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21 de Abril de 2017
Por:
Ana Catalina Baldrich

Este 23 de abril los franceses acudirán a las urnas para elegir al sucesor del socialista François Hollande en el Palacio del Elíseo. Un experto en el tema explica cómo ha surgido una nueva polarización, que no es entre izquierdas y derechas, sino entre calientes y fríos. 

Elecciones en Francia: temperatura extrema

Los recientes resultados de las urnas en el mundo han dado vuelco a todas las previsiones, y muestran que es casi imposible saber qué tiene la población en mente. El Brexit, en Reino Unido; el triunfo del No, en Colombia, y la presidencia de Donald Trump, en Estados Unidos, son los ejemplos más recientes de que al final todo es posible.

El francés Leo Dazon, docente de la Universidad Externado, con maestría en Sociología Política de la Universidad Paris X, considera que una de las dificultades a las que se enfrentan las encuestadoras para predecir con exactitud los resultados de las elecciones es la rapidez con que las redes sociales son capitalizadas, no solo como herramienta de comunicación por la sociedad, sino como pantalla reveladora de comportamientos de los adversarios por las campañas.

De hecho, son estos escándalos los que han acaparado en los últimos días la agenda política de Francia, y los que consiguieron minar la imagen del candidato conservador François Fillon, quien, pese a perfilarse como favorito al inicio de la contienda, hoy –después de haber sido imputado por supuestamente otorgar empleos falsos a su esposa y a sus hijos– no tendría posibilidades de pasar a la segunda vuelta.

Pero los dos candidatos que sí podrían continuar en la contienda, Marine Le Pen, del Frente Nacional, y Emmanuel Macron, del movimiento ¡En Marcha!, también tienen enredos con la justicia. Mientras Le Pen tiene abiertos dos procedimientos en el fisco por no haber declarado el valor real de los bienes inmobiliarios que comparte con su padre, a Macron se le inició recientemente una investigación por supuesto favoritismo con unos empresarios cuando era ministro de Economía de Hollande. Entonces, ¿cuál es la diferencia?

Un editorial del diario británico The Guardian destaca que los problemas del conservador Fillon han tenido dos efectos que beneficiarían a estos dos candidatos.

Por un lado, destaca el impulso a la campaña Macron. “A pesar de sus antecedentes como banquero de inversión, graduado de uno de los colegios más exclusivos de Francia y ministro de Economía bajo Hollande, Macron ha tratado de definir su candidatura como una insurgencia antiestablecimiento, casi apolítica dirigida a un terreno intermedio. Joven (tiene 39 años), guapo y enérgico, el contraste con un Fillon cada vez más agitado es sorprendente”.

Por el otro, señala que la atención de los medios sobre el escándalo Fillon, ha servido para ocultar el avance de Le Pen. “El Frente Nacional tiene cada vez más apoyo en las zonas periféricas de las grandes ciudades de Francia, entre una burguesía blanca que siente que su identidad cultural está amenazada y entre los menores de 25 años, cuya mayoría favorece al FN en relación con otros partidos. El hecho de que uno de cada cuatro franceses de menos de 25 años esté desempleado, sin duda, no está desconectado”.

Un nuevo perfil

Dazon opina que la marcada tendencia de la década del 2000, en la que las democracias occidentales optaron por “candidatos fríos”, con posiciones de centro derecha y centro izquierda, sufrió un fuerte revés a partir de la crisis económica de 2008. “En Francia las personas que fueron víctimas de esta crisis están mostrando su dedo acusador contra el sistema. De allí que surja una necesidad urgente de candidatos que hablen fuerte y que tengan propuestas radicales. Tipo Trump, en Estados Unidos; Theresa May, en Inglaterra; el Movimiento 5 Estrellas, en Italia, y Mariane Le Pen, en Francia”.

