Iglesia musulmana en Malasia durante un sermón / Mawardi Bahar - Shutterstock.com
Iglesia musulmana en Malasia durante un sermón / Mawardi Bahar - Shutterstock.com
18 de Noviembre de 2015
Por:
Por: Abdullahi Ahmed An-Na’im/The conversation

El autor de este texto, experto en la Sharia, argumenta que el absurdo reclamo de la legitimidad islámica por parte de Isis se puede contrarrestar únicamente con una interpretación alternativa y viable de la Ley Islámica. 

¿Cómo puede la ley islámica enfrentar a Isis?

La cobertura de los medios de comunicación a las atrocidades terroristas del viernes 13 de noviembre en París, parecerían promover una imagen cuasi típica del Estado Islámico (Isis). Lo que la humanidad necesita, sin embargo, es desmitificar a Isis como una organización criminal. Y esa necesidad en particular es importante en mi comunidad, la comunidad musulmana.

La gran mayoría de musulmanes, lo digo casi con total seguridad (no tenemos cifras exactas) sienten repulsión moral e indignación por la violencia perpetrada por Isis.  De hecho, el principal clérigo sunita de Egipto, para nombrar un ejemplo, se apresuró a denunciar los ataques del viernes como “horribles y odiosos”.

No obstante, la verdad del asunto es que los líderes de ISIS y sus colaboradores pueden y deben recurrir a una gran cantidad de fuentes de las sagradas escrituras para justificar sus acciones.

Interpretaciones tradicionales de la Sharia, o ley islámica, aprueban la agresiva jihad para propagar el Islam. Esas interpretaciones permitieron el asesinato de enemigos cautivos. También permitieron a los jihadistas esclavizar a las mujeres y a los niños del enemigo, así como ISIS hizo con con las mujeres Yazidi en Siria.

Yo soy un musulmán erudito de Sharia. Mi argumento es que el reclamo de la legitimidad islámica se puede contrarrestar únicamente con una interpretación alternativa y viable de la Ley Islámica.

Un consenso que paraliza

La clave para entender el papel del Islam en la política es que no hay una autoridad unificada que pueda establecer o cambiar la doctrina Sharia para musulmanes en cualquier tema. No existe un equivalente del Vaticano. Como la Sharia es interpretada de distintas maneras por las comunidades musulmanas, (desde sunitas hasta chiítas, y desde sufíes hasta salafíes) es, de base, el producto de un consenso intergeneracional de eruditos y líderes de cada comunidad.

La creencia y la práctica del Islam es fundamentalmente individual y voluntaria en su naturaleza. Un musulmán no puede ser responsable por las creencias y las acciones de otros. Una consecuencia positiva de esta ausencia de cualquier autoridad religiosa es el hecho de que es posible impugnar y reinterpretar los principios de la Sharia. Aunque por el lado negativo, cualquier musulmán puede hacer cualquier reivindicación sobre la Sharia si puede persuadir a una masa crítica de musulmanes para aceptarla.

Un ejemplo de esto es cómo el Ayatollah Jomeini usó la doctrina de “wilayat al-faqih” (o la tutela del jurisconsulto) para reivindicar la autoridad de fundar la república islámica de Irán en 1979. Esto fue controversial porque, al hacerlo, contradijo el consenso que dejó la autoridad para tal decisión en la persona del duodécimo y último “viviente” del Shia Iman, quien desapareció (pero no murió) en 874 y, se cree, reaparecerá al final de los tiempos como ‘Al’Mahdi’.

Un ejemplo más reciente es la creación de Isis por Abu Bakr al Bahdadi y su autonombramiento como Califa, o sucesor del profeta Mahoma, encargado divino de resucitar un estado que se acabó hace 1400 años.

Las cosas cambiaron en el siglo X

Por primera vez en 300 años de existencia, el pensamiento islámico puede caracterizarse como dinámico y creativo, con diferentes interpretaciones de las escrituras. Es discutido y debatido dentro de comunidades y entre las distintas generaciones. El ‘Ijtihad’, o el razonamiento jurídico independiente, fue apoyado explícitamente por el profeta Mahoma.

