Elvira Silva Gómez, s.f. Colección Casa de Poesía Silva.
Enero de 2013
Por :
Natalia León Soler y Juan Camilo Rodriguez Gómez

CONSEJOS A LA NIÑA ELVIRA SILVA GÓMEZ, 1872

En su mayoría, los textos escritos para las mujeres en el siglo XIX, y en especial para las señoritas, fueron hechos por hombres letrados de la sociedad. Para ellos el deber ser y el comportamiento femenino se  reflejaba en la religión, la familia, las buenas costumbres y el hogar, que en resumen sería su ideal femenino de mujer desde lo doméstico.

A diferencia de los textos de Josefa Acevedo de Gómez y Soledad Acosta de Samper dedicados a las mujeres de la sociedad republicana del XIX, Consejos a una niña, escrito en 1872 por José María Vergara y Vergara, es un escrito que, bien puede leerse como un manual para todas las jóvenes que están en edad de “merecer”, este va dirigido a una persona en particular, a la que le desea lo mejor en la vida, como también un manual para su comportamiento doméstico. Dedicado a Elvira Ayguals de Yzco, Wenceslao. La risa, enciclopedia de extravagancias. Bogotá, Imp. de Francisco Torres Amaya, 1852.Silva Gómez, hija del ilustre Ricardo Silva y hermana del poeta José Asunción Silva, su incomparable  y confidente compañero, tenía apenas solo dos años cuando le fue dedicado el texto. Nacida el 2 de marzo de 1870 en Bogotá, se dice que fue una de “las criaturas más perfectas, por lo físico y espiritual, de que Bogotá pueda ufanarse”.

Luego de su nacimiento, su padrino don José María Quijano Otero, le escribió un texto que pudo leerle  mientras la arrullaba en sus brazos, artículo que años después se publicó en la Revista de Bogotá en 1871. De estilo delicado y conmovedor, le da maneras para que se proteja de las asechanzas de la vida. A pesar de que no alcanzó a vivir para ver como ella se convertía en una de las mujeres más hermosas de la ciudad, sus letras quedaron en la memoria de una mujer que tuvo que enfrentar el rumor de su relación incestuosa con su  hermano José Asunción.

Vergara y Vergara, a manera de conversación, inicia su texto con el claro ejemplo del trabajo que las hadas hacen al conocer a una princesa. A pesar de su corta edad de dos años, sabe que en algún momento de su vida, y en especial cuando aprenda a leer, comprenderá que “estas Primera página de Consejos a una una niña. A Elvira Silva Gómez. En Vergara y Vergara, José María. Colección escogida de artículos en prosa y verso. Bogotá, Imprenta de Borda, 1884. Colección Biblioteca Luis Ángel Arango.páginas, ya estarán lejos de ti los risueños cuentos de la cuna, ya no habrá historias de Hadas amigas ni de princesitas dormidas. Estarás aprendiendo las crueles verdades de la vida, y aun no las sabrás todas”.

Siguiendo su conversación, ella desde su cuna y él desde su tumba, le habla de los avatares que va a travesar en la vida, buena y amable, y le dice que viva en paz y “que al morir no te acuerdes de ella como de un crimen que te haga temblar, sino como de una virtud que te haga sonreír!”.

Diferenciar entre el bien y el mal,refugiarse en Dios ante alguna debilidad femenina, ser fiel, humilde y obedecer son parte de la felicidad que le aconseja, a pesar de que siga su camino y pueda encontrarse con dolorosos  deberes. Más adelante, le redacta treinta máximas o un pequeño código de filosofía práctica, para que los  tenga en su memoria y que le han enseñado “el trato con mujeres virtuosas, que fueron fieles y murieron en paz. Léelas a menudo, si tus padres te lo permiten, pues sin licencia de ellos no debes ni aspirar a la felicidad”.
Entre algunos de los consejos que le da, están los de que son sus padres y su esposo sus únicos dueños, no tener amigas intimas, ser dócil con sus padres, no alzar la mirada, no dejar entrar el orgullo al alma, no cerrar el corazón a la madre, ser caritativa con todos los pobres, ponerse todos los días en presencia de Dios. No leer novelas, no demostrar superioridad y no tener el pecho descubierto son otros de los consejos que, a decir verdad, no sabemos si los aplicó todos o los tuvo en cuenta en su corta vida.

Se dice que tanto Elvira como José Asunción, vivieron fuera de los antiguos formalismos. Fueron jóvenes  modernos que tuvieron un trato más amable y menos rígido, como por ejemplo el hecho de que Elvira tuviera visitas en la sala de su casa y no desde la ventana, como era costumbre. Y claro está que sin la vigilancia de sus padres. Elvira murió de neumonía el 11 de enero de 1891 a la edad de 20 años. Su muerte causó una  consternación en la ciudad, y la gran mayoría de periódicos publicaron un buen número de artículos en su honor.

Fuente

Vergara y Vergara, José María. “Consejos a una niña. A Elvira Silva Gómez” En Colección escogida de artículos en prosa y verso. Bogotá, Imprenta de Borda, 1884; Santos Molano, Enrique. El corazón del poeta. Los sucesos reveladores de la vida y la verdad inesperada de la muerte de José Asunción Silva. Bogotá,  Nuevo Rumbo Editores,1992.