Fotografía | Gustavo Martínez
13 de Febrero de 2019
Por:
Ana Catalina Baldrich

Este mes, más de 100 ciclistas se disputarán el trono del Tour Colombia 2.1 en las carreteras antioqueñas. El presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, Jorge Ovidio González, habla del presente y el futuro del que, según él, es el deporte ‘bandera’ del país.

“Este será el evento por el que el país se verá más grande ante el mundo”

El día que aceptó la invitación del técnico Raúl Mesa para subirse en una moto y acompañar, junto a él, a los ciclistas que competían en una carrera entre Medellín y Yarumal, Jorge Ovidio González supo a qué se dedicaría el resto de su vida. “Quiero ser alguien en el ciclismo”, pensó.

 

A sus 25 años ya había sido un exitoso ayudante en un depósito de materiales de construcción. Tan buena resultó su labor que su ‘jefe’, quien además era su padre, no dudo en colaborarle con los tres pesos que necesitaba para comprar su primera bicicleta. Ya se había destacado como un verdadero ‘hombre’ de negocios: vendió periódicos entre el centro de Medellín y el barrio Manrique, y había intentado enrolarse en la vida militar. Alcanzó el grado de suboficial en la escuela de cadetes José María Córdova, pero dejó de lado la aspiración por considerar que los métodos del Ejército de entonces, cuando él tenía 19 años, no eran los adecuados.

 

Sin embargo, el destino le tenía preparado otro plan de vida, y toda esa experiencia no fue sino la preparación para lo que sería la verdadera vocación de este joven, nacido en una familia humilde en la que se trabajaba para sacar adelante a 11 hijos, en el municipio antioqueño de Santa Bárbara, a finales de la década de los cuarenta.

 

“Los primeros pinos empiezan en la Liga de Ciclismo de Antioquia, a donde fui a aprender del mundo de ciclismo –recuerda González–. Allí me recibieron y me metieron en la comisión técnica. Tenía ganas de sobresalir en una familia de tantos hijos, quería hacer algo que tuviera significado para toda la familia, quería ser directivo, quería un papel de mayor responsabilidad en el ciclismo”.

 

Y lo consiguió. En el año 2000 se convirtió en vicepresidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, y luego en presidente, cargo que, a sus casi 70 años, ocupa por segunda vez. “El Ejército me enseñó disciplina, don de mando, rectitud, transparencia y a querer al país. Creo que no pude tener mejor universidad –afirma–. No saqué una carrera profesional: hice unos grados de administración, de administración del deporte, aprendí contabilidad y todo eso mezclado me sirvió en el deporte para distinguirme en aspectos administrativos y para tener la decisión de transformar este ciclismo. Con un grupo de dirigentes he logrado hacer una gran cosa por este país, y eso es lo que me motiva”.

 

En 2017, cuando regresó a la presidencia de la Federación, se desató un debate porque Nairo Quintana criticó el trabajo de la dirigencia del ciclismo. ¿Qué hace la Federación por los ciclistas?

La Federación no puede asumir las funciones ni del Estado ni de los padres de familia. Cuando un niño nace, los primeros que le tienen que dar el balón y la primera bicicleta son la mamá y el papá. Esa es una función que arranca de parte de los padres, ellos son los primeros patrocinadores de cualquier deportista que surja, en cualquier disciplina. Lo que tiene que hacer la Federación es hacer los eventos, porque si no nadie los va a hacer. O te dedicas a conseguir plata para dársela a los ciclistas, o te dedicas a conseguir plata para hacerles los eventos y así mostrarlos. Yo no sacaría nada con darle a Nairo Quintana 10 pesos, porque con eso se compra la gaseosa, pero si él no hubiera tenido la Vuelta al Futuro, la Vuelta al Porvenir, la Vuelta a la Juventud, la Vuelta a Colombia y una selección, no hubiera surgido como ciclista. Eso es lo que hace la Federación; eso es lo que ha servido y lo que es ejemplo en el mundo. Este proceso es admirado porque da resultados, porque sacamos a toda esta ‘camada’ de ciclistas, y siguen saliendo. Fuera de eso, los metemos en las selecciones que son muy poderosas; ganan en todas partes del mundo, y ahí es donde más los visibilizamos. En esas selecciones es donde verdaderamente han arrancado los patrocinios de los grandes corredores de este país. Le pongo de ejemplo: cuando los jóvenes salen a la categoría sub-23, de 18 y 19 años, y los llevamos como selección al Tour de l’Avenir. Ahí le hicieron el contrato a Nairo Quintana, a Miguen Ángel López, a Gaviria: es demostrable. Si no los hubiéramos llevado a esas carreras no los habrían visto los grandes equipos de Europa.

 

¿Son suficientes los recursos con los que cuentan para apoyar a los nuevos talentos?

