Batalla de flores en el Camellón de los Mártires durante las celebraciones del 11 de noviembre (1938). Foto cortesía de universidad tecnológica de bolívar - fototeca histórica de Cartagena de indias
Noviembre de 2016
Por :
Gina Ruz Rojas. Investigadora y gestora cultural cartagenera, Magíster en Desarrollo y Cultura y exdirectora del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC).

CARTAGENA: REINAS, FIESTA E INDEPENDENCIA

El origen y significado diverso de los reinados (los hay de todo tipo en el país) requieren una mayor indagación histórica para entender este hecho que genera pasiones y rechazos.

Pasan las reinas populares, altivas, morochas, gruesas en su ley familiar, de bustos y facciones prominentes; de vez en cuando, salen de entre ellas bellezas fulminantes: un cruce de razas permite esa fascinante revoltura de imperfecciones cautivantes. Ojos color miel -como dicen las narradoras de desfiles- arriba de un par de labios tan amplios que permiten la sugestión de los espectadores y una que otra broma callejera. Esa es la belleza cartagenera más auténtica. Viene del fondo de los tiempos y sale como salen del fondo del mar los buques náufragos: llenos de lianas y herrumbres, pero con su sentido intacto: su forma definitiva”.

En esta columna de opinión, publicada hace 20 años, el escritor y periodista Jorge García Usta, celebra el renacer del reinado popular de Cartagena como un buen síntoma para las celebraciones novembrinas, que venían en crisis de varias décadas con una pérdida de su carácter histórico y su creatividad popular.

Noviembre es para buena parte del país, antes que la fecha en que se conmemora la Independencia de Cartagena, el mes de los reinados. Parece una paradoja celebrar la independencia de la corona española con escenificaciones y simbología monárquica, pero las figuras de reyes y reinas en las celebraciones han existido en la ciudad con diverso origen.

Hasta 2015 coexistieron en noviembre dos reinados: el Reinado de la Independencia, un certamen popular que hace parte de las celebraciones del 11 de noviembre y el Concurso Nacional de Belleza, un evento comercial privado nacido en otra fecha y con otros fines, pero que fue trasladado a noviembre desplazando por muchos años el goce popular carnavalesco propio de la fiesta y alterando las dinámicas celebratorias de la ciudadanía que pasó de ser protagonista de su propia fiesta a espectadora de la frivolidad y el glamour patrocinado, y amplificado por los medios de comunicación nacional. 

El origen y significado diverso de los reinados (los hay de todo tipo en el país) requieren una mayor indagación histórica para entender este hecho que genera pasiones y rechazos. Se sabe, por historiadores e investigadores de lo festivo, que en el caso de Cartagena no solo pueden tener antecedentes europeos sino también africanos con los cabildos de nación.

Desfile del Centenario de la Independencia de Cartagena, Plaza de la Proclamación (1911). Foto cortesía de universidad tecnológica de bolívar - fototeca histórica de Cartagena de indias

 

El investigador cubano Fernando Ortiz afirma que los cabildos de africanos datan del siglo XIV, más de cien años antes del descubrimiento de América. Crónicas de Ortiz de Zúñiga (1390) dan cuenta de bailes y fiestas de africanos esclavizados en Sevilla: “El cabildo era algo así como el capítulo, consejo o cámara que ostentaba la representación de todos los negros de un mismo origen… Un magnate esclavizado, cuando no el mismo jefe de la tribu, pero generalmente más anciano, era el Rey del Cabildo… La Reina ocupaba el rango inmediato”.

En Cartagena de Indias hay testimonios sobre la existencia de cabildos por lo menos desde 1693. En la Colonia, la temporada festiva ligada al calendario católico comenzaba en diciembre con la fiesta de la Inmaculada Concepción, luego la Navidad, el 6 de enero de Reyes, la fiesta de San Sebastián el 20 de enero, de la Virgen de la Candelaria el 2 de febrero y la de San Blas el 3 de febrero hasta la llegada del carnaval.

Había bailes separados para cada segmento de la población (blancos, pardos, negros acomodados, pobres, libres, esclavos, indios) y mientras las altas esferas bailaban en los salones con música europea interpretada por el Regimiento Fijo de Cartagena, el pueblo bailaba al son del tambor al aire libre. Los cronistas de la época cuentan, sin embargo, que los blancos de Castilla y los blancos de la tierra transgredían estas divisiones escapándose de los valses y mazurcas para gozar de los festejos populares.

