La calle como escenario de los Cuadros Vivos. Galeras, Sucre (2012). Foto Olga Lucía Jordán
Abril de 2017
Por :
Teresa Navarro Gómez. Licenciada en Español y Comunicación. Especialista en Metodología de la Enseñanza del Español y la Literatura de la Universidad de Pamplona, Colombia. Presidenta de la Corporación Mixta de Gestión Cultural, Cuadros Vivos de Galeras

LOS CUADROS VIVOS

Los cuadros vivos en lo que son y manifiestan, constituyen una cátedra de vida. Por su sentido cooperativo con que se realizan, su esencia creativa y su inmenso poder de convocatoria para el trabajo solidario y de convivencia, los convierten en un auténtico laboratorio de paz.

Los Cuadros Vivos son expresiones culturales creadas por los habitantes del municipio de Galeras, Sucre, a través de los cuales representan teatralmente una temática específica. Los actores de estas escenas, nominados como diosos y diosas, deben permanecer estáticos durante algunas horas, de tal manera que dan la impresión de ser ‘pinturas humanas’. Son elaboraciones resultado generalmente de ideas surgidas en el seno de las familias, quienes ejercen como creadores y artistas, y toman sus temáticas de aspectos cotidianos, culturales o en muchos casos muestran de manera satírica aspectos sociales o políticos.

Esta manifestación cultural fue postulada ante el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de Colombia para su inclusión en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial (LRPCI). En el documento de postulación el cuadro vivo fue definido como:

Una unidad de acción detenida. El sustantivo ‘Cuadro’ remite a un marco tal como un recuadro o moldura que se intuye, en cuyo interior se encuentra una composición plástica de una situación o personificación, es decir, donde se expresa lo vivo que el o los personajes y elementos que lo integran son reales, tridimensionales y pertenecen a una naturaleza ‘no muerta’, son del mundo de los vivos. Lo que también significa que en este cuadro se le da vida a lo que fue o dejó de ser, a lo imaginado e impensable, a lo que ya no está o, incluso, a lo que está por venir o acontecer, deseable o no.

La antropóloga Gloria Triana, estudiosa de las culturas populares, expresa que:

El cuadro vivo está orientado hacia una narración figurativa llena de colorido sobre las vivencias de su entorno, las tradiciones regionales, los mitos y leyendas, la vida del campo, las historias cotidianas del pueblo, religiosidad popular, naturaleza, fiesta, mitos y ritos que expresan los imaginarios colectivos de la región.

Este arte popular efímero se pone en escena por cuatro días durante la segunda semana de enero de cada año en el marco de lo que hoy se denomina Festival Folclórico de la Algarroba y Cuadros Vivos. Tiene como escenario el espacio callejero de Galeras, convertido en una inmensa galería abierta a la circulación del público.

Familia en la creación del Cuadro Vivo: ‘Madre Noche’. Galeras, Sucre (2012). Foto Olga Lucía Jordán

 

Los cuadros vivos en lo que son y manifiestan, constituyen una cátedra de vida. Por su sentido cooperativo con que se realizan, su esencia creativa y su inmenso poder de convocatoria para el trabajo solidario y de convivencia, los convierten en un auténtico laboratorio de paz, donde acceden libremente los pobladores sin distinciones y lo que crea, en suma, es un ejercicio de inclusión. Aquí una vez más y de manera singular se pone de manifiesto el sentido universal del arte y surge el acto creativo como reafirmación de la libertad de pensamiento y la trascendencia del componente espiritual, propio de la especie humana, por encima del tiempo y el espacio. Puede decirse, que en cada casa galerana hay un artista popular dispuesto a escenificar sus ideas, sentimientos, impresiones, sueños, temores o vivencias, a la hora de un festival o cuando se le presente la oportunidad para un montaje, pues está seguro que cuenta con el apoyo de familiares y vecinos al emprender esta tarea creativa. Actualmente, existen varios grupos de jóvenes talentosos que conciben un cuadro y después de socializarlo, y enriquecerlo con las ideas de todos los integrantes, lo definen y se asignan –según sus perfiles– las diferentes tareas.

De esta manera, cuando llega el momento de la elaboración del cuadro, unos se encargan de la construcción del marco donde debe ubicarse el actor o los actores. Esta demarcación del espacio es indispensable para distinguir al cuadro vivo de una estatua y es lo que se denomina nicho en el argot de dicha manifestación que varía de acuerdo a la temática y al tipo de cuadro: tradicional o experimental. Los demás asumen el trabajo de búsqueda de los diosos y diosas que han de caracterizar la escena y también se ocupan de elaborar o conseguir el vestuario, el maquillaje, proporcionar la iluminación adecuada y buscar cualquier otro elemento que requiera la escenificación. Un Cuadro Vivo es siempre el producto de un trabajo colectivo y cooperativo.