Nunca es suficiente el dinero. Los últimos gobiernos nos han ayudado generosamente, este último se está luciendo, al menos con el ciclismo, pero nunca es suficiente porque las necesidades son inmensas. Los jóvenes que vienen atrás pidiendo camino para meterse al ciclismo, y hacer de él su proyecto de vida, son cientos, miles, porque hay unos referentes muy grandes y los niños quieren ser Nairo, Rigoberto Urán, Fernando Gaviria, Egan Bernal. A más referentes, más serán los niños que querrán ser ciclistas. Hoy se hace una Vuelta al Futuro, se enfilan 300; una al Porvenir, 350; una de la Juventud, 300… si se suman, van casi mil en solo tres carreras. No podemos tener más cupos, habría que hacer más eventos para que quepan todos. Ahora, con este tema del Tour Colombia los presupuestos se fueron muy arriba, son unos 12.000 millones de pesos para todo el año.

 

¿Qué falta para tener un equipo colombiano capaz de competir con los grandes?

Hoy los ciclistas no se ganan toda la plata que se quisieran ganar, pero los que logran llegar a capos de equipo, los segundos o terceros, ganan buen dinero. Aunque, como dirigente, digo que el ciclismo en el mundo gana muy poco en comparación con los otros deportes, siendo este el más sacrificado, el más duro, el más rudo y el que, inclusive, da una imagen impresionante ante el mundo. Pero es el peor pagado de todos. Y aun así, este país no tendría nunca con qué pagarlos. La cifra para tener un equipo de todos los colombianos o que compita en Europa, como un Movistar o un Sky, es de entre 14 y 18 millones de euros. Multiplique eso al año, son muchos millones, este país todavía no está en capacidad de hacerlo, y se demorará en hacerlo. Sí se puede tener un equipo con una asociación entre Estado y empresa privada, un equipo mediano hacia arriba para disputar carreras y para que todas estas juventudes que están saliendo tengan un nicho para hacerse ver en Europa.

 

¿Cuál es su pronóstico para el ciclismo colombiano este año?

Creo que el ciclismo colombiano se ha ganado todo, tiene campeones en todas las modalidades. Pero el ciclismo de ruta, como siempre, va a hacer una gran presentación: en el Tour de Francia, vuelve Nairo a ser el gran favorito con Chris Froome. Yo apuesto por Nairo porque sigue teniendo un talento excepcional como ciclista. A Egan Bernal lo vamos a ver en el Giro de Italia. Gaviria será el hombre que más etapas ganará en la historia del ciclismo mundial y ‘Rigo’, que estará en lo suyo, siendo un hombre metódico, seguramente estará en el marcador, porque es el más inteligente de todos para correr, el que raciona su estado físico más que cualquier otro ciclista que yo haya conocido.

 

¿Por qué es importante el Tour Colombia 2.1?

La 2.1 es la tercera categoría más importante de la UCI en carreras de ruta. Las categorías se adquieren para coger puntos, para estar en un ranking y ese ranking, de acuerdo con los puntos que se obtengan, le da derecho al país del que sea el ciclista ganador a tener más corredores en un mundial, y después más corredores en los Olímpicos. Además, cuando se organiza una carrera 2.1, solo se puede invitar a equipos World Tour o Pro Tour, que son los que corren las carreras más importantes del mundo, como el Tour de Francia, el Giro de Italia y la Vuelta a España; Procontinentales y Continentales –que son equipos organizados estructuralmente, que tienen una economía fija y contratos fijos para sus corredores, sus carros, sus mecánicos y entrenadores–, y a selecciones nacionales. La diferencia con otras carreras, como la Vuelta a Colombia, que es 2.2, está en la puntuación y en la calidad de equipos que se puede invitar. Por ejemplo, en una Vuelta a Colombia no pueden participar ni Movistar ni el Sky.

 

¿Por qué solo recorre el departamento de Antioquia?

Esta carrera no puede tener más de siete etapas, y en seis días no se recorre todo el país. Entonces, en la primera edición, que se llamó Colombia Oro y Paz –por la coyuntura el proceso de paz– se recorrió Cauca, Valle del Cauca y el Eje Cafetero. Este año recorre Antioquia, en 2020 recorrerá Bogotá, Cundinamarca y Boyacá, y en 2021 toda la Costa Atlántica. Por eso se denomina Tour Colombia.

 

¿Cómo sueña que sea esta carrera en 100 años?

Hace un año estaba que me ‘herniaba’ para tener 24 equipos. Gracias a Colombia Oro y Paz, hoy hay más de 45 países queriendo venir a correr la carrera y varios equipos queriendo venir al país para su preparación. Aquí hay altura, buen clima, es el mejor entrenamiento del mundo. Solo hay que preguntárselo al Sky, que ya no quiere salir de Rionegro, en donde hace su pretemporada, o al Astana, que llegó 10 días antes de la carrera para entrenarse en Boyacá. El tour vende de verdad el país. El presidente Iván Duque compró la idea por cuatro años, como parte de la economía naranja. Yo saldré de la Federación y el ciclismo tendrá nueva dirigencia, pero tengo la esperanza de que este será el evento por el cual vivirá esta Federación y por el que el país se volverá más grande ante el mundo con nuestros ciclistas.

 

¿Se anima a apostarle a un ganador?

Para mí lo ideal es que gane un colombiano de los que están en Europa: Nairo, ‘Rigo’, Gaviria, Egan, Henao, porque no quiero que Froome nos gane aquí (risas).

 

*Lea la entrevista completa en nuestra edición impresa de febrero.