Woody Allen tocando con su orquesta en e lVienne Jazz Festival 2003/ Flickr
Woody Allen tocando con su orquesta en e lVienne Jazz Festival 2003/ Flickr
9 de Diciembre de 2015
Por:
Redacción Credencial

Woody Allen acaba de llegar a los ochenta años y no parece dispuesto a retirarse. Cada año, una película suya nos recuerda la fragilidad emocional de los seres humanos y la única resignación que nos redime: el humor. Varios personajes nos respondieron qué les ha dejado el genio neoyorquino a lo largo de todo este tiempo. ¿Y qué le ha dejado a usted? #¿QuéAprendióDeWoodyAllen?

¿Qué nos ha enseñado Woody Allen en ocho décadas y 45 películas?

“Woody Allen me enseñó a no verme borroso, a llevar con gracia las barbas postizas y las gafas de miope, a desconcertar psicoanalistas y a desesperar mujeres lindas. Me mostró que el despiste, bien administrado, puede ser una virtud. La lección más importante, para todos, creo, fue la de no tomarnos muy en serio. No me enseñó a producir una historia al año (a trabajar, trabajar y trabajar), pero a diferencia del otro bajito, lo sigue intentando”Antonio Ungar, escritor

“Me ha hecho sentir menos sólo en la neurosis y me ha dejado los momentos más sublimes como lector de textos de humor: las sonrisas que me dejan sus películas y sus cuentos es una sonrisa diferente a cualquier otra; es una sonrisa casi existencial, cargada de pesimismo o de resignación”: Daniel Samper Ospina, columnista de Semana

“A mí me deja la sospecha de que es mucho mejor vivir en la ficción que en la realidad, y, por ahora, 45 películas extraordinarias”: Ricardo Silva Romero, escritor

“Con Woody Allen aprendí el enorme valor del humor que no es obvio, y las virtudes terapéuticas excepcionales de burlarse de uno mismo”:  Mauricio Vargas, novelista, columnista de El Tiempo

“La certeza de que reírse de uno mismo es una de las terapias más poderosas que existen”. Fernando Quiroz, periodista, escritor

“Recuerdo la frase del crítico musical de The Ney York Times sobre Leonard Bernstein: ‘el genio que se convirtió en talento’. A Woody Allen le pasó algo parecido”. Darío Vargas, director y productor de televisión

“Desde tiempos muy lejanos me ha dejado una gran lección. Que la diversión puede ser inteligente y lo inteligente (o erudito, o pedante) puede ser divertido. Y que entre más rápido aprenda uno a burlarse de uno mismo, tanto mejor”. Eduardo Arias Villa, periodista,  humorista

“La dicha y la perplejidad y la esperanza siempre de un nuevo año para ver otra película suya”: Juan Esteban Constaín, escritor

"El amor al cine se lo debo a Woody Allen. Fue el primero que, literalmente –con Annie Hall y Manhattan–, me dejó con la boca abierta, sumido en un butaco del Metro Riviera en Chapinero, enamorado de eso que llaman el séptimo arte. Y porque fue el primero que me enseñó que todo este viaje no puede ser tan dramático y que, por el contario, al flaco,  al bajito, al perdedor, al escéptico, al estóico y al descreído, tan solo le queda la opción de mearse de la risa de sí mismo. Únicamente por eso, siempre he creído que la peor película de Allen, si o sí, será la mejor opción de la cartelera. Siempre": Mauricio Silva Guzmán, editor de la revista Bocas

"El gran maestro para no tomarse la vida en serio": Alejandra Azcárate, actriz y presentadora. 

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