30 de Noviembre de 2019
Por:
Redacción Credencial

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Cinco destinos para pasar el fin de año

  • MIAMI

La ciudad más importante de la Florida es una de las pocas en los Estados Unidos de donde el sol nunca escapa. Por eso, se le conoce tradicionalmente como un destino de playa –que lo es– y de vida nocturna –también–. Sin embargo, desde que se dio rienda suelta a varios proyectos y procesos culturales, Miami está posicionada como una de las ciudades de mayor interés en el universo del arte del país. Son tres los sectores donde se concentra este tipo de movida cultural: en primer lugar está el barrio denominado –por buenas razones– el Design District, ubicado 3 km al norte del centro de la ciudad. En segundo lugar está el Wynwood Art District, conocido por la cantidad de museos, galerías de arte y muestras artísticas al aire libre que alberga. Y el tercero es Coconut Grove, que en la década de los sesenta fue un punto de reunión para comunidades hippies. ¿Le interesa la arquitectura? Al norte de este barrio se encuentra la mansión más grande de Florida, conocida como el Vizcaya Museum & Gardens, construida con el fin de replicar una mansión italiana del siglo XVI pero con elementos típicos de la primera década del siglo XX, cuando fue diseñada. Además, están el Museo de Ciencias de Miami, el Pérez Art Museum Miami, el MOCA (Museum of Contemporary Art), el Lowe Art Museum y el Coral Castle, entre otros.

 

Ahora sí, pasemos a las playas. Si usted ha visto la serie policiaca CSI Miami –en la que un grupo de investigadores forenses intentan resolver crímenes–, seguro le gustará visitar las famosas playas de South Beach y sentirse como uno de los protagonistas. Pero no tiene que referirse necesariamente a esa serie: el lugar le evocará más de una película por su arena blanca y el color azul del mar. Otras playas célebres son la Bill Brags, ubicada en el cabo de la Florida, al sur de Biscayne; la Crandon Park Beach, también en el cabo de la Florida pero al norte de Biscayne, y las playas Lummus Park Beach y South Pointe Park, ubicadas en South Beach, justo en Ocean Drive y al lado de la calle que concentra los clubes y las discotecas más concurridas de la ciudad. También están las de Fort Lauderdale, Miami Beach, y la Haulover, en Bal Harbour, famosa por ser una playa nudista. Tenga en cuenta que en todas ellas es necesario pagar estacionamiento de vehículos, y que este puede resultar un tanto costoso y difícil de encontrar. Si le es posible acceder en un medio de transporte público será mucho más cómodo para usted.

 

Para tomarse un trago, no dude en dirigirse a Little Havana, el reconocido barrio cubano, con su famosa Calle 8. Allí son célebres los restaurantes y tiendas que replican detalladamente aquellos establecimientos típicos de la isla. Otra opción es dar una caminata por el Downtown de Miami, para encontrarse con el Biscayne boulevard, la Freedom Tower o el American Airlines Arena, que es la sede del equipo de básquetbol Miami Heat.

 

Ahora, si su plan es más familiar, vaya a divertirse observando los animales en el Zoológico de Miami, conocido como el más grande y antiguo de Florida y como el único zoológico tropical en el territorio continental de los Estados Unidos. Visitar el distinguido barrio Coral Gables es un placer –pues está ubicado en una zona selvática–, como también lo es dar un paseo por el Parque Nacional de los Everglades, uno de los más singulares de Estados Unidos. Este, ubicado en el extremo sur de la Florida, alberga 14 especies en vía de extinción, incluyendo el cocodrilo americano, la pantera florida y el manatí antillano.

*Existen vuelos desde varias ciudades colombianas a Miami mediante American Airlines, Avianca, JetBlue, Copa, LATAM, Spirit, Viva Air, Interjet, United y Delta.

 

 

  • CALI

Se le dice la ‘sucursal del cielo’ a la capital del Valle del Cauca porque en cada una de sus esquinas se percibe rebosante alegría. Es una ciudad de poco más de dos millones de habitantes en la que los sabores y –sobre todo– el baile están a la orden del día. Aunque incluso en la calle se siente el ‘poder salsero’ que distingue a la ciudad –y que es una leyenda en el mundo gracias tanto a los artistas locales como al show Delirio–, usted debe incluir en su itinerario de visita algunas discotecas donde locales y extranjeros van a disfrutar de la danza más que de cualquier otra cosa. Es el caso de Bar Latino, la Nelly Teka, Evocación, La Matraca, El Rincón de Heberth y el obligado por estos días: La Topa Tolondra.