Su origen y transformaciones

Al municipio de Galeras se le identifica con el nombre de ‘La tierra de los cuadros vivos’, porque desde tiempos pasados sus habitantes celebran cada año las fiestas de la Pascua y de los Reyes Magos con festividades alrededor de escenas teatrales, que ellos mismos crean con admirable ingenio y que por su naturaleza reciben el nombre de Cuadros Vivos. A través de la tradición oral se conoce que esta práctica era un acto religioso que tenía como objetivo la propagación de la fe católica y paulatinamente fue adquiriendo los trazos de una religiosidad popular al ser asumida por la propia comunidad.

En el documento del Plan Especial de Salvaguardia (PES) se mencionan posibles orígenes de estos cuadros vivos en Galeras fundamentados en algunos estudios que coinciden en que fueron introducidos durante la segunda mitad del siglo XIX por misioneros españoles con el objetivo de evangelizar a las comunidades asentadas en este territorio, utilizando como estrategia pedagógica representaciones vivas de algunos pasajes y personajes bíblicos. Por este motivo, los primeros cuadros vivos tuvieron un tinte religioso. Se mencionan escenas como el nacimiento de Jesús en el portal de Belén, la crucifixión de Jesucristo, la Última Cena, el sacrificio de Isaac y la samaritana, entre otros.

Esta expresión teatral, con el transcurrir del tiempo, se convirtió en el mejor quehacer festivo para los moradores del municipio y permitió estrechar vínculos de amistad, compartir espacios de sociabilidad y celebrar sus fechas especiales, así como ha sido una práctica de construcción de identidades culturales.

Este paso marca un segundo periodo donde la temática de los cuadros vivos trasciende el aspecto religioso y reproduce fielmente pinturas de maestros del Medioevo, del Renacimiento y la contemporaneidad. Igualmente, se introducen escenas costumbristas y de la cotidianidad para producir una secularización progresiva del acto creativo, enriqueciendo con ello lo que sería más tarde un legado cultural.

La calle como escenario de los Cuadros Vivos. Galeras, Sucre (2012). Foto Olga Lucía Jordán

 

Con esta transformación se genera una proliferación de creadores surgidos de las propias familias moradoras de esta población que ponen en escena temas de diversa índole en aras de divertirse y expresar libremente sus vivencias. Son expresiones artísticas de contenido social que relacionan lo festivo con la propia realidad de la comunidad o con temáticas de interés nacional. Estos montajes escénicos tienen, en muchos casos, relación con las culturas indígenas o mestizas, que se manifiestan en las cumbiambas amenizadas con gaitas decimeras y tambores las cuales exponen el carácter triétnico que poseen los pueblos del Caribe colombiano.

De este modo, los Cuadros Vivos con esta simbiosis se vuelven más atractivos y alcanzan una mayor popularidad. Estas características permiten conjugar músicas, danzas y, por supuesto, cuadros vivos para darle forma a un festival caracterizado por un derroche de creatividad, ingenio, libertad, solidaridad y alegría. Con el transcurrir del tiempo y gracias al reconocimiento cultural y social que han recibido estas manifestaciones se consolidaron los cuadros vivos como símbolos de la identidad de un pueblo, de una región y de una nación.

El festival

En los años ochenta se presentó un debilitamiento en la construcción de los cuadros vivos y en este trance surgieron varias ideas para su permanencia y se acogió finalmente la propuesta de Carlos Martínez Simahán, hijo de esta tierra algarrobera, quien sugirió la organización de un festival, dentro del cual se realizarían concursos de cuadros vivos y gaita corta, que aportarían mayor motivación a la participación de la comunidad.

Fue así, como en 1989 surgió el Festival Folclórico de la Algarroba, cuyo nombre hace honor al legendario y emblemático árbol del algarrobo, propio de la geografía galerana. Con este acontecimiento se inició el tercer periodo de transformación de la manifestación creativa. También se produjo una explosión cultural que fue más allá de la dinamización de las puestas en escena, dado que se impulsaron otras manifestaciones conexas como las artesanías y la gastronomía. Se promovió el arte en sus distintas expresiones, aparecieron publicaciones históricas, poéticas y relatos donde los autores y juglares registraron los hechos, describieron la novedosa experiencia y transmitieron sus emociones. Igualmente, se revivió el pasado al desempolvar las costumbres, leyendas, cuentos y mitos que sirvieron de inspiración a los artistas populares.

