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30 de Octubre de 2017
Por:
Redacción Credencial

El escritor y director mexicano publicó El salvaje, una novela de violencia, venganza, perdón y amistad alrededor de un joven que ha tenido que enfrentar la muerte desde el propio útero.

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"La literatura es, de alguna manera, una lucha contra la muerte": Guillermo Arriaga

Estuvo ausente de la vida pública durante los últimos cinco años, ¿cuánto tiempo dedicó a la elaboración de El salvaje?

Los últimos siete años. Cinco años y medio escribiéndolo, y ya llevo año y medio en el proceso de editarlo, ‘recorregirlo’ y promoverlo.

 

¿Por qué le tomó tanto tiempo de preparación?

La literatura es, de alguna manera, una lucha contra la muerte. Los libros son la manifestación de la permanencia de la vida. Más me vale trabajar un libro una y otra vez, para que quede lo mejor posible.

 

 

La novela comienza por el final y se intercala con mitos, con pensamientos desordenados del protagonista y con la historia paralela de un cazador llamado Amaruq. ¿Cómo organizó todo para poner el punto final?

Todo fue hecho sobre la marcha. No sabía de qué trataba la historia más allá de la página ocho. Todo el resto fue escrito de manera improvisada. Con decirte que no sabía ni que iba a aparecer Amaruq en la novela. De pronto se coló sin avisar.

 

La muerte es un elemento esencial de esta novela, tal y como lo ha sido en todas sus novelas y películas, ¿por qué?

Creo que el elemento esencial de mis novelas y películas es la potencia de la vida por encima de la muerte. En El salvaje en particular, la vida termina por imponerse gracias al peso del amor y de la amistad.

 

Un escenario recurrente de sus obras es el barrio. Usted creció en lo que se conoce en su país como barrio bravo. ¿Qué tanto de lo que plasma en sus obras tuvo que vivir en su adolescencia?

Tuve la enorme fortuna de crecer en la colonia Unidad Modelo. Hay una sabiduría que solo puede aprehenderse en las calles, en las peleas, en los partidos de fútbol callejeros, en las idas al cine del barrio, en las rivalidades territoriales, en saber cruzar avenidas desde niño, en aprender a manejarse en transporte público, a leer el peligro rápidamente, a saber actuar en caso de conflicto, a entender las intrincadas jerarquías ganadas a base de puños o de labia, a respetar y querer a los amigos. Le debo mucho a la calle. Demasiado.

 

El hermano del protagonista de su historia muere a manos de un grupo ultrarreligioso. ¿Cree que los ataques en nombre de la religión también se presentan en escalas que no alcanzan los titulares de prensa?

El fundamentalismo, la intolerancia, la falta de diálogo, aunadas a la corrupción, la impunidad y la carencia de oportunidades, son los grandes males de la humanidad. Creo que usar la religión como escudo o pretexto para el asesinato, la discriminación, la intolerancia, es un error grave que todo creyente debe evitar. Dios debe ser punto de encuentro, no de distancia ni descalificación, mucho menos de muerte y desolación.

 

Usted ha sido criticado por ser cazador. Sin embargo, en sus obras exalta los valores de la relación de los humanos con los animales. ¿Se puede ser cazador y respetar a los animales?

El respeto a los animales, que emana en esta novela, proviene de mi experiencia como cazador. Estamos acostumbrados a relacionarnos con los animales en la ternurita y la domesticación. El cazador entiende que esa relación es más profunda, más orgánica y respeta la naturaleza innata de los animales. El cazador entiende también que está habitado de naturaleza, por más que la sociedad contemporánea nos la quiera arrebatar, y el único sentido de pertenencia real a la naturaleza conlleva el sentido de la contradicción y la paradoja, de la vida y la muerte. Para un cazador es importante respetar la “animalidad”, no quitarle su “perredad” a los perros o su “gatedad” a los gatos. Respetarlos como seres independientes de nosotros mismos y no como extensión de nuestras necesidades emocionales.

 

Su novela gira en torno a la venganza. ¿Es esta la justicia de los pobres?

Tal y como lo menciona el padre del protagonista, mi calidad humana no puede depender de la calidad humana de los demás. La venganza solo conduce a una espiral de violencia. La novela intenta explorar otras vías que van más allá de la venganza y la justicia, entre las que se incluye el perdón, el seguir adelante y el de construir una vida a pesar de las ofensas.

 

¿Por qué bautizó a uno de los personajes de la historia como el escritor mexicano Sergio Avilés?

Sergio Avilés es como mi hermano, y quise hacerle un homenaje en esta novela. Lo quiero y lo admiro y hablo con él prácticamente a diario. Otros personajes llevan también nombres de mis amigos o incluso de mi familia: Adrián Zurita, Pato, Diego Pernía, Eduardo Martínez Solares, Simón Bross, son amigos muy queridos. Alan Sean Page es mi sobrino y Carlos se llaman mi padre y mi hermano. Así honro el enorme amor y cariño que les tengo a todos.

 

Sus películas han tenido un éxito rotundo. ¿Por qué dice que el término guionista es peyorativo?

Porque la palabra guion significa guía. Nadie habla de una “guía de teatro”. Pareciera que el trabajo del escritor es solo una actividad menor y que no es una obra en sí misma. Me gusta más el término en inglés: screenplay. Una obra para la pantalla.

 

Los detalles y las descripciones minuciosas facilitarían que El salvaje se convirtiera en película. ¿Será así?

No lo creo. Lo más interesante pasa en el interior de los personajes, no fuera. Pero productores generosos le han visto posibilidades y ya me han hecho un par de ofertas. 

 

 

*Publicado en la edición impresa de octubre de 2017.