Sello del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, 1800.
Octubre de 2011
Por :
María Clara Guillén de Iriarte. Humanista de la Universidad del Rosario. Miembro de número de la Academia Colombiana de Historia. Miembro del Consejo Científico del Centro de Historia de la Universidad de Salamanca, España.

Conspiraciónen el Colegio Mayor de Nuestra señora del Rosario en el Nuevo reino de Granada, 1794.

Durante los dos primeros días del mes de julio de 1794, cuando los colegiales comenzaban las vacaciones, el rector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Fernando Caycedo y Flórez, resolvió promover un concurso literario cuyo tema era “Si es o no útil trabajar en la averiguación de una verdad; de cuyo conocimiento no resulta otra utilidad que el convencimiento propio”. La mayoría de colegiales había viajado fuera de la ciudad a los lugares donde residían sus familias, así es que sólo presentaron sus discursos siete jóvenes. Los jurados, presididos por el rector, fueron el vicerrector, Ramón González del Busto; el catedrático de derecho público, José Joaquín Camacho Rodríguez de Lago,y el pasante de derecho canónico, José Camilo de Torres y Tenorio. El primer lugar fue para el colegial formal de derecho canónico y civil, clérigo de menores órdenes y pasante de gramática de menores, José Ángel Manrique y Sanz de Santamaría,con el epígrafe Tam impendere vero, y el segundo para el colegial formal de primer año de derecho civil, Sinforoso Mutis y Consuegra, con el epígrafe Seneca curios nobis ingenium natura dedit. Al día siguiente, el catedrático de artes, Miguel de Valenzuela y Mantilla, quien actuó como secretario, leyó el acta en presencia de todo el Colegio reunido en el refectorio. Luego el rector los felicitó diciendo: “... cuyos trabajos aplicación y adelantamiento se han llenado de complacencia, y satisfacción, previéndose continuar en lo sucesivo, con igual empeño y dedicación, que les haga acreedores a los primeros premios en la nuevas cuestiones que se puedan proponer ”1.

Un mes y medio más tarde, el escribano de las Reales Cajas, Francisco Carrasco, natural de Jerez de la Frontera, hizo correr el rumor de que en Santafé se estaba gestando una conspiración para derrocar al gobierno y que las reuniones se habían realizado en casa de Antonio Nariño2 y en el Colegio del Rosario3. El virrey José de Ezpeleta encargó al oidor Juan Hernández de Alba la indagación de las presuntas conspiración y rebelión que planeaban en la ciudad de Santafé. De inmediato se le solicitó al rector el envío de los discursos presentados por los colegiales y, después de una lectura cuidadosa, el virrey dijo no haber “ encontrado en ellos especie alguna que desdiga de los buenos sentimientos que son propios de los alumnos de ese colegio, y del superior que los gobierna” 4. Al parecer el asunto del concurso había terminado para el virrey, pero no para el oidor Hernández de Alba, quien se dio a la tarea de descubrir a los conspiradores del Rosario para lo cual llamó a indagatoria a varios catedráticos y colegiales.

El primero de ellos fue Sinforoso Mutis, joven de 21 años de edad, quien se hallaba a medio camino de San Juan de Girón, lugar en el cual pasaría las vacaciones en la casa de sus padres. El virrey lo hizo regresar a Santafé y lo arrestó. Lo mismo hizo con Ángel Manrique, quien tenía 19 años de edad, pues supuestamente las reuniones preparatorias de la conspiración se habían celebrado en el cuarto de este joven, donde se habló de la Revolución Francesa y de las constituciones de Filadelfia. Igualmente habían concurrido a dicho cuarto los colegiales Miguel Angulo, los hermanos Juan José y Nicolás Hurtado, Miguel Tadeo Gómez, Antonio Cortés y Mutis. Fueron arrestados además los catedráticos Pedro Pradilla, Miguel Valenzuela y un egresado, el doctor Ignacio Sandino. Como todos los implicados por el oidor dijeron no saber nada de la tal conspiración, torturó a varios de ellos ensañándose especialmente con Mutis a quien encerró “ en el cuartel de Caballería en un calabozo con un par de grillos: apuró su sufrimiento poniéndole en un cepo bien alto, abierto de piernas, con agujero intermedio, para que no pudiese estar sin una continua lusión, y que ésta fuese extremamente sensible si se movía ” 5. La madre de José Ángel Manrique, denunció “que habiendo pasado al referido cuartel, he tenido el dolor de encontrar cuasi moribundo a mi hijo de un ataque de epilepsia que acababa de sufrir, y de que, según se me dijo por los circunstantes, se hallaba recobrado un tanto ya” 6.

