Cortesía FILBO
20 de Abril de 2018
Por:
Catalina Barrera

El británico, reconocido por su libro Trainspotting, es uno de los invitados a FILBO 2018.  Hablamos con él sobre drogas y capitalismo y nos explicó por qué la salud y la educación solo han sido la vía rápida para que unos pocos se llenen los bolsillos con dinero ajeno.

Irvine Welsh: “La educación es una gran estafa”

Trainspotting fue su primer libro. ¿Cómo nació la idea de escribirlo?

Parece que ya fue hace mucho tiempo. (Risas). Me sentía verdaderamente desesperado en esa época. Tenía que hacer algo creativo. Tenía mucha música que había hecho y no tenía ningún lugar al que ir con ella. Entonces, decidí que debía ser un escritor porque también tenía mucho material de años atrás y podía ponerlo todo junto en un libro.

 

¿Es Trainspottting su mejor libro?

No, definitivamente no. Es lo mejor para mí porque me hizo exitoso y me dio más dinero del que creí. Pero no es el mejor libro.

 

¿Entonces cuál?

Es difícil, no sé. Pero creo que Glue es mucho mejor que Trainspotting. Creo que Marabou Stork Nightmares también es un mejor libro. Incluso Skagboys es mejor. Podría decir que Trainspotting no es mi mejor libro sino que es el libro que tiene algo así como los secretos de un master chef. Donde empezó todo.

 

En una entrevista, dijo que, además de las drogas, Trainspotting es una crítica al trabajo no remunerado. Eso pasó antes en la clase obrera, pero ahora incluso con los recién graduados, que hacen sus prácticas de forma gratuita. ¿Qué piensa usted al respecto?

La educación y la salud son esas vías por las que un porcentaje consigue dinero de la gente para permitirles el acceso.

 

La educación es una gran estafa. Los padres siempre quieren lo mejor para los hijos, los alientan a ir a la universidad. Pero la realidad es que cuando salgan no les pagarán o les pagarán muy poco. Los hijos deberían solo decirle a los padres: “denme la plata con la que van a pagar mi universidad”. Eso que se supone que es un regalo para los hijos termina convirtiéndose en una deuda en los bancos.

 

La otra gran estafa es la de la salud. Esa idea de mantener a la gente viva el mayor tiempo posible es más bien mantenerla enferma por el mayor tiempo posible. Entonces, tú puedes vivir cientos de años pero los últimos 50 años de esa vida estarás verdaderamente enfermo, entonces vas a tener que pagar medicinas y productos a grandes farmacias. La gente enferma debería decir: “miren, yo simplemente voy a morir ahora. No voy a alargar mi vida por algunos años sintiéndome miserable y tomando medicamentos. Solo déjenme morir”.

 

Esas son las dos grandes estafas para mí, tener que ir a los bancos, endeudarse para pagar algo a lo que vas a llegar sin trabajo o con lo que vas a vivir enfermo, es terrible.

 

Usted también ha dicho que la cultura nos ha llevado a donde estamos, a este declive. ¿Por qué?

Mi mayor miedo es que el arte ya no es la mayor expresión de la humanidad.  El arte es lo que nos ha hecho más humanos pero de cierta manera lo que conocemos hoy como arte y cultura está ligado a la industrialización. Nos estamos moviendo más hacia la inteligencia artificial y que estamos empezando algo que es como ‘post arte’ o ‘post cultura’ debido a la industrialización y al capitalismo. Nos estamos volviendo más materiales, incapaces de reconocer nuestra esencia y nuestro espíritu. Pero crear inteligencia artificial o seres superiores a nosotros, eso no necesita una cultura, eso no expresa humanidad.

 

¿Por qué suele ser recurrente con temas tan fuertes como las drogas, la pornografía o los homicidios?

Creo que revivo lo que vemos. Hay más humanidad cuando pones el foco en esos extremos. Cuando ves un comportamiento genuinamente transgresivo las consecuencias de esos comportamientos en los personajes o en las personas que los rodean dan una visión real de humanidad. Incluso si no eres escritor pero tratas de encontrar cosas humanas vas a encontrar drama. No creo que sean temas tabú, son más temas transgresores.

