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13 de Octubre de 2016
Por:
Jacobo Celnik

Hace un año Jacobo Celnik escribió para nosotros un artículo que relata por qué las nuevas figuras del rock no han podido con los legendarios músicos de los sesenta y setenta. Ahora, el Nobel de Literatura de Dylan lo reafirma.

Las leyendas del rock, más vivas que nunca

Esperamos que sean inmortales. Que nunca dejen de producir nuevos discos y tocar en vivo. Son los viejos dioses del rock que hoy están más vigentes que nunca. Las redes sociales dan cuenta de ello y las estadísticas en Spotify, respecto del número de reproducciones de su música, son interesantes y contundentes. Basta con ver la cantidad de mensajes y likes que se generaron en Facebook y Twitter cuando el portal de Pink Floyd informó sobre un nuevo álbum para finales de 2014. La noticia recibió más de 218 mil “me gusta” y fue compartida 118 mil veces. Fue tendencia mundial. En Colombia se importaron 10 mil unidades del disco, un dato que no es menor cuando cada vez hay menos tiendas de discos.   

 

Este año, varias leyendas del rock han regresado con nuevas producciones musicales. El paso del tiempo, la edad, las tendencias que están de moda entre los consumidores de música y algunos achaques de salud, no ha sido impedimento para que Leonard Cohen (81 años), Ringo Starr (75), Bob Dylan (74), Keith Richards (71), Van Morrison (70), David Gilmour (69) y Mark Knopfler (66), sorprendan a sus seguidores con interesantes producciones discográficas que los mantienen vigentes, activos y con la posibilidad de tocar en vivo. Cada vez que se anuncia un nuevo álbum de una leyenda, parece que leen las necesidades de sus seguidores, que se rehúsan a vivir en un mundo sin sus canciones.

 

Trío de poetas

Leonard Cohen, Bob Dylan y Van Morrison lanzaron nuevos álbumes este año. Los tres son poetas que experimentan con el lenguaje y beben de la tradición musical de sus países, como el folk y la música celta, para engrandecer sus trabajos. Leonard Cohen lanzó a principios de 2015 el álbum Can’t Forget: A Souvenir of the Grand Tour, trabajo que incluye dos nuevas canciones: “Never Gave Nobody Trouble” y “Got a Little Secret”, además de algunos clásicos como “Light as the Breeze”, “I Can’t Forget” y “Night Comes On”, canciones que por primera vez se pueden apreciar en vivo. A los pocos días fue Bob Dylan el que sorprendió con un disco de covers de canciones estadounidenses de los años cuarenta, la mayoría dadas a conocer por Frank Sinatra, como “Fool Moon and Empty Hearts”. La crítica fue unánime en afirmar que la voz de Dylan está en su mejor momento. A finales de marzo Van Morrison, músico norirlandés, presentó un nuevo disco de dúos donde revivió algunos clásicos de su repertorio, incluidos “Wild Honey” y “Streets of Arklow”, con varios invitados como Natalie Cole, Joss Stone y Steve Winwood. Uno de los mejores trabajos que ha lanzando el músico en los últimos años, además editado en compact disc en edición colombiana. Tanto Cohen como Morrison habilitaron sus álbumes en Spotify y generaron miles de reproducciones, incluso entre audiencias jóvenes. A Dylan esto no le interesó, pues su disco salió como adelanto de la reconocida revista Folk Magazine y aún no se encuentra en versión digital.

 

Beatles vs. Stones

La rivalidad no está relacionada con el talento sino con la frecuencia y casi coordinación que se lanzan productos asociados con ambas bandas. Este año pegó primero Ringo Starr con Postcards From Paradise, disco que el exbeatle presentó en vivo en Bogotá con un alto grado de nostalgia. El tema que da nombre al álbum es un juego de palabras con referencias a canciones de Los Beatles. “I’ve searched here, there and everywhere. Until I saw you standing there. I’m the greatest fan of you. And love is all I’ve gotta do. It’s all too much, my little child. If you would be my honey pie”. Imposible no asociar el sonido del disco a los cuatro fabulosos de Liverpool. En septiembre fue Keith Richards, guitarrista de los Stones, quien presentó su tercer trabajo en solitario, el primero en casi un cuarto de siglo, un disco que tomó siete años en ser terminado. Los primeros bosquejos aparecieron en 2008, justo después de que Richards terminara de escribir Vida, su biografía, y tras el final del Bigger Bang Tour junto a los Rolling Stones. Las canciones que conforman Crosseyed Heart transitan entre el country, el blues, el Memphis Soul, el reggae y el rock. Un gran disco, sin duda, que además vino acompañado del documental Under the Influence.