 

Hay tres barrios que concentran múltiples atractivos para el turista. Uno de ellos es San Antonio, un área de interés patrimonial y de preservación urbanística en la que los caminantes –bajo ese picante pero agradable sol valluno– admiran la arquitectura colonial a la vez que se detienen aquí y allá a refrescarse con un helado como los de Lengua de mariposa. Hay que decirlo: la gastronomía caleña es un patrimonio valioso para toda Colombia, por su mezcla de tradiciones andina y del pacífico. Por eso, de San Antonio no se puede ir sin visitar el legendario Zaguán de San Antonio, donde son famosas las marranitas, los aborrajados y demás delicias locales.

 

Cerca de allí, un poco más al norte, está el segundo barrio El Peñón, donde si usted es de letras debe ir a la casa del poeta y escritor Jorge Isaacs, pero si además es de bocados son recomendadas las empanaditas y la lulada del hotel Obelisco, justo frente al paseo peatonal del río Cali, ese que lleva al recientemente renovado bulevar del río, y que va a dar a la espectacular iglesia de la Hermita. Un consejo para los ‘culturetas’. En El Peñón queda el que tal vez es el museo más importante, creativo y vanguardista de Cali, el Museo La Tertulia. Pero si de comer y beber se trata, nada como el sector de Granada, donde El Escudo, Storia d’Amore y Pacífico son solo tres de los locales destacados en un puñado de cuadras dedicadas a los platos y las copas. Sin embargo, las menciones especiales en el universo gastronómico no son interesantes por el sector en que se encuentran sino por el goce de sabores que ofrecen. En primer lugar, Platillos Voladores, con su fusión de culturas culinarias, un obligado para el sibarita. Y en segundo lugar, La Comitiva, en el barrio San Fernando y cerca del Parque del Perro. En este último restaurante la tradición del Pacífico se reinterpreta en platos y coctelería de primer nivel.

 

Algunas ‘ñapas’ culturales: el Orquideorama, el Museo Arqueológico La Merced, el Museo Jairo Varela y el Museo Caliwood –el primero dedicado a la cinematografía en la historia de Colombia–.

 

 

 

  • CARTAGENA

Este es un destino por excelencia para matrimonios, despedidas de solteras y solteros, cumpleaños, vacaciones o pedidas de mano. Comience su recorrido por la Torre del Reloj, la puerta de entrada al patrimonio histórico de la Ciudad Amurallada, una verdadera joya cultural y arquitectónica del Caribe. Una vez haya recorrido las bohemias calles y se haya maravillado con la infraestructura de épocas coloniales, visite el Teatro Heredia, destacado por su maravillosa arquitectura. Al salir, camine un poco más hasta llegar al Café del Mar, ubicado encima de la Muralla y desde donde se puede contemplar tanto el mar como el casco histórico. Allí, tómese un refresco acariciado por la brisa que caracteriza el lugar y contemple uno de los atardeceres más inspiradores que podrá encontrar en su vida.

 

El tour gastronómico en La Heroica está compuesto por decenas y decenas de locales a los que todos quieren llegar al menos una vez en la vida. El Gobernador está entre los más exclusivos, pero también está Zaitún, Candé, 1621 Restaurant, La Girolata, Mulata o La Perla. Un recomendado especial: La Cocina de Pepina, donde el patrimonio culinario de toda la costa es ofrecido con maestría en un pequeño y poco pretensioso local. En cualquiera de esos sitios podrá comerse la tradicional posta negra, probar el arroz con chipi chipi, y, por qué no, llenarse de energía con un buen sancocho de pescado o un bagre frito con patacón y arroz con coco. Eso sí, sea cual sea su elección, esta debe terminar en un paso por el Portal de los Dulces, frente a la Puerta del Reloj, un lugar lleno de los manjares típicos de la Costa Caribe: cocadas, dulce de leche, cubanitos, bolas de tamarindo, cocadas de guayaba, alegrías, muñecas de leche y muchos más.

 

En su mapa de visita no se le olvide ubicar al Cerro de la Popa –a diez minutos de la Ciudad Amurallada– desde donde podrá divisar el Mar Caribe, la isla Tierra Bomba y Bocagrande; el Castillo de San Felipe de Barajas, el cual encierra gran parte de la historia caribeña; el Monumento a los zapatos viejos y a la India Catalina, y las hermosas playas las Islas del Rosario o Playa Blanca en Isla Barú, en las cuales usted puede practicar buceo o snorkeling y comer exquisito. Si cree en los milagros estéticos y curativos del lodo, no deje de ir al Volcán del Totumo y bañarse, literalmente, en esta mezcla mágica para su piel y su salud. Finalice su visita en el ‘corralito de piedra’ con una buena fiesta en el Bar Donde Fidel, si es que le gusta la salsa, en Bazurto Social Club, donde aprenderá unos cuantos pasos de champeta, o en Mr. Babilla, una de las discotecas de tradición. 