Durante los siglos XVII y XVIII, hubo cabildos ararás, minas, carabalíes, luangos, jojoes, lucumíes y chalaes. En sus memorias el general Joaquín Posada Gutiérrez (1797-1881) recordando su infancia y su primera juventud, describe cómo se vivían las Fiestas de La Candelaria luego del 2 de febrero, el día de la veneración a la virgen:

“Seguían diariamente las fiestas de iglesia de los gremios de mercaderes, de artesanos, de la matrícula de marina, de las maestranzas, etc., hasta el domingo de carnaval, último día, que tocaba a los negros bozales… Siempre tuvieron ellos en la ciudad y las haciendas sus cabildos de mandingas, caravalíes (sic), congos, etc., cada uno con su rey, su reina y sus príncipes… En ese día imitando con alegría las costumbres y vestidos de su patria… iban cantando, bailando, dando brincos y haciendo contorsiones al son de tambores, panderetas con cascabeles y golpeando platillos, y almireces de cobre… Las mujeres no iban vestidas a la africana, esto es, no iban casi desnudas, sus amas se esmeraban en adornarlas con sus propias alhajas, porque hasta en esto entraba la emulación y la competencia. Las reinas de cada cabildo marchaban erguidas, deslumbrantes de pedrería y galones de oro, con la corona de reina guarnecida de diamantes, de esmeraldas, de perlas…”.

Reina de los estudiantes y su corte en los Juegos Florales. Teatro Heredia, hoy Teatro Adolfo Mejía (1911). Foto cortesía de: universidad tecnológica de bolívar - fototeca histórica de Cartagena de indias

 

Cuenta Posada Gutiérrez que el rey y la reina llevaban sombrillas e iban acompañados de princesas y damas de la corte. Luego de la misa, devueltas las alhajas y el ropaje, se dedicaban a sus festejos con tambores, cantos y bailes hasta el miércoles de ceniza, cuando volvían a recibir la cruz.

En los cabildos, los africanos se asociaron según su nación de origen, por lo que estos fueron espacios de preservación y transmisión de su lengua, sus danzas, rituales y músicas, en un contexto de negociación y resistencia. Sus espacios festivos eran permitidos y regulados por sus amos como válvula de escape y para evitar intentos de rebelión.

Con la independencia, el calendario festivo religioso sufre modificaciones y la ciudad comienza a festejar desde noviembre de 1812, con escasas interrupciones, esta efeméride republicana. Una fiesta anticolonial que celebraba el nuevo orden, un orden propio. 

Ya en el siglo XIX, después de la Independencia, en nota del Heraldo Popular con el título de Reinados, se describe de manera despectiva la costumbre de escenificar gobiernos fingidos, cortes y embajadas con la participación principalmente de los artesanos que comenzaban a prepararlos desde mucho antes de los carnavales.

A comienzos del siglo XX el carnaval cartagenero -a juzgar por las notas de prensa que reseña Édgar Gutiérrez en su investigación- parece desplazarse hacia los espacios de la élite social: teatro, salones y clubes, tornándose el relajamiento y jolgorio popular en bailes de fantasía con serpentinas y confetis, reinados carnavalescos a puerta cerrada, con toma de juramento y coronación de la reina pero al estilo europeo. En medio de prohibiciones y subvaloraciones de lo popular, los carnavales de Cartagena fueron debilitándose paulatinamente hasta desaparecer en el tiempo, pero muchas de sus manifestaciones pasaron a fortalecer las de las Fiestas de Independencia.

La primera mención que se conoce a la elección de una reina durante las fiestas de noviembre se da cuando los Juegos Florales -veladas literarias y musicales que se realizaban en el Teatro Municipal- se celebraron también en el marco del Centenario de la Independencia. En ellos se premiaban los mejores poemas y discursos, con temas propuestos por los organizadores. En la edición realizada el 13 de noviembre de 1911, al poeta ganador José Luis Betancourt, le correspondió elegir a la reina Adriana Porto, además de recibir como galardón la ‘Violeta de oro’.

La primera reina del 11 de noviembre en Cartagena

“¡Los clarines la anuncian, ya viene sobre alegre carroza triunfal: es la reina del Once que tiene claros fulgores de sol tropical!”

Esta marcha real Amira I, escrita por Manuel Ignacio de Lavalle con música de Lucho Bermúdez, anunció la elección de quien fue la primera reina de las Fiestas del 11 de noviembre en 1937, Amira Mouthón Barrios.