 

Dos genios de la guitarra

Tracker es el octavo álbum en estudio del guitarrista británico Mark Knopfler, un número importante desde que inició su carrera en solitario en 1996, pues ya sobrepasó en dos lo hecho con Dire Straits, la banda que le dio la gloria. Al creador de “Money for Nothing” se le ha criticado no salir de su zona de confort, por la cual ha transitado desde el trabajo The Ragpicker’s Dream (2002). Pero Knopfler apela a los sonidos que han dado forma a su voz y marca: el bluegrass, el folk y la música celta. En Tracker estos sonidos no fueron la excepción, aunque también hay un alto grado de nostalgia rock en el tema “Beryl”, una especie de prima hermana de “Sultans of Swing”, el corte con más apego a Dire Straits desde el inicio de su carrera en solitario. El otro maestro de la guitarra que lanzó nuevo disco es David Gilmour. El hombre de Pink Floyd presentó a mediados de septiembre Rattle That Lock, su tercer trabajo en solitario, el más sólido, sin duda, en su intermitente carrera como solista. Un disco lleno de sincretismo y nostalgia floydiana. Por momentos evoca pasajes sonoros muy presentes en The Division Bell (1994). Temas como “Beauty”, “Faces of Stone” y “A Boat Lies Waiting”, canción en la que hacen coros David Crosby y Graham Nash, es una de las joyas del disco, un clásico de 2015. David Gilmour ha dejado para sus seguidores lo más cercano a un nuevo disco de Pink Floyd, tal vez el álbum del año.

 

No envejecen… ¿o sí?

¿Por qué los clásicos están de moda? Una primera respuesta tiene que ver con una notable inconformidad de los seguidores del rock, sin importar la edad o género. No se vislumbran en el horizonte nuevas propuestas atractivas. Sin duda, los músicos de los sesenta y setenta eran más talentosos. Salvo artistas “contemporáneos” como Dave Grohl o Jack White, no existe hoy una figura que haga olvidar a Jimmy Page o Eric Clapton. En ese sentido hay que decir que la tecnología, si bien ha beneficiado a la hora de grabar, ha afectado a la hora de componer. “Hoy todo suena igual, estandarizado y computarizado. Hay una fórmula que los artistas jóvenes copian para tener éxito, o clicks rápidamente. No veo una banda que arriesgue o proponga algo diferente”, dice el columnista norteamericano Bob Lefsetz.

 

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Otro aspecto que mantiene a los clásicos vigentes es la influencia del cine y los comerciales de televisión. Constantemente se usan referentes del rock clásico para estos productos. No es un secreto que quienes controlan en la actualidad estos medios crecieron oyendo a Santana, los Stones y Los Beatles. La película El clan, de Pablo Trapero (2015), usa como tema principal la canción “Sunny Afternoon”, de The Kinks, un tema de 1966. En cuanto a los artistas, hay que decir que la crisis de la industria del disco, acentuada con la consolidación de iTunes a mediados de 2006, supuso nuevas lógicas, pues las disqueras fueron más cautelosas a la hora de apostar por músicos de la vieja guardia. Con este panorama, varios músicos legendarios se lo pensaron dos veces antes de lanzar un nuevo trabajo al mercado. Basta con analizar cuánto tiempo tardó David Gilmour o David Bowie en sacar nueva música. Nueve y once años, respectivamente. Pero el panorama para la industria del disco, de la mano del auge en el consumo de vinilos, mejoró. El valor agregado que las generaciones jóvenes le están dando al formato físico por su calidad de sonido ha legitimado y potenciado el comercio de vinilos. “El público que compra vinilos está en el rango de los 18 a 25 años”, dice Camilo de Mendoza, dueño de una tienda de discos en Bogotá. Sesenta gigas de música en un disco duro pueden desaparecer súbitamente, sin dejar rastro. Un disco compacto, o un vinilo, cumple con la romántica función de conservar la memoria. Esto ha legitimado que varios artistas se animen a grabar y presentar sus álbumes en diversos formatos. Por lo pronto nos queda esperar, pacientemente, el nuevo álbum de los Stones, anunciado para el primer semestre de 2016. Un clásico que dará de qué hablar. 

 

*Publicado en la edición impresa de noviembre de 2015