Cuadro Vivo: ‘Caña: guadua, arte, cultura y tradición’. Galeras, Sucre (2014).  Foto Olga Lucía Jordán

 

De esta época, por ejemplo, se recuerda con placer el cuadro vivo titulado: ‘Traslado del ganado a la ciénaga’, expuesto en la Calle Santander por uno de los colectivos surgidos en la historia de esta manifestación cultural. Con esta puesta en escena los asociados quisieron mostrar a las nuevas generaciones el antiguo proceso de traslado de ganado hacia la región de La Mojana, en épocas de sequía. Para el montaje de este cuadro vivo –colosal– fue necesario un trabajo titánico, que abarcó desde la construcción de un corral con varetas de madera, hasta el traslado de los semovientes desde el campo al escenario, el mismo día de la exposición, donde los vaqueros en sus cabalgaduras y con los atuendos y elementos propios de ese oficio, irrumpían con cantos de vaquería, con notas agudas y sostenidas, que reflejaban supervivencias africanas. Este fue también el primer cuadro animado que registró la historia de la manifestación, con el cual se representó magistralmente una costumbre del pasado y se demostró la disposición para el trabajo y el espíritu de solidaridad que caracteriza al galerano*.

El Festival ha cumplido 28 años y su desarrollo es cada vez más significativo para la región, porque su alma, ‘el cuadro vivo’, ha alcanzado reconocimientos más allá de lo local y a pesar de su evolución no ha perdido su esencia. Hoy las nuevas generaciones reemplazan algunos elementos primitivos como las originales trojas de guaduas por mesas, andamios, terrazas o los techos de las casas.

Escenario decorado en el Festival Folclórico de la Algarroba y Cuadros Vivos. Galeras, Sucre (2012). Foto Olga Lucía Jordán

 

Sin embargo, muchos de los elementos primitivos siguen siendo utilizados por algunos creadores para sus puestas en escena, como es el caso de alumbrados con velas y lámparas alimentadas con keroseno. Tampoco han renunciado a otros elementos naturales como los arcos trenzados hechos de palma de vino, los racimos de algarrobas y las matas de plátano cargadas de gajos con diversos frutos. Con estos elementos adornan las calles donde se instalan los cuadros vivos, ya que estos no se conciben en espacios cotidianos, sino en escenarios decorados. Este proceso de decoración es lo que los habitantes llaman ‘vestir las calles’ e implica acuerdos previos y un trabajo en equipo que produce una maravillosa sinergia.

Previamente a la realización del festival, la Junta Organizadora selecciona las calles que se han de vestir para la exposición de los cuadros, constituyéndose en auténticas galerías de arte popular, donde acuden masivamente propios y extraños, como si fuese una cita obligatoria para apreciar cada una de las escenas expuestas a lado y lado de la calle. Allí sus protagonistas denominados ‘diosos y diosas’, término que se origina de su génesis religiosa, permanecen inmóviles durante las dos horas que dura la exposición. Sorprende el talento de los creadores y la variedad temática que recrea la realidad de sucesos sociales, históricos, políticos, literarios, culturales, porque un cuadro vivo es muy expresivo. Cada noche un jurado hace la preselección de los mejores cuadros expuestos para ser reproducidos la noche del último día del festival. Después, se premian los que ocupan los primeros puestos y, conjuntamente, se hace el concurso de gaitas, donde participan conjuntos locales, regionales y nacionales.

Recientemente, en el marco del Festival Folclórico de la Algarroba se realiza un festival infantil de cuadros vivos con la misma dinámica de creación, participación, muestreo y valoración del evento mayor. En este caso se hace énfasis en el aspecto formativo como requerimiento de la manifestación para asegurar su continuidad y permanencia en el tiempo. Con este semillero de algarroberitos se potencian los valores culturales y se garantiza su perpetuidad en el tiempo. Las instituciones educativas de la municipalidad últimamente han asumido la exposición de cuadros vivos como el eje que moviliza, cada año, las actividades de sus semanas culturales.

Desde la institucionalización del festival, Galeras se ha constituido en centro de atracción para los habitantes del departamento y de otras regiones del país que acuden año tras año para disfrutar de sus diferentes eventos; como dato anecdótico, la hospitalidad de su población es de destacar, puesto que amablemente abren las puertas de sus casas para compartir su tradición con los visitantes e invitados especiales y, por eso, también es conocida como: ‘Galeras, tierra de todos’.