Algunos musulmanes modernos, como ‘Sisters in Islam’, organización en Malasia, están ejerciendo el Ijtihad hoy para promover los derechos humanos de las mujeres desde una perspectiva islámica. Para aquellos que aceptan la interpretación de las hermanas, las mujeres tienen equidad de derechos, de acuerdo con la Sharia.

Pero las “Hermanas del Islam” y otros como ellas son una minoría.

En el siglo X, un sofisticado cuerpo de principios de la Sharia –metodologías y escuelas de pensamiento– habían tomado forma y echado raíces dentro de las comunidades musulmanas alrededor del mundo antiguo: desde el occidente africano hasta el sudeste asiático. Este fenómeno llegó a ser conocido como el ‘cierre de la puerta del Ijtihad”, para indicar que no había espacio teológico para un nuevo pensamiento jurídico creativo.

No había, por supuesto, una “puerta del  Ijtihad” para ser cerrada y nadie tenía la autoridad de cerrar la puerta, incluso si hubiera existido. La metáfora, sin embargo, destacó el contraste entre el cultivo de la diversidad en los primeros tres siglos de la Sharia y el estancamiento y la rigidez del estudio de la ley islámica desde entonces.

El “lado bueno” de Isis es que está obligando a los musulmanes a confrontar las consecuencias de las interpretaciones arcaicas del agresivo jihad.

Pasar de la Meca a Medina

El profeta Mahoma nació y creció en La Meca, un pueblo al occidente de Arabia, donde él proclamó el Islam en el año 610. En el año 622, Mahoma tuvo que moverse a Medina –otro pueblo del occidente de Arabia– con el pequeño grupo de sus primeros seguidores, para escapar de la persecución y las amenazas contra su vida.

La migración no solo afectó dónde se hicieron las revelaciones al profeta, hecho que está anotado en el Corán. También marcó un cambio en su contenido.

La dura y retrógrada interpretación que hace Isis de la Sharia se basa en el Corán de Medina, que en varias ocasiones instruyó a los musulmanes para apoyarse entre ellos y separarse de los no musulmanes.

Por ejemplo, según el versículo 3:28 (y 4:144, 8:72-73, 9:23, 71 y 60:1M), los musulmanes tienen prohibido tener amistades con no creyentes (paganos o politeístas). Por el contrario, están instruidos para mirar otros musulmanes como amigos o simpatizantes.

La totalidad del capítulo 9, que es una de las últimas revelaciones, autoriza categóricamente el agresivo jihad en contra de los no musulmanes, incluidas la “gente de las Escrituras”: cristianos y judíos. (Versículo 9:29)

Sí, el término jihad ha sido usado en el Corán para referirse a esfuerzos no violentos por difundir el Islam (mirar los versículos 29:8, 31:15 y 47:31). Pero eso no cambia el hecho de que el término también ha significado una guerra agresiva para propagarlo.

Esta última interpretación fue, de hecho, ratificada por las acciones y por las instrucciones explícitas del profeta mismo, y por sus más veteranos colaboradores, quienes consecuentemente se convirtieron en sus primeros cuatro sucesores y en los califas de Medina.

¿Legítimo o ilegítimo?

Una dificultad relacionada con toda esta discusión es que, de acuerdo con la Sharia, el jihad solo puede ser lanzado por una autoridad estatal legítima.

Isis reclama tener una legitimidad islámica, pero ¿cuál es la base de esa afirmación secreta? ¿Quién los nomina y cómo debería el Califa o Isis tener autoridad sobre la comunidad musulmana mundial?

Desde que esta autoridad está basada en un proceso de determinación individual completamente abierto y libre, el reclamo de Isis podría triunfar si es apoyado por una masa crítica de musulmanes.

El daño es que la aprobación pasiva puede ser usada por los líderes de Isis como una evidencia a su favor.