Destaca el diario La Razón en su edición del 23 de octubre de 1937 el empeño de la Junta del Once de Noviembre en preparar actos “que revistan de pompa y de esplendor esos días en que Cartagena abandona su acostumbrado espíritu melindroso y recatado, y se entrega de lleno al jolgorio, a la mascarada y al recuerdo de los hechos que la convirtieron en centro de portentosas azañas (sic) y en vigilante, y desvelado centinela de la nacionalidad”. La junta organizadora contó con el apoyo del comercio y las entidades públicas para la financiación de la fiesta, y se estableció un reinado entre los barrios de la ciudad, siendo ganadora la que alcanzara el mayor número de votos, que eran vendidos para acopiar recursos que financiaran la celebración.

Carro alegórico en el Desfile de las Festividades del 11 de noviembre de 1911. Foto cortesía de universidad tecnológica de Bolívar - fototeca histórica de Cartagena de indias

 

En la elección participaron representantes de los barrios La Quinta, Lo Amador, Torices, San Diego, La Catedral, Manga y Getsemaní. Amirita I fue la ganadora por haber vendido 5.700 votos recaudando $570. Aunque la reina apenas iba a cumplir 15 años, en sus discursos y pronunciamientos expresó su regocijo por la aprobación en tercer debate de un proyecto de ley sobre el alcantarillado para Cartagena, participó en la colocación de la primera piedra para edificar la Escuela de Artes y Oficios, y se dirigió al Concejo Municipal para exhortarlo con miras a mejorar los espacios urbanos de la ciudad, la higiene pública, la educación primaria y su barrio San Diego. 

Amira Mouthón mantiene vivos, a sus 93 años, todos los recuerdos de su reinado. Sus primas y amigas organizaron los bailes para vender los votos y recaudar fondos, los artistas le dedicaron poemas, canciones y muchas notas de prensa. Las palabras de su coronación el 9 de noviembre de 1937 las escribió Daniel Lemaitre. Terminó sus estudios en la Escuela Normal de Señoritas, tuvo 7 hijos con el ingeniero Carlos Crismatt Araújo y su vida la dedicó a la docencia, la labor cívica y la defensa de los derechos de la mujer. Es la inolvidable reina de los cartageneros. 

En 1943 -seis años después- se realizó la segunda edición del Reinado del 11 de noviembre, siendo elegida la representante del barrio Getsemaní, Ángela Valle, quien participó junto a otras 9 candidatas. La tercera elección fue en 1950, donde resultó ganadora la representante del barrio Torices, Fabiola Lafaurie; en 1952 la cuarta reina fue Nilda Pájaro del barrio Bruselas; Teresa Cueto del barrio Olaya Herrera fue elegida en 1953; en 1954 ganó Norma Ospina Díaz del barrio Getsemaní y el reinado comenzó a ser identificado en los años siguientes como reinado popular. 

Se destaca en la historia de los reinados la elección en 2002 de Yeimi Paola Vargas, representante del barrio Chapacuá, como reina popular. Vargas fue escogida al año siguiente por el alcalde como señorita Cartagena y aceptada a regañadientes por el Concurso Nacional de Belleza (CNB) como una excepción, pues no veía con buenos ojos que se hiciera ‘populismo’ enviando a la reina popular como representante de la ciudad. Fue la primera negra en representar a la ciudad en el CNB y la primera que no provenía de los clubes ni la alta sociedad. Finalmente, pese a ser la favorita, quedó de Virreina Nacional. 

La reina del Bicentenario de la Independencia en 2011 fue Eliana Russo, representante del barrio San Fernando. La noche de su coronación estuvo como invitada especial la primera reina Amira Mouthón, quien fue homenajeada por la Alcaldía de Cartagena. En 2016 participan en el Reinado de la Independencia 32 candidatas y de los barrios que estuvieron en la primera elección de 1937 solo aparece Getsemaní. La coronación será el 13 de noviembre en el estadio de sóftbol del barrio Chiquinquirá.

Existen tensiones entre quienes promueven que el reinado sea un ejercicio de liderazgo cultural y festivo de las jóvenes participantes, como fue en sus inicios, y quienes esperan que la organización y las candidatas reproduzcan el modelo de comportamiento y las características de un concurso de belleza.

Desde los inicios del Proceso de Revitalización de las Fiestas (2003), las Reinas de la Independencia son vistas como puntales de esta recuperación ciudadana y cultural. Se espera que se apropien y sean multiplicadoras de los nuevos conocimientos sobre la historia de las fiestas y de la independencia, y las nuevas expresiones culturales festivas. Para ello se programan cursos de formación que imparten historiadores, investigadores culturales y folcloristas. 