 

 

 

 

 

  • MEDELLÍN

La ‘capital de la montaña’ ha sabido llenarse de espacios de arte, cultura y diversión para mantener entretenidos a visitantes y oriundos. Muestra de eso es el Graffitour que por estos días es un plan obligado, pues no solo muestra coloridas e impactantes obras de arte callejero que destacan la resiliencia del pueblo antioqueño, sino que les permite a los visitantes involucrarse con la cultura paisa desde la música y el baile. Además, los obliga a dar un entretenido paseo por las vías del metro y el metrocable.

 

Esta ciudad está llena de historia. Por eso, dedique un espacio de su viaje para dar un paseo por la Plaza de Botero, hacer un recorrido por el pueblito paisa, visitar el Museo de Antioquia o conocer el inigualable Museo Casa de la Memoria, donde podrá aprender sobre el pasado local. Para ningún colombiano es un secreto que la época de fin de año es mágica para visitar este destino, pues el empeño que le ponen los medellinenses a los alumbrados que adornarán su ciudad desde mediados de noviembre hasta finales de enero es evidente.

 

Déjese descrestar también con la fauna y la flora de esta región en el Jardín Botánico –un frondoso oasis en medio de la urbe en el que, entre otras cosas, hay un precioso mariposario– o vea una película al aire libre en el reconocido Museo de Arte Moderno de Medellín. Y si viaja con niños, un infaltable en su recorrido debe ser el Parque Explora, que cuenta con un enorme acuario y salas interactivas que los cautivarán.

 

Si se trata de buscar buena comida, puede optar entre las opciones de puro goce o aquellas vegetarianas donde el goce también se hace presente, con especial énfasis en la salud y la buena cocina. En la primera categoría, la verdadera bandeja paisa en El Rancherito es clave. Asimismo lo es el paseo por la Plaza Minorista para saborear tantas frutas como sea posible. Pruebe un exquisito mondongo en el tradicional restaurante Mondongos; camine por la carrera 70 y haga un tour por todos los restaurantes, bares, panaderías y hoteles ubicados en ella; tome el tranvía de Ayacucho y vaya hasta los Mercados del Tranvía a disfrutar de una deliciosa gastronomía. También puede visitar el Poblado y revivir lo mejor de la fiesta y la comida paisa. Pero si se trata de la segunda categoría, la de los vegetarianos de vanguardia, es importante ir a Justo y a Kai. 

 

 

 

 

  • BOGOTÁ

La capital tiene a su favor que está encaramada en la alta cordillera Andina, un rasgo que, en Colombia, comparte únicamente con Pasto. Por eso, un paseo a alguno de sus múltiples parques o reservas naturales –como los páramos de Chicaque o Chingaza, ubicados a máximo una hora y media de la ciudad– es obligado para quien quiera entender el carácter ‘montañero’ de los ‘cachacos’. Afortunadamente, aquellos que se quedan en la urbe tienen, también, su dosis de verde: el inmenso Parque Simón Bolívar es un gran atractivo natural en la mitad del centroccidente bogotano, así como lo es la sola vista de los majestuosos cerros orientales, visibles desde cualquier calle o carrera. A partir del 25 de diciembre, la ciudad está prácticamente desocupada, pero todos sus servicios y atractivos están disponibles. Es así con la gastronomía, una categoría en la que Bogotá es vanguardia en los sectores de la zona G, en Quinta Camacho, Usaquén y la Candelaria. Recomendados para esta temporada: el italiano Il Mercantino, el indio Namaste, el mexicano Cantina y Punto, el vanguardista Prudencia y el tradicional Abasto, del que hay dos sedes.

 

Ocurre lo mismo con la oferta cultural, que no se limita –aunque brilla allí– a lo que ocurre en el centro histórico, con su Museo de Arte del Banco de la República, su Casa de la Moneda, su Claustro San Agustín, sus iglesias y otras joyas como la exposición permanente de Fragmentos, la obra de Doris Salcedo. Los planes para culturetas también están presentes en otras áreas, como el circuito de galerías del barrio San Felipe o las de Quinta Camacho. Si es amante del teatro, en el Petra –en Teusaquillo– es líder el dramaturgo Fabio Rubiano, y si es amante del cine, no deje de visitar la nueva Cinemateca Distrital, ubicada en la glorieta de las aguas, en un majestuoso edificio de arquitectura contemporánea.

 

 

 

 

 

 

*Publicado en la edición impresa de noviembre de 2019.