Fotografías AFP y archivo particular
4 de Julio de 2014
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Con su juego en el Mundial 2014 este joven logró lo que nunca había alcanzado un futbolista colombiano.

Por Eduardo Arias

James, ¡Mundial!

James Rodríguez se ha convertido en el novio de Colombia. Cada vez son más frecuentes las mujeres que expresan públicamente estar enamoradas de él, así sea de manera platónica, ya sea en redes sociales o a través de pancartas que muestran en los estadios donde se puede leer: “James, quiero tener un hijo tuyo”. Sus goles, en particular los dos que le marcó a Uruguay, desbordaron la euforia de un país que no sabía muy bien cómo le iría a la Selección al conocerse la determinación del cuerpo técnico de no convocar a Radamel Falcao García porque no había logrado recuperarse plenamente de su lesión.

James, con sus goles, ha sido la figura más visible de una explosión de júbilo nacional que no cesa en el momento de escribirse esta nota, cuatro días antes del partido de cuartos de final ante Brasil. Pase lo que pase el viernes 4 de julio, la epopeya de Colombia, encabezada por James Rodríguez, ha superado las expectativas de los más optimistas.

Hasta hace pocos meses la prensa mostraba a la Selección Colombia como el equipo que jugaba para Falcao García. En la práctica no era así, pero ese era el imaginario que se manejaba en varios niveles. Al lesionarse Falcao García, se pensó que las opciones de Colombia en el Mundial se reducirían de manera dramática. Entonces, desde el debut de Colombia ante Grecia, emergió James como el símbolo de un equipo. Y no solo lo hizo en su función habitual de armador, sino que también se encargó de hacer la mayoría de los goles del equipo. Hasta antes de comenzar el Mundial, James Rodríguez había marcado tres goles en ocho partidos oficiales. Es decir, un promedio de un gol cada dos partidos y medio. En el Mundial ha marcado cinco tantos en cuatro partidos, es decir, 1,25 goles por partido. En el momento de escribirse esta nota era el máximo artillero del torneo, y ya había alcanzado la cifra que lograron los cuatro máximos anotadores del Mundial Sudáfrica 2010, todos ellos en seis o siete partidos jugados. De ese modo James hizo olvidar la ausencia del goleador, y más si se tiene en cuenta que el equipo ganó con propiedad los primeros cuatro partidos que jugó: ante Grecia, Costa de Marfil, Japón y Uruguay.

De naturaleza tranquila y muy bajo perfil, además de ser la gran figura de la primera fase del Mundial Brasil 2014 así como de los octavos de final, James Rodríguez es un fiel exponente del nuevo estilo de futbolista colombiano. Atrás quedaron los escándalos en fincas ganaderas, las patadas a buses y las fugas masivas de las concentraciones para despacharse unos tragos. James Rodríguez es un muchacho responsable, con un estilo de vida muy ordenado. Es disciplinado, pero también es cosmopolita. Vive en el Principado de Mónaco y no siente ningún miedo escénico por tener que enfrentar a los bravucones de Uruguay en el estadio Maracaná, de Río de Janeiro, donde hace 60 años ellos escribieron la página más gloriosa de su fútbol.

Él es, si se quiere, exponente de un nuevo modelo de jugador colombiano que no añora el terruño ni se deprime lejos de casa, y que se adapta a las muy exigentes condiciones del fútbol europeo. Varios de sus compañeros de equipo comparten con él muchas de estas características, y el resultado se ha visto en las canchas de Brasil, donde la Selección Colombia ha mostrado que sabe jugar en equipo y obtener logros colectivos.

James Rodríguez no es solo talento para manejar el balón o su gran habilidad para eludir rivales. Su principal atributo es su gran capacidad para leer el juego y dirigir la ‘orquesta’. Su gran capacidad para meter balones punzantes entre la defensa rival, que abren espacios y propician jugadas de peligro en el arco del contrario. Además, le pega muy bien al balón. En el Mundial, además, se dio el lujo de anotar uno de los mejores goles de cabeza de la primera fase. El respeto y la admiración que ha despertado James Rodríguez en el Mundial se pusieron de manifiesto el pasado 27 de junio, cuando fue elegido por la FIFA como el mejor jugador de la fase de grupos. En este momento, James Rodríguez es el máximo anotador de Colombia en mundiales de fútbol (ver recuadro).

Lo más admirable no es tanto el presente de James, sino su futuro. Con casi 23 años, ha hecho en las canchas de Brasil lo que se espera de jugadores veteranos y con más recorrido. La madurez mental de James Rodríguez es admirable. Por eso asombra que este jugador, que aún tiene cara de niño, sea el ‘director de orquesta’ y goleador de uno de los equipos que mejor han jugado en Brasil 2014.