Foto SEMANA/LIBROS
29 de Diciembre de 2017
Por:
Redacción Credencial

El prestigioso historiador publicó el libro Las grandes noticias colombianas, una compilación del devenir nacional desde la prehistoria hasta nuestros días, escrito en estilo periodístico.

TAGS: Libros

“La última noticia importante es el descubrimiento de la goma de mascar”: Enrique Santos Molano

 

Hay una famosa conversación entre Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato en la que responden a la pregunta de cuál fue la última noticia importante. Ambos coinciden en que fue el descubrimiento de América. ¿Usted qué opina?

Respeto profundamente la opinión de Borges y de Sábato, pero para mí la última noticia importante es el descubrimiento de la goma de mascar.

 

Y ya que estamos en esas, ¿cuál ha sido la gran noticia de la Historia de Colombia?

En el libro hay doscientas y pico. El lector puede escoger la que más le guste. Ahora, si hablamos de una gran noticia de Colombia para el mundo, me temo que esa gran noticia todavía no se ha producido.

 

¿Eran tan iracundos los chibchas como los ‘pintan’ los españoles, o los describieron así para justificar la intervención?

La nación Chibcha, o Mwiska, era de gentes pacíficas y amables. Si hubieran sido tan iracundos como los describen los cronistas… hoy hablaríamos chibcha y no español.

 

Sus noticias sobre la Conquista nos hablan de Sagipa y Aquiminzaque, pero deben ser más bien pocos los que los recuerdan. ¿Quiénes eran?

Fueron el último zipa (Sagipa, cacique soberano de Bacatá) y el último zaque (Aquimizaque, cacique soberano de Hunza), ambos torturados y asesinados con todas las formalidades legales, y con amplias garantías, por el jurista conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada.

 

Según sus indagaciones, ¿qué tan buen tipo era Gonzalo Jiménez de Quesada como para merecer el nombre de una avenida y de un centro de convenciones en Bogotá?

Era, desde un enfoque humanista, el “menos peor” de los conquistadores. Le dio una organización jurídica al Nuevo Reino de Granada y podemos considerarlo el padre del leguleyismo colombiano. No merece que una avenida nuestra lleve su nombre, ni mucho menos que su retrato suplante en la Alcaldía los de nuestros libertadores Simón Bolívar y Antonio Nariño; pero está bien que un centro de convenciones lleve su nombre.

 

¿Por qué Tunja, llamada a ser la verdadera capital de la Nueva Granada, terminó tan menospreciada por la Historia?

Por la falta de agua.

 

A Bogotá le llegó su primera peste de tifo en 1633. ¿Por qué se le llamó la peste de Santos Gil?

Porque el Escribano del Número (o notario) Santos Gil fue señalado de haber contaminado las pilas públicas con el germen del tabardillo (tifo), y de haber aprovechado su condición de notario para hacer que muchos de los agonizantes le escrituraran sus propiedades. En consecuencia, se bautizó la peste con su nombre, para perpetuar su infamia.

 

¿Y ese Santos no tendrá que ver con los Santos que todos conocemos? ¡Ah, cierto que usted también es Santos!

No, porque el Santos no era su apellido sino su nombre. Como decir Pedro Gil o Alfonso Gil o Fernando Gil, verbigracia.

 

¿Qué tanto de cierto y qué tanto de mito hay en el asedio a Cartagena por el comandante Vernon?

 No hay ningún mito. Esa fue la batalla anfibia más colosal de la Historia hasta la del desembarco en Normandía.

 

¿Qué tan teso fue, en realidad, Blas de Lezo?

‘Tesísimo’. Sin él, Vernon se hubiera tomado a Cartagena.

 

¿Y qué tan boba fue la Patria Boba?

Bobísima. Una réplica criolla de Bizancio. Por eso le resultó a Morillo tan fácil adelantar su campaña de reconquista, bautizada con el cariñoso nombre de “Expedición Pacificadora”.

 

¿Usted ya resolvió el asunto de qué le habría convenido más a la patria: centralismo o federalismo?

