de manera ilegal en 40.000 pesos?

Existen varias respuestas para este tipo de preguntas, aunque el verdadero accionar del joven será producto de los valores que le han sido inculcados, además de su capacidad de entender las consecuencias que adquirir programas ilegales conllevan para la sociedad y su equipo.

Una estrategia que Microsoft viene efectuando desde hace un par de años es ubicar, en la parte superior de sus programas que no están licenciados, una franja roja para demostrar que el software es ilegal. A pocas personas les gusta ver dicha franja y quedar como unos ‘piratas’.

Claro está que la solución también se relaciona directamente con el valor de los programas. Muchos fabricantes bloquean algunas funciones al detectar que el software no es legal, haciendo que el programa se cierre de manera inesperada o funcione erráticamente. Sin embargo, todas estas acciones se pueden corregir con diferentes técnicas. 

Países como Venezuela, donde, según la BSA, el 88 por ciento del software es ilegal, tienen un problema mayor, al igual que El Salvador y Paraguay, cuyo índice es de 80 por ciento.

Infortunadamente, las campañas que buscan generar cultura difieren de la realidad, en el sentido de que la mayoría de los bogotanos sabe en dónde adquirir un programa ilegal y, en caso de no saberlo, sólo necesita caminar por un sector específico para que 17 personas o más lo aborden, con lista en mano, y le ofrezcan los programas más complejos por menos de 50.000 pesos. 


Mantenga su información en la red 

Con la aplicación llamada Evernote, los usuarios tienen un bloc de notas disponible desde cualquier lugar, con la posibilidad de compartir datos sin importar el equipo que estén utilizando.

                      

 

Según sus creadores, “la aplicación nos ayuda a recordar todo. Evernote es tu cerebro externo; cada vez que pienses, veas o experimentes algo, lo puedes subir a Evernote y lo podrás encontrar y buscar en cualquier plataforma o dispositivo que utilices”.

La funcionalidad de este programa permite tomar apuntes, fotografías, imágenes y sonidos para luego visualizarlos desde un computador. Así mismo, el programa se integra con el Outlook, agilizando los procesos y siendo una interesante aplicación que permite aprovechar al máximo la movilidad.

Colombia ya tiene su propio ultrabook

Tras una inversión de más de 500.000 dólares, la compañía colombiana PC Smart presentó su ultrabook. Este tipo de computadores es producto de la imaginación de los ingenieros de Intel que, con grandes inversiones en todo el mundo y un fondo de 300 millones de dólares, han definido una nueva línea de portátiles.

Para crear un equipo como este en Colombia se necesita mucha innovación, característica que destaca el gerente de PC Smart, Carlos Barahona (a lo que hay que sumar los casi 500.000 dólares que la empresa invirtió en el desarrollo de la pieza).

La idea, el diseño y el ensamble de las máquinas son realizados por mano de obra colombiana, probando que la compañía se ubica a la par de los más grandes fabricantes del mundo, quienes le apuestan a este tipo de dispositivos.
Los equipos ya están disponibles en las grandes superficies del país, con procesadores Intel i3 e i5, por 1’499.000 y 1’899.000 pesos, respectivamente. 

La evangelización de este tipo de computadores portátiles es una de las metas que Intel tiene en el mundo y, afortunadamente, llegó a la mente de Carlos Barahona, gerente y fundador de la compañía nacional, que cuenta con nueve años de presencia en el mercado.

Los ultrabook de PC Smart encienden su sistema en trece segundos, tienen una pantalla de catorce pulgadas, cámara en alta definición y su batería dura más de seis horas. Los equipos tienen un peso de 1,3 kilogramos y vienen con el sistema operativo de Microsoft, Windows 7.

Según Intel, los ultrabooks serán utilizados por 40 por ciento de los usuarios del mundo para finales de 2013, gracias a su peso ultraliviano, su rendimiento y el costo que, de acuerdo con la compañía, seguirá bajando conforme se continúe masificando su uso.

Es de aplaudir el caso de PC Smart: trajeron los primeros net books al país y las primeras tabletas, dando un ejemplo para los fabricantes y emprendedores colombianos, ya que Barahona comenzó su compañía con pocos recursos pero mucho interés e innovación. 

Hoy en día, la empresa es un ejemplo y cuenta con algunas de las más calificadas certificaciones a nivel mundial. Carlos Barahona anunció nuevos productos innovadores relacionados con la movilidad. Liderazgo al estilo colombiano.