La última hoja del árbol republicano. Caricatura de Rendón en La República. 1922. Biblioteca Luis Angel Arango
Septiembre de 2016
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EL CANAPÉ REPUBLICANO Y LA GENERACION DEL CENTENARIO

El Partido Republicano, que ni fue partido, ni fue republicano, no tuvo otra trascendencia, nada más y nada menos, que la de haber servido de plataforma a la Generación del Centenario

La Junta Republicana 

Después del 13 de marzo de 1909, y una vez que el presidente Rafael Reyes convocó elecciones para el Congreso, un grupo de más de quinientos ciudadanos “de los antiguos partidos liberal, conservador y nacional” escribió el 26 de marzo siguiente a los doctores Nicolás Esguerra y Carmelo Arango, y al expresidente, general Guillermo Quintero Calderón para encomendarles la formación de un Centro encargado de dirigir los trabajos electorales para el próximo Congreso. Los doctores Esguerra y Arango, y el general Quintero Calderón, aceptaron el encargo y formaron una junta que decidieron llamar Republicana, y cuya misión era la preparar los trabajos electorales previos de la elección de senadores y representantes; pero los miembros de la junta republicana fueran más allá y plantearon la Unión Republicana, como un movimiento “muy estrecho entre los que ayer no más teníamos apellido político diverso y luchábamos, a veces con insensatez y hasta el extremo de las contiendas armadas”. El republicanismo venía a ser como una depuración de los pecados que habían hundido en el desprestigio a los partidos políticos tradicionales.

Adolfo León Gómez

 

La Junta Republicana en su circular pide que, quienes se consideren republicanos, actúen con el mayor respeto hacia las autoridades, observen la legalidad y contribuyan al mantenimiento del orden. El Presidente Rafael Reyes se dirigió el 3 de abril a la Junta Republicana para “felicitarla efusivamente por su notable y patriótica Circular sobre elecciones… prueba de que las prácticas de la República democrática, cristiana y ordenada, cuya base esencial es el voto popular, son el fundamento de la vida nacional”. La junta Republicana respondió al Presidente, el mismo día, que “la felicitación de su Excelencia es motivo de legítimo orgullo” y que “afianzar la concordia nacional, uno de los más salientes puntos del programa del Gobierno de Su Excelencia, será corolario obligado de las libres elecciones”.
La junta republicana quedó constituida por Guillermo Quintero Calderón, presidente; Nicolás Esguerra, vicepresidente; Carmelo Arango, vocal; Adolfo León Gómez y Daniel J. Reyes, secretarios.

La Concordia agresiva

A la izquierda: 1909. Un panorama nacional. El Ciclón Bogotá. Primera policromía que se publica en la prensa colombiana. A la derecha: Marco Fidel Suárez en 1945. Foto de Mirós.- Gil Blas. Biblioteca Nacional

 

Sin embargo, el movimiento republicano no atrajo a sectores importantes del liberalismo y del conservatismo, partidos que comenzaron su reorganización. Los conservadores, dirigidos por Marco Fidel Suárez bajo la denominación de Concentración Conservadora, y los liberales, agrupados por Rafael Uribe Uribe en lo que se conoció como el Bloque Liberal. 
La concordia de que habla la Junta Republicana en su respuesta al Presidente Rafael Reyes, no pareció encontrar eco en las huestes republicanas, al menos no la concordia verbal. El 6 de abril los jóvenes liberales Juan J. Restrepo, Eduardo Rodríguez Piñeres y Santiago Lleras enviaron una carta concebida en términos muy violentos contra “el dictador” Reyes, contra los jefes de la concentración conservadora y contra Rafael Uribe Uribe, a quienes acusan de maniobrar para quitarle piso al movimiento republicano. Uribe Uribe les respondió en términos enérgicos, no descomedidos, y les dijo que sus ideas “todos los buenos caballeros, especialmente si se llaman liberales, acostumbran combatirlas con razones, no con chismes vergonzantes, indignos de gentes que se estimen”.

La Junta Republicana lanzó el 8 de mayo la candidatura de Nicolás Esguerra al senado. Al aceptar, el doctor Esguerra declaró que habría preferido candidaturas mixtas, a lo cual le replicaron los liberales de Medellín, encabezados por Fidel Cano, que “con el enemigo se puede andar juntos, pero no revueltos”. La división liberal entre liberales republicanos y liberales uribistas, se hizo irreversible. La candidatura de Uribe Uribe al senado fue aclamada en todo el país. En las elecciones pare Congreso, efectuadas el 1o. de junio, las listas republicanas ganaron en Bogotá el 80% de los votos, pero las listas de Uribe Uribe barrieron en Antioquia, en la Costa, y hubo equilibrio de votos entre republicanos, liberales y conservadores en el resto del país.

El Barranquillazo

Barranquilla, Plaza de San Nicolás. 1913

 

 

Cuando se conoció la noticia de que el Presidente Rafael Reyes había renunciado a su cargo, y asumido el Poder Ejecutivo, el 14 de junio, el primer designado Jorge Holguín, el vicepresidente (que ya había renunciado en 1905) Ramón González Valencia, reclamó sus derechos constitucionales para reemplazar al presidente en sus ausencias temporales o definitivas. Don Jorge Holguín rechazó las pretensiones del general González Valencia “que dejó de ser vicepresidente desde 1905 por su propia voluntad”. Los partidarios de González Valencia trataron de provocar una guerra civil para sacar del gobierno a Jorge Holguín y colocar a su lugar a González Valencia. La asonada bélica tuvo lugar en Barranquilla. Un movimiento revolucionario encabezado por el general Daniel Ortiz provocó el 4 de julio un alzamiento al tomarse el cuartel de Barranquilla gracias a un acuerdo secreto entre los comandantes del batallón Modelo y del medio batallón de Infantería con los conservadores históricos, miembros de la Junta Republicana de Barranquilla.