Todo depende del momento histórico, económico, social y geopolítico. Después de la Independencia, o mejor, a partir de la fundación de Colombia en 1821, lo más conveniente era el federalismo, como lo anotó entonces Antonio Nariño, porque el tamaño de la nación (Nueva Granada, Venezuela y Ecuador) hacía inviable un gobierno centralista. La certera visión de Nariño quedó confirmada cuando en menos de diez años la República centralista de Colombia se desbarató. Al quedar la Nueva Granada, que es el actual territorio de Colombia (mutilado varias veces por algunos de sus vecinos y otros no tan vecinos), y cambiar el panorama geopolítico, lo conveniente era un gobierno centralista, que podía manejar desde el centro toda la República, con respeto por la autonomía regional y municipal; pero las ambiciones de poder de los unos y de los otros crearon las dos opciones, la centralista y la federalista, que se disputaron el poder en sangrientas guerras durante todo el siglo XIX, hasta que en 1886 Núñez impuso el centralismo tomando como base económica la regulación, el control de cambios y la protección a la industria nacional. Esa forma de gobierno, como usted sabe, duró cien años, hasta 1991. Ahora tenemos un híbrido que no es ni centralista ni federalista, y que ha dado lugar a una tremenda ‘corruptocracia’. Creo que en las circunstancias actuales del país no son útiles ni el centralismo, ni el federalismo, y que es preciso inventar un sistema que ponga a interactuar a las regiones de modo que la creación de riqueza las beneficie a todas por igual.

 

Después de Bolívar, ¿quién fue el gran personaje de la Independencia?

La Independencia tiene cuatro grandes libertadores que son, en su orden cronológico, José Antonio Galán, Francisco de Miranda, Antonio Nariño y Simón Bolívar.

 

Y ya como republicanos, ¿cree que nos habría ido mejor en el radicalismo o defiende la Constitución del 86?

El radicalismo estaba llevando el país a la disolución. La Constitución del 86 evitó que se repitiera la tragedia de la primera Colombia (llamada La Gran Colombia); pero como lo advirtió Núñez en sus últimos días, “la corrupción arruinará toda la obra de la Regeneración”. Parece dicho de esta mañana, ¿no?

 

¿Coincide en que el asesinato a Jorge Eliécer Gaitán marcó el aciago derrotero del país hacia la Violencia?

No, el derrotero del país hacia la violencia lo marcó la Guerra Fría. Fuimos y todavía somos víctimas de esa guerra, como el resto del mundo. Gaitán fue la primera víctima célebre, porque ya en los dos años anteriores al 9 de abril habían sido asesinados miles de liberales en lo que se denominó la “Guerra Santa”, uno de los engendros de la Guerra Fría.

 

Ahora que se conmemora el aniversario de la muerte de Camilo Torres: ¿qué lugar le corresponde en la Historia?

Aún es temprano para definir eso. Por ahora Camilo es un ícono al que veneran miles de seguidores.

 

¿Por qué cree que la lucha guerrillera, desde el punto de vista ideológico, nunca prosperó?

Por obsoleta y falta de visión. No se dieron cuenta de que la revolución cubana era un hecho único e irrepetible, y se metieron al monte en donde quedaron atrapados. Les pasó lo mismo que a Camilo.

 

¿Cuál cree que es el personaje colombiano más importante de los últimos cincuenta años, y por qué?

Alfonso López Michelsen. Sin duda, es una las más completas personalidades, si no la más, de la historia reciente del país. Impulsó reformas trascendentales que cambiaron para bien en muchos aspectos la vida y la historia nacional. Por supuesto, cometió errores, como todo el mundo; pero no hay que perder el bosque por estar mirando los árboles.

 

¿Y con qué presidente se queda? Me refiero al presidente que podría resultar un ejemplo para los demás.

Con Marco Fidel Suárez.

 

¿Qué noticias de nuestra Historia cree que los colombianos deberíamos saber pero hemos ignorado?

Pues no deberíamos ignorar ninguna, ya que la Historia es parte inalienable de nuestro patrimonio, y cada ciudadano es parte de la Historia.

 

 

*Publicado en la edición impresa de marzo de 2017.