Archivo Particular
23 de Junio de 2017
Por:
Mario Alcalá

Cada director tiene sus tópicos, que ejecutan a profundidad desde diferentes puntos de vista. Ingmar Bergman hablaba sobre el doloroso proceso de llegar a lo más profundo de nuestra alma. Christopher Nolan, en el misterio de los sueños. 

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La doncella… y su amante

La venganza era un elemento recurrente del western, principalmente de hombres como John Ford y Howard Hawks, quien se apropió de este tema y le dio un auténtico sentido fílmico. Sin embargo, ha sido un director surcoreano, Chan-Wook Park, de 46 años de edad, el que, con su trilogía iniciada en 2002 con Sympathy for Mr. Vengeance, continuada en 2003 con la demoledora Oldboy, y terminada en 2005 con Lady Vengeance, nos enseñó hasta dónde podía estar dispuesto a llegar el ser humano en su afán de revancha. Retomando un poco el estilo del “ojo por ojo, diente por diente”, llega su más reciente producción: La doncella.

El escenario histórico es la Corea bajo la ocupación japonesa, a principios de la década de los treinta del siglo pasado, cuando comienzan a florecer algunas costumbres provenientes niponas en lo que tiene que ver con el machismo y el sometimiento de la mujer. Hideko, una preciosa joven de unos 20 años, vive bajo el yugo de su tío, el señor Kouzuki, regente y administrador de la inmensa fortuna de la familia de Hideko. El aislamiento en el que vive la doncella está a punto de cambiar con la llegada de Sook-Hee, una joven mucama que es contratada para velar por el bienestar de Hideko.

La llegada de Sook-Hee, que tanto placer causará a Hideko, hace parte sin embargo de un elaborado plan por parte del supuesto conde Fujiwara, un inescrupuloso individuo que posa como un noble señor, cuando en la realidad es un pobre diablo con ínfulas elitistas que busca, mediante la manipulación y las mentiras, robar la fortuna de Hideko y darle una parte del botín a Sook-Hee. No obstante, las cosas no van a salir de la forma esperada para Fujiwara.

Si nos centramos en la estética, no hay ningún pero. Es uno de los fuertes del largometraje. Cada plano secuencia tiene una esmerada realización y una estupenda dirección artística. Los trajes, las casas, los lugares lucen reales, creíbles, cuidados. En cuanto al reparto, tampoco hay objeciones. Cada rol, cada interpretación llega a su punto más alto y los personajes logran el tan apreciado efecto de crear emociones en el público, ya sean de identificación o de animadversión. El guion tiene lo que se necesita, una historia que crea los interrogantes suficientes en sus primeros minutos para envolver al público, y los acertados puntos de giro para sorprenderlo. Sin embargo, La doncella no da para llamarla obra maestra, como la vienen presentando en algunos círculos. Es un buen filme, que contiene también sus pecados. Uno de estos es el desarrollo. Si bien hay un momento cuando la trama cambia y hay un muy buen elemento sorpresa, a partir de ese punto la cinta se ralentiza, comienza a contar cosas innecesarias y hace esfumar ese buen golpe narrativo. En pocas palabras, ejecuta bien la faena pero no entra a matar cuando tiene que hacerlo. Otro de los aspectos negativos de La doncella es el exceso de escenas que la quieren hacer parecer a La vida de Adele (2003), de Abdellatif Kechiche. Me sigo preguntando en qué momento las secuencias lésbicas se volvieron tan apreciadas artísticamente.

 

FICHA TÉCNICA

Título original: Ah-Ga-Ssi (La doncella)

Año: 2016, Corea del Sur

Idioma: coreano, japonés

Estreno: junio de 2017

Duración: 144 minutos

Géneros: drama, misterio, romance

Director: Chan-Wook Park o Park Chan-Wook

Reparto: Min-hee Kim, Tae-ri-Kim, Jung-woo-Ha, Jin-woong-Jo
 

Calificación (en la escala de 1 al 5): 3

 

*Publicado en la edición impresa de junio de 2017.