 

¿Cómo sería su sociedad ideal?

Una donde uno pudiera separar la esencia de la forma, donde nos pudiéramos comunicar los unos con los otros a través de la telepatía. Donde pudiéramos manifestar sentimientos a través de un mundo espiritual.

 

Muchos autores se han negado a llevar sus obras al cine pero con usted pasa totalmente lo contrario. ¿Qué lo impulsa convertir sus libros en películas?

¿Por qué no hacerlo? No estoy comprometiendo el libro, el libro sigue ahí. Yo solo le estoy enviando a la gente el mensaje si no ha leído el libro original. Con una película uno logra presentar a más gente el libro y los personajes. Entonces, para mí el libro tiene las mismas páginas, no se ve afectado para nada. Y si con una película tienes la oportunidad de crear cosas nuevas y diferentes por qué no hacerlo.

 

Usted parece más un actor político que busca crear conciencia que un rebelde. Tenía 35 años cuando publicó Trainspotting y eso lo catalogó como un autor irresponsable e irreverente, ¿pero realmente lo fue?

Sí, la gente cree que yo solo era un rebelde. Pero no solo fui eso y ya no lo soy más. Sin embargo, no es cierto que tenemos que conformarnos e ignorar lo que pasa en el mundo. Creo que es natural tratar de luchar contra el cambio y que esas cosas son cosas naturales que tenemos que hacer para seguir adelante. Y tenemos que hacerlas todas, son puntos indispensables en la vida. Si no lo hacemos, de alguna manera nos va a destruir no haberlo hecho. Y yo tuve la oportunidad de hacerlo, eso es todo.

 

¿Son sus libros una respuesta a los vacíos existenciales?

Sí, creo que todos estamos gritando porque, básicamente, la forma de vida que nos ha dado el capitalismo nos desintegra y no sabemos cómo reemplazarla. Toda esta crisis pasa a la vuelta de la esquina. Los seres humanos somos adaptables a cualquier tipo de ambiente, pero realmente no sabemos qué es lo que nos espera en el futuro y eso nos afecta.

 

Usted critica de manera vehemente el capitalismo, pero vive en uno de los países más inmersos en este sistema económico: Estados Unidos.

Lo sé y es un desastre. Es un verdadero desastre. Estados Unidos no ha sido un mejor país antes ni lo es ahora. Uno sale de Nueva York o de Los Ángeles y puede ver la decadencia de la sociedad y la soledad de las zonas que están alejadas del centro de las ciudades. Es un país muy pobre y se siente esa pobreza. Esas personas que desperdician todo su dinero en sí mismos tiene una idea errada de riqueza y están tremendamente desconectados tratando de volver en sí y desmoronándose.

 

Además, ¿alguien me explica cómo es que Trump, por ejemplo, cuando va de Florida a Nueva York, viaja en un jet privado?

 

¿Entonces cree que todas las adicciones de las que habla en sus libros radican en la sed de dinero?

Es una cara del capitalismo. Necesitamos crear todas esas adicciones, vender todos esos productos que las calman. Y así creamos todos esos desordenes compulsivos. Todas estas adicciones son muy lucrativas. Yo traté mis adicciones pero creo que ahora tengo otras. Es decir, puede que haya tenido la adicción a las drogas pero ahora puedo ser adicto al yoga, al boxeo, al surf y a muchas cosas nuevas que no me hacen estar en las drogas. Pero es lo mismo, es decir, es mejor para mí, me siento mejor, pero sigue siendo dinero, sigue significando comprar productos. Tú pagas por ser miembro de un equipo, por ser miembro de una clase social. Sigue siendo consumir productos. Si pagamos cosas nos vamos a sentir mejor. Si compramos cosas nos vamos a sentir mejor. 

 

*Irvine Welsh participa en Filbo 2018 gracias al apoyo de British Council .