Según Dazon, una gran parte de la población francesa y europea decidió no dar más oportunidad a las “aguas tibias”, lo que abre el camino a candidatos nuevos que presenten discursos independientes de las fuerzas políticas tradicionales. “Por un lado, pese a la contradicción de que Le Pen es hija de una familia burguesa y asistió a las escuelas de la élite, su discurso se centra en criticar al sistema, mientras que Macron, consciente de su trayectoria en la banca y de su formación en las mejores instituciones de Francia, habla de dar una cara nueva al sistema al que pertenece”.

Diferentes pero similares

El periodista político Jean-Baptiste de Montvalon escribió en el periódico francés Le Monde que pese a que Mariane Le pen quiere ser la abanderada de los ‘patriotas’ y Emmanuel Macron busca reunir a los ‘progresistas’, los dos candidatos comparten un objetivo: poner fin a la división izquierda y derecha que, según ellos, ya superaron. “Sus ataques conjuntos contra lo que estructuró durante tanto tiempo el debate público francés dan en el blanco. Por razones múltiples. La más notable es sin duda la decepción acumulada durante las alternancias entre las mayorías de derecha e izquierda, que llevó a una parte de la opinión pública a dudar del alcance y la relevancia de este enfrentamiento”.

Una opinión en la que coincide Dazon, quien considera que, a pesar de las diferencias en los discursos de Le Pen y Macron, no es correcto asegurar que los franceses se debaten entre los extremos tradicionales. Aunque el Frente Nacional, liderado por Le Pen, es de ultraderecha, ella ha capitalizado su condición de mujer para ‘limpiar’ la imagen del partido; incluso ha matizado su militancia al decir que está apoyada por el Frente Nacional, pero que no es su candidata. Macron, pese a tener herencia de los partidos de la izquierda, ha mostrado una posición de centro, en un discurso que se apoya en críticas al gobierno de Hollande y su renuncia al Ministerio de Economía.

“Son nuevos, pero no son totalmente opuestos. Presentan un nuevo tipo de polarización que no es derecha e izquierda, sino en términos de caliente y frío. Moderado y fuerte. En aceptar la globalización o acusarla. Es una polarización en términos económicos”, dice Dazon, quien recuerda que, además, en términos de comunicación política hay dos vías muy fuertes: miedo y esperanza. Y estos dos candidatos han capitalizado con éxito estas vías. Le Pen ha apelado al miedo de los trabajadores, promete salir del euro y revivir el esplendor francés. Macron, a la esperanza, mostrándose como innovador, conocedor de la economía y aprovechando su imagen de hombre crítico, capaz de crear fortuna siendo muy joven. En palabras del periodista de Le Monde, Le Pen apela a los ‘patriotas’ contra los ‘globalistas’ y Macron a los ‘progresistas’ contra los ‘conservadores’.

En términos de sociología electoral, Dazon destaca que estas estrategias han dado frutos, incluso en sectores de la población que históricamente tenían su voto definido. “Las clases populares votaban a la izquierda, al partido socialista o al comunista. Pero el partido no desarrolló las políticas públicas adecuadas, lo que despertó las quejas sociales, las huelgas. El electorado perdió el sentido de pertenencia y la confianza en sus representantes. Y fueron, justamente estas voces, las que recuperó Le Pen”.

En cuanto a la ‘ola Macron’, el experto opina que se trata de una tendencia mediática que apela al voto de los ciudadanos más tradicionales, a quienes los candidatos bipartidistas no lograron convencer. “Es extraño, porque en Francia el centro nunca había alcanzado tanta fuerza, pero Macron está capitalizando a la gente de la clase media alta, que ve en él una esperanza económica a partir de su perfil”.

Una encuesta publicada después de conocida la investigación a Macron ubica a Le Pen con una intención de voto alrededor del 27% y la de Macron en el 25%. Sin embargo, Dazon advierte que, de cumplirse esta tendencia, ninguno de los dos tendrá un gobierno fácil, ya que precisamente su independencia de la maquinaria bipartidista les impondrá el reto de enamorar, como al electorado, a los parlamentarios para cumplir con sus proyectos. Por lo menos, mientras que los partidos tradicionales atienden las señales que exigen reinventarse para afrontar la nueva polarización.

 

 

*Publicado en la edición impresa de abril de 2017.