FOTO MANUELA URIBE | CORTESÍA PENGUIN
22 de Enero de 2021
Por:
Ana Catalina Baldrich

A propósito del reconocimiento otorgado a la escritora caleña hace unos días como ganadora del Premio Alfaguara de Novela, recordamos esta conversación de hace unos cuantos meses atrás en torno a su novela Caperucita se come al lobo.

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“En el sexo y en la violencia estamos desnudos y vulnerables”: Pilar Quintana

  • La primera edición de este libro tenía seis cuentos, esta vez la obra tiene ocho, ¿cuándo surgieron estas nuevas historias?

Uno de los cuentos nuevos pertenece a la misma generación de los seis de la primera edición. Es una historia de amor y, como los otros cuentos, reflexiona sobre las relaciones de pareja. El segundo cuento es más reciente, pero está en la misma línea que los otros. Se trata de las relaciones de pareja e indaga en las maneras de amar y desear de las mujeres.

 

  • En una entrevista reciente dijo que su escritura es directa y puntual, ¿le resultó difícil ser fiel a su estilo a la hora de crear las historias de este libro?

Para mí, en los cuentos es más fácil ser directa y puntual. Creo que en un cuento todos los elementos incluidos deben estar ahí por una razón, nada debe ser gratuito. En las novelas, en cambio, una puede permitirse divagar un poco, aunque trato de no hacerlo.

 

  • Este libro ahonda en la sensualidad, la sexualidad y la violencia, ¿cree que estos temas siguen siendo un tabú en la literatura?

Yo creo que sí. Y que el sexo es aún más tabú que la violencia. Y es todavía más tabú, dentro del sexo, el deseo femenino. Creo que es porque se supone que las mujeres debemos ser recatadas y no mostrarnos hacia afuera como individuos que desean. La realidad, sin embargo, es que deseamos tanto como los hombres y que lo hacemos de maneras que pueden no ser bien vistas y resultar perturbadoras y hasta chocantes para quienes imaginan que las mujeres somos seres tiernos y recatados.

 

 

  • Caperucita roja se come al lobo, el cuento que da nombre al libro, surgió por una invitación de la Revista Soho a presentar una versión moderna y feminista de la obra clásica, ¿qué otro cuento le gustaría versionar con esta visión?

Yo agradezco que me haya tocado en suerte ese cuento, pues la Caperucita original es una historia inquietante, la historia de una niña que desobedece a la mamá y termina siendo devorada por un lobo. Me encantó que ahora fuera ella la que devoraba al lobo. No he pensado cómo actualizar otros cuentos infantiles. Pero sería interesante hacerlo con esos cuentos de hadas, príncipes azules y castas heroínas, en los que el fin último de la mujer es casarse.

 

 

  • Usted ha narrado que, en Chile, un funcionario incluyó su libro en el plan lector para los colegios. ¿Cuál fue su lectura de ese episodio?

Existe un podcast llamado Radio Ambulante. Ellos hacen crónicas periodísticas de gran vuelo sobre Latinoamérica. Hicieron un episodio excelente con lo que pasó en Chile con mi libro. Es muy interesante. La investigación parece señalar que no fue una equivocación, que el Ministerio de Educación eligió el libro con conocimiento y, luego, cuando estalló el escándalo, prefirieron hacer como si hubiera sido un error. Las consecuencias fueron terribles: despidieron personas y cerraron un programa muy bueno de promoción de lectura que tenía el Ministerio de Educación.

 

  • Todos los relatos describen detalladamente las emociones y sensaciones humanas, tal vez en su forma más visceral e instintiva, ¿por qué decidió abordar estos temas desde esta visión?

Es difícil para un escritor saber por qué elige ciertos temas, por qué tiene estas obsesiones. Yo no lo tengo muy claro, pero me gusta decir que es porque en el sexo y
en la violencia estamos desnudos y vulnerables, despojados de nuestras máscaras y siguiendo nuestros instintos. Es un gran tema que desde siempre me ha gustado explorar literariamente: quiénes somos detrás de nuestras máscaras y cuándo somos más animales.

 

  • Violación, otro de los cuentos, describe el drama de convivir con el agresor en casa. ¿Cómo fue el proceso de creación de esta historia y la elección de la voz que la narra?

Lo escribí en una noche de insomnio durante una tormenta, cuando vivía en el Pacífico colombiano. Es curioso que haya elegido el punto de vista del violador, y no el de la víctima, para contarlo. Creo que a veces mi mente trabaja de un modo bien oscuro. Creo, también, que la escritura me permite ponerme en el lugar del otro y que, para mí, el mayor desafío consiste en ponerme en el lugar de un otro lejano, de una persona capaz de cometer actos terribles, de un monstruo. 

 

  • Otra de las historias habla de la violencia doméstica, los celos y la sinceridad. ¿Cree que las infidelidades ‘normalizan’ y justifican esta violencia en una sociedad machista?

Sí. Creo que muchas veces, cuando una mujer es víctima de violencia de género, la gente se pregunta: “Pero ¿qué hizo ella para provocarlo?”. Es hora de que empecemos a entender que nadie, ninguna mujer, hace algo para provocar la violencia de otro, de un hombre. No importa si la mujer fue infiel, si alegó, si jodió, si se emborrachó, si hizo algo inapropiado o indebido. Nadie, a menos que su integridad física esté en peligro, a menos de que se esté defendiendo de una amenaza real, tiene derecho a agredir al otro. Nadie tiene derecho sobre otro. ‹

 

*Artículo publicado en la edición impresa de agosto de 2020.