A pesar de los esfuerzos de Hernández de Alba, la conspiración no pudo ser comprobada, tal como se le informó al monarca español. Sin embargo, el rey ordenó que “ seguidas las causas legítimamente, se imponga el condigno castigo a los reos, remitiendo a España aquéllos cuyos delitos merezcan ser remediados y examinados más de cerca ”. En consecuencia, la Real Audiencia castigó a casi todos los rosaristas, con la prohibición expresa de retornar al Colegio. No corrieron con la misma suerte Sinforoso Mutis, Pedro Pradilla e Ignacio Sandino, quienes fueron enviados a España en estado sumario, en compañía de otros siete neogranadinos, el 7 de septiembre de 1795. Cinco años permanecieron presos en el Castillo de San Sebastián de Cádiz los supuestos conspiradores, hasta el 4 de junio de 1799 cuando fueron dejados en libertad. En esa fecha el Consejo de Indias dictaminó que aunque el virrey y la Audiencia habían actuado rápida y oportunamente para cortar los rumores de la conspiración que no se había podido comprobar, pero que el oidor encargado había procedido “ilegalmente y contra todo derecho”.

“... advierto la informalidad con que se ha procedido por el juez comisionado Dn Juan Hernández de Alba, en las declaraciones tomadas a algunos de estos reos, a los que amenazó, y conminó con la tortura en el estado de sumario, y la ejecutó con algunos, procediendo en esto ilegalmente y contra todo derecho, así por no tener estado la causa para proceder a la tortura, y cuestión de tormento como por no habérseles oído antes sobre este procedimiento, que tenían derecho de reclamar, y que aun de interponer el recurso de apelación, mayormente cuando era preciso para la ejecución de esta pena”.

Sinforoso Mutis será nombrado luego como agregado de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada y se convertirá en uno de los miembros esenciales de esa empresa científica dirigida por su tío José Celestino Mutis. A la muerte de éste, en 1808, Sinforoso asumió la Dirección Científica de la Expedición Botánica. Se involucró luego en el proceso revolucionario y fue uno de los firmantes del Acta de Independencia del 20 de julio de 1810. Durante la guerra sufrió embargos, prisiones y exilio. Concluida la guerra de independencia participó como miembro del Congreso Constituyente de 1821 y murió al año siguiente.

Fuentes

  1. Archivo Histórico de la Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia.
  2. Archivo General de Indias, Sevilla, España.
  3. Archivo Histórico Nacional de Madrid, España.

Referencias

  1. AHUR, caja 11, folios 159-174, 281-289.
  2. Se hallaba preso por haber confesado ser el autor de la publicación denominada “Los derechos del hombre”.
  3. Por esa época, tres jóvenes estudiantes ajenos al Colegio del Rosario, Pablo José Uribe, José María Durán y Luis Gómez habían fijado en Santafé, el 18 de agosto de 1994, unos pasquines sediciosos contra el gobierno en compañía del español del Real Regimiento de Milicias José Arellano. Los cuatro habían confesado su delito y se hallaban presos. AHNM, CONSEJO DE INDIAS, Virreinato del Nuevo Reino de Granada, Legajo 21.236.
  4. AHUR, op.cit.
  5. AGI, ESTADO 55 (1).
  6. Ibid.