A continuación los revolucionarios se apoderaron del vapor Hércules, de propiedad del Gobierno, y desde el vapor La Alicia, surto en Sitionuevo, el general Ortiz conminó a Holguín a entregarle el mando al general González Valencia o atenerse a las consecuencias, las cuales fueron que liberales, republicanos y conservadores se unieron para respaldar al presidente Holguín y rechazar la intentona subversiva de Barranquilla, dominada en seis días. Ramón González Valencia juró que en ningún momento supo de las intenciones de los revolucionarios de Barranquilla, hasta que los hechos se produjeron; pero insistió en que a él le correspondía ejercer la Presidencia y no “al usurpador” Holguín.

¿Es o no es partido la Unión Republicana?

El golpe fracasado de Barranquilla puso en jaque la Unión Republicana, que estuvo en un tris de disolverse. Corrieron bolas por todo el país de que los conservadores republicanos se habían separado de la Unión para integrarse a la concentración conservadora, y que a su turno los liberales republicanos promovían un acercamiento con los bloquistas, lo que obligó a Nicolás Esguerra a emplearse a fondo en una circular aclaratoria: “No hay tal deslealtad conservadora. Unión Republicana trabaja cámaras patrióticamente. No he escrito carta ni documento alguno sobre unificación liberales. Limitome a aconsejarles conservación orden público a todo trance. A todos recomiéndoles consolidación Unión republicana”. Los republicanos consolidaron su Unión en torno al general González Valencia, cuya candidatura presentaron para completar el período presidencial de Rafael Reyes, que concluiría el 7 de agosto de 1910. Ramón González Valencia, elegido por el Congreso, tomó posesión de la presidencia a las dos de la tarde del 4 de agosto de 1909.

 

González Valencia arrancó con el apoyo de los republicanos, la neutralidad de la concentración conservadora, y la oposición de los liberales. La luna de miel con los republicanos no duró mucho. González Valencia prefería a sus viejos copartidarios conservadores y pronto comenzó a notarse su afinidad con la concentración. Los liberales republicanos y bloquistas que ocupaban cargos en el gobierno fueron despedidos y reemplazados por conservadores concentristas, de modo que el terminar 1909 republicanos y uribistas se encontraban unidos en la oposición y atacando las medidas dictatoriales de Alta Policía, de represión a la oposición, y los proyectos para censurar la prensa no afecta al Gobierno, que el general González Valencia quiso, sin éxito, convertir en leyes. No encontró apoyo ni en los propios conservadores, que en el Congreso votaron en contra y que se abstuvieron de hacer el menor esfuerzo en favor de la aspiración que alentaba el general González Valencia de ser reelegido para el período 1910-1914, en lo cual coincidieron con la tesis liberal, expuesta por Uribe Uribe, de que “los presidentes colombianos no se reeligen”

Pro y contra del Republicanismo

“La extraña hibridación bautizada con el pomposo y obligante nombre de Unión republicana, ha sido y continúa siendo un elemento pernicioso en nuestra política, ya por el desconcierto que mantiene entre los partidos tradicionales, de programas conocidos y de indiscutibles servicios al país, ya por la crasa ineptitud que exhibe en la gestión de las negocios públicos, ya, en fin, por la perseverante inconsecuencia entre sus ofertas y sus actos.
Encontró la unión rentas organizadas y las ha reducido casi a cero; encontró al corriente el servicio de la tesorería, y hoy a nadie se le paga puntualmente, y el informe del Ministro del tesoro es un pavoroso grito de “¡sálvese quien pueda!”, es una confesión paladina de que los republicanos resultan incapaces para la Administración nacional. Censuró los empréstitos del quinquenio y en ocho meses de gobierno no ha hecho otra cosa que tomar dineros prestados y comprometer en esas operaciones hasta rentas nunca antes por nadie hipotecadas, como las de los Consulados”. (Benjamín Palacio Uribe, en Gil Blas, julio de 1910)

“Nos haríamos interminables si quisiéramos detallar toda la obra de la Administración Restrepo, su interés por las Intendencias y Comisarías, la prolongación y mejora de los telégrafos, los esfuerzos para perseguir el contrabando, mil cosas más que el público conoce y cuyos efectos benéficos se hacen sentir todos los días. Ella realizó una magna obra moral de incalculable trascendencia, dio a las libertades públicas cimientos perdurables, y a la paz un glorioso carácter libre y republicano, y llevó a cabo obras nacionales de la más grande importancia.
Vivió difícilmente; el Congreso, las Asambleas, los grandes partidos tradicionales la combatieron tenazmente y estorbaron su obra en cuanto pudieron; lo que hizo fue a despecho de sus innumerables enemigos; pero ni ellos, ni nadie, podrán negar ya que esta administración honrada, republicana, inspirada en el más alto patriotismo, ha sido fuente de grandes bienes para Colombia y pasará a la historia como la mejor que hayamos tenido en cuarenta años” (Eduardo Santos, en El Tiempo, agosto de 1914)