Después de todo, solo un puñado de estados de mayoría musulmana, y solo bajo el liderazgo occidental, han mostrado voluntad de resistir la expansión militar de Isis.

Mientras tanto, las masas de musulmanes y sus líderes no están, contundentemente, volviendo a la Sharia para justificar su oposición a las afirmaciones de Isis. Muchos musulmanes han condenados a Isis por razones morales y políticas, pero éstas, usualmente, son desacreditados por los simpatizantes de Isis al tildarlas de ‘razonamiento occidental’.

Una mirada alternativa

Lo que entonces se necesita es una mirada alternativa de la Sharia, una que argumente que las fuentes escriturales en las que Isis se basa, deben ser entendidas en su amplio contexto histórico.

Estos principios, en otras palabras, pudieron haber sido relevantes y aplicados 1.400 años atrás, cuando la guerra –donde quiera que se estuviera librando en el mundo– era mucho más dura que ahora. La exclusiva solidaridad musulmana (wala) era entonces fundamental para la supervivencia de la comunidad y el éxito de su misión.

Pero hoy en día, es todo lo contrario.

El derecho internacional moderno, como se indica en el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas de 1945 (un tratado universalmente vinculante), proclama la igualdad soberana de todos los Estados, independientemente de las creencias religiosas, y prohíbe la adquisición de territorio mediante la guerra agresiva.

Mientras que estos principios han sido violados por las grandes potencias –ejemplos recientes incluyen la invasión de Estados Unidos y Reino Unido a Irak en 2003 y la invasión rusa a Ucrania en 2014–, es imposible para cualquier Estado, incluidos los de la mayoría musulmana, aceptar ser un estado islámico autoproclamado a la fuerza, cosa que Isis dice estar llamado a hacer.

Sin embargo, para que una visión alternativa de la Sharia emerja y eche raíces alrededor del consenso moderno, los musulmanes primero deben reconocer y enfrentar el problema de haber aprobado una interpretación tradicional de la Sharia e ignorado alternativas que condenarían a Isis como anti-islámico.

Un punto de partida es la escritura del pensador y sudanés Ustadh Mahmoud Mohamed Taha, quien propuso repudiar los principios específicos que en la Sharia autorizan la jihad agresiva, la esclavitud y la subordinación de las mujeres y no musulmanes, apoyándose en las tempranas revelaciones desde la Meca. Por ejemplo, el versículo 16:125 dice: “Propagar el camino de tu Dios con sabiduría y paz, y argumentar de manera amable”.

Como Taha explicó en su libro ‘El segundo mensaje del Islam’, los principios de la Sharia se basaron en las revelaciones de Medina que se produjeron en respuesta a las condiciones históricas del siglo VII en Arabia.

Taha argumentó que hoy en día es ese primer mensaje del Islam, basado en las revelaciones de la Meca, el que es aplicable, porque la humanidad está lista para vivir con estas normas.

A pesar de –o quizás debido a– la desesperada necesidad de hallar alternativas a las interpretaciones tradicionales de la Sharia, Taha fue ejecutado por apostasía en Sudán en 1985, y sus libros en árabe siguen siendo prohibidos en la mayoría de los países árabes. Isis continúa reclutando.

El autoproclamado estado islámico sólo puede sobrevivir peleando una guerra permanente. Mi argumento implosionará o colapsará en un guerra civil total porque no hay un sistema político viable para la administración pacífica o para transferir el poder.

Pero cuando esto colapse  por cualquier causa, el mundo sólo puede esperar que un nuevo Isis emerja cada vez que uno desaparezca, hasta que nosotros, los musulmanes, seamos capaces de discutir abiertamente el complejo tema de reformar la Sharia.

Abdullahi Ahmed An-Na’im es profesor de leyes de Emory University

Esta es una traducción de la redacción de Credencial. Lea aquí el articulo original: http://theconversation.com/how-islamic-law-can-take-on-isis-50113

*The Conversation es financiada por la National Research Foundation, la Fundación Knight y Barclays África. La Fundación Bill y Melinda Gates es socio estratégico.

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