Cuadro Vivo: ‘Sastrería antigua’. Galeras, Sucre (2014).  Foto Del Album Familiar De Miguel Antonio Herrera

 

El escenario de la calle: Una Galería

Así es el marco del Festival Folclórico de la Algarroba con sus cuadros vivos que lo convierten en “el teatro a cielo abierto más grande del mundo”. En los recorridos para observar los cuadros vivos la temática es diversa: la escuela y los noviazgos de antaño, la escena de una obra literaria, la crucifixión de Jesús o cualquier invento que el autor o autores conciban para expresar una vivencia, un reproche, un sueño o simplemente contar una historia, porque el Cuadro Vivo es una magnífica herramienta de comunicación.

Los Cuadros Vivos han logrado posicionarse como uno de los íconos culturales de la nación colombiana y tal como lo expresa el profesor y escritor sucreño, Daniel Rivera Meza:

Antes de que la barbarie anule por completo el valor de la vida, exaltemos este evento con todo lo que representa: fortalecimiento del sentido gregario, consolidación de una identidad cultural, estimulación del pensamiento y la reflexión sobre lo que somos para trascender en lo que queremos ser. Pero sobre todo para reivindicar la presencia del arte en la propia vida y comprender la vida en el arte; ya no en el claroscuro de una noche que empieza, sino por siempre y a plena luz.

En esencia, los Cuadros Vivos de Galeras, Sucre, iniciaron su universalización. 

 

Un reconocimiento

En el año 2009, la manifestación Cuadros Vivos ya había alcanzado dimensiones importantes que permitieron pensar en la realización de un proyecto para presentarlo ante el Ministerio de Cultura, con el objetivo de lograr su inclusión en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial (LRPCI). La entidad ponente fue la Institución Educativa de Galeras (INEGA) que después de varios años de preparación y de sustentación del perfil cultural y social de esta manifestación, y gracias a las labores de antropólogos, sociólogos, profesores y un arduo trabajo con la comunidad, mediante la Resolución No. 3881 de 2013, se logró este importante reconocimiento que inauguró una nueva etapa en la historia del festival e incrementó su sentido de pertenencia. Al mismo tiempo, florecieron ideas extraordinarias, que al materializarse se conjugaron maravillosamente haciendo de esta gran fiesta un referente que los galeranos han inventado y reinventado para reencontrarse, fortalecer su identidad y construir comunidad.

En esencia, los Cuadros Vivos no son solo arte popular combinado con actos festivos y lúdicos, sino un encuentro comunitario que le da sentido a la vida de quién lo crea y lo recrea.

Referencias

1 Documento Plan Especial de Salvaguardia, Cuadros vivos de Galeras, Sucre. Coordinadores: Samuel Jarava, Ciro Iriarte, Luz Marquesa Suárez y Diego Muñoz-Casallas. Bogotá: 2013. [online]. [Citado 14 de febrero de 2017]. Disponible en: http://www.mincultura.gov.co/prensa/ noticias/Documents/Patrimonio/14-Cuadros%20 vivos%20de%20Galeras,%20Sucre%20-%20PES. Pdf

2 Ibíd., p. 12.

3 Ver: Revista Festival Folclórico de la Algarroba. V. XXIII. Galeras: 2011. p. 16.

4 Ver: Festival Folclórico de la Algarroba. El alma de Galeras. [online]. [Citado 15 de febrero de 2017]. Disponible en: http://www.colombia.travel/es/ ferias-y-fiestas/festival-folclorico-de-la-algarroba

5 Documento Plan Especial de Salvaguardia, Cuadros vivos de Galeras, Sucre, Op. cit., p. 23.

6 Documento Plan Especial de Salvaguardia, Cuadros vivos de Galeras, Sucre, Op. cit., p. 26-27.

7 Martínez Simahán, Carlos. Editorial: Los Algarrobos Florecieron. En: Revista Festival Folclórico de la Algarroba. V. XX. Galeras: 2008. p. 5.

8 Ver: Los cuadros vivos de Galeras: “el teatro a cielo abierto más grande del mundo”. En: El Heraldo. [online]. [Citado 15 de febrero de 2017]. Disponible en: http://www.elheraldo.co/sucre/ los-cuadros-vivos-de-galeras-el-teatro-cieloabierto- mas-grande-del-mundo-180203

9 Ver: Revista Festival Folclórico de la Algarroba. V. XXVIII. Galeras: 2016. p. 7.