Fotografía | Felipe Abondano
10 de Febrero de 2020
Por:
Ana Catalina Baldrich

¿Cómo es y cómo funciona este modelo de atención a pacientes que promete solucionar las enfermedades crónicas en el Siglo XXI?

Cuando la Medicina es funcional

La diseñadora Gloria Rodríguez acudió a varios especialistas. Necesitaba una explicación para sus mareos, el entumecimiento de sus brazos y la falta de sueño. Tiene 36 años, y a estas 'molestias' se le sumaba un dolor incapacitante en la parte baja del estómago. "Acudí –recuerda– por cerca de 6 meses a nefrología, gastroenterología, urología, ginecología. Me hicieron TAC, endoscopia, colonoscopia, exámenes de laboratorio cada mes y cistoscopia". Pero ni el dolor ni las demás molestias desaparecieron. 
 
Por eso decidió seguir el consejo de una amiga –que se había sometido con éxito a un tratamiento de Medicina funcional para atender un problema en su sistema inmunitario– y acudir a la consulta del doctor Hugo Zapata, médico graduado de la Universidad de Caldas, quien desde hace 9 años optó por aplicar este modelo. "Todo se resolvió en un mes", afirma Gloria Rodríguez. 
 
  • ¿QUÉ ES? 
Hace 27 años, el bioquímico estadounidense Jeffrey Bland –titular de una hoja de vida que incluye haber trabajado junto al Premio Nobel Linus Pauling, en el Instituto de Ciencia y Medicina Linus Pauling– fundó el Instituto de Medicina Funcional, dedicado a educar a los profesionales de la salud en enfoques efectivos para el tratamiento y la prevensión de las enfermedades crónicas. 
 
Hugo Zapata dice que la Medicina funcional indaga en las causas de los síntomas a través de la búsqueda de las funciones que están alteradas: "Por ejemplo –explica–, si un paciente tiene algo mal en la tiroides, en la Medicina convencional se diagnostica hipertiroidismo, mientras que en la Medicina funcional se busca por qué hay hipertiroidismo. Se busca la causa, que en ese caso puede estar en el hígado, las suprarrenales, los ovarios o el colon, incluso, en algún alimento que está haciendo daño. 
 
En pocas palabras, según el médico, la gran diferencia entre la Medicina clásica y la Medicina funcional está en que en la primera se da un diagnóstico y un medicamento, mientras en la segunda se busca una causa para corregir. "Para llegar a la raíz de un problema de salud se tiene que hacer un análisis integral de la vida de la persona". 
 
El doctor en Medicina e investigador de inmunogenética y biología molecular Iván Yunis, quien fue uno de los primeros colombianos en certificarse en el Instituto de Medicina Funcional, dice que con este modelo el paciente es analizado como un todo único. "Cada ser humanos es una individualidad bioquímica, por tanto no se puede tratar a todo el mundo en masa. No hay una enfermedad, hay un paciente. La enfermedad es una parte de un desequilibrio". 
 
  • ¿CÓMO FUNCIONA?
Cuando Gloria Rodríguez acudió a la consulta, el médico la escuchó con detenimiento, mientras asociaba los detalles. "En mi caso encontramos que el desequilibrio de mi organismo tenía que ver con el hígado y el sistema suprarrenal; me faltaba potasio".
 
El doctor Yunis explica que en el modelo clínico de la Medicina funcional el paciente cuenta lo que le orcurre, y el especialista escucha para luego regresar a los detalles: "Por ejemplo –dice– si me cuenta que está durmiendo mal, yo le pregunto por la hora en la que duerme, la hora en la que se despierta, el tiempo que lleva sin dormir bien. Esos detalles me dicen que esa persona tiene un problema de comunicación entre sus células. Que faltan unos mediadores. Cuando no hay azúcar no se duerme, y además este problema también está asociado a los músculos". La necesidad de conocer los detalles hace que, por lo menos la primera vez, una consulta pueda tardar hasta dos horas, así se arma la historia de vida de cada paciente para entender sus hábitos, sus emocions y su estado físico, con el fin de descubrir cuáles son los desequilibrios. 
 
"En la Medicina clásica –dice Zapata– el médico pregunta por síntomas y dolencias, y luego tiene en cuenta lo que encuentra en el examen físico y los resultados de laboratorio. En la funcional, además de eso se revisa el sueño, la actividad física, los alimentos, para saber si hay algunos que come en exceso o qué no consume, o si es alérgico o intolerante. También hay que evaluar los factores emocionales, buscar si hay infecciones ocultas que, aunque no se manifiesten en síntomas, pueden hacer daño de manera crónica". 
 
A Gloria Rodríguez le recetaron suplementos y alimentos que le ayudaran al buen funcionamiento de su hígado, además de algunos ejercicios físicos. Y es que el tratamiento también marca una diferencia. Mientras en la Medicina tradicional se recetan medicamentos químicos –que pueden actuar rápidamente en casos específicos, como las infecciones por bacterias, o requerir de su uso permanente en el caso de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión– en la Medicina funcional se recetan suplementos. 
 
"El cuerpo es como una máquina, y para su funcionamiento necesita oxígeno, agua, vitaminas, minerales, aminoácidos, grasas, fibra, en fin... ¿Y de dónde obtiene el organismo todo esto?, pues de la comida, del aire y el agua. Entonces, cuando una función se altera, identifico qué nutrientes faltan y receto suplementos de vitaminas, minerales y extractos de plantas, todo eso hoy día se consigue en cápsulas", dice Zapata. 
 
Tanto Yunis como Zapata consideran que el modelo funcional, al estar sustentado por la ciencia, no choca con el modelo clásico, de ahí que incluso se pueda convertir en un aliado en el tratamiento de enfermedades como el cáncer. "Nunca le voy a decir a un paciente con cáncer que no se someta a su quimioterapia o a su radioterapia –dice Zapata–, le digo: 'haga cada cosa que el oncólogo le diga, mientras que yo trabajo por el buen funcionamiento de sus órganos y el mejoramiento de su nutrición'. Con eso se consigue que el efecto del tratamiento oncológico se potencie y se evita que el paciente sufra sus efectos adversos, que ocurren, por ejemplo, porque con la quimioterapia el hígado se bloquea, y entonces la persona no logra desintoxicarse. Además, al trabajar en la alimentación, el estilo de vida, el manejo de las emociones y las infecciones, se cambian los factores que llevaron al paciente a padecer de cáncer y se evita una metástasis". 
 
Gloria Rodríguez dice que con su tratamiento los síntomas empezaron a atenuarse desde laprimera semana, y que al mes ya podía dormir y no sentía entumecimiento. Comparte la opinión de Yunis y Zapata, por eso considera que los dos modelos se complementan; al fin de cuentas, gracias a los especialistas de lado y lado, además de entender sus síntomas pudo conocer las causas de sus dolencias y solucionarlas. 
 
 
*Publicado en la edición impresa de agosto de 2018.