Desfile del 11 de noviembre, carroza ‘Naranjada Crush’ (1925). Foto cortesía de universidad tecnológica foto archivo particular de bolívar - fototeca histórica de Cartagena de indias

 

El reinado popular no ha sido ajeno a la crisis de la fiesta, pero mucho se ha avanzado desde que las candidatas dejaron de ser motivo de burlas, manoseo e irrespeto por políticos, locutores y cuentachistes. Las candidatas son hoy en su mayoría jóvenes universitarias a quienes se les pide como requisito la realización de trabajos cívicos, sociales o culturales en sus barrios o corregimientos.

La Alcaldía Distrital de Cartagena realiza una convocatoria a través del Instituto de Patrimonio y Cultura, y hace una preselección. Las aspirantes deben poseer aptitudes y talentos en el arte, la cultura y liderazgo comunitario, contar con el aval de la Junta de Acción Comunal, Junta de Vivienda o Consejo Comunitario, deben ser bachilleres mayores de edad y estar cursando estudios técnicos, tecnológicos o universitarios. Generalmente conforman un Comité que se encarga de gestionar fondos con los negocios del barrio y se realizan actividades para conseguir recursos que permitan apoyar la participación de la candidata. Una numerosa comitiva acompaña a la candidata a todos los eventos hasta la noche de coronación donde un jurado elige a la reina.

Amira Mouthón, primera reina de las festividades del 11 de noviembre en Cartagena en el año 1937. Foto archivo particular

 

Revitalizando la fiesta

Desde la década de los años 80 y comienzos de los 90 del siglo XX, hubo varios esfuerzos desde diferentes sectores sociales de la ciudad para retomar el esplendor y la fuerza de la fiesta. Procesos comunitarios como el Cabildo de Getsemaní, expresión festiva del barrio que lideró el movimiento popular de la independencia, cuya creación en 1989 fue fundamental para la existencia de cabildos y carnavales en otras localidades de la ciudad, mantuvieron viva la llama festiva y cívica en medio de la crisis general de las fiestas.

Surgieron entonces cabildos, carnavales y ‘bandos’ en barrios como San Diego, Las Gaviotas, Torices, El Socorro, Martínez Martelo, Daniel Lemaitre y en instituciones educativas como la Escuela Normal Superior de Cartagena de Indias y La Milagrosa, hasta sumar más de veinte en la segunda década del siglo XXI. 

Desde 2003, la ciudad ha presenciado un amplio proceso en el que más de 30 organizaciones culturales y populares, grupos folclóricos, investigadores e instituciones de importancia en la vida económica, social y cultural han realizado sus aportes y contribuido con sus esfuerzos. La recuperación de las fiestas ha sido uno de los más incluyentes procesos de discusión y construcción ciudadana constituidos por foros en espacios académicos y populares, diálogos abiertos, investigaciones académicas, intervenciones de expertos, actores festivos e intercambio de experiencias.

Candidatas al Reinado de la Independencia (2016). Foto césar Alandete, prensa del instituto de patrimonio y cultura de Cartagena (IPCC)

 

En estos 13 años, talleres, seminarios y diplomados se han realizado para dotar al proceso de elementos teóricos, discutir las recomendaciones de política pública y construir agendas anuales conjuntamente con el Gobierno Distrital de Cartagena (con diversos grados de compromiso según el alcalde de turno) para convertirlo en un ejemplo para la ciudad por medio de buenas prácticas colectivas.

El objetivo que orienta el proceso es lograr que las fiestas sean una conmemoración multicultural y policlasista, plural y descentralizada, que estimule la recuperación del tejido social urbano, cree lugares de encuentro ciudadano y enriquezca la convivencia urbana.

Las Fiestas deben ser expresión de una política integral de ciudad, que reconoce y valora en la cultura una de las dimensiones de su desarrollo general, incorporándola a diversas formas de su imaginación, planeación, inversión y construcción. 

Músicos, danzarines, teatreros, cantantes, poetas, bailadores, folcloristas, disfraces, máscaras, comparsas, grupos musicales y otras figuras, formas y elementos del arte popular, y la celebración festiva son portadores del sentido fundamental del festejo: la recreación de símbolos históricos, expresiones lúdicas y deseos colectivos, en un ambiente de libertad, humor y fraternidad. Esa creatividad impresionante es la que le dará consistencia y dignidad, y atractivo nacional e internacional a las fiestas. Es lo que permitirá posicionar en Cartagena un nuevo ingrediente de su desarrollo social y económico.

Cómo se celebra el 11 de noviembre en Cartagena

En la historia se registran las celebraciones de la independencia en diferentes épocas con elementos ceremoniales y carnavalescos: carros alegóricos elaborados por los artesanos, batallas de flores, carros charros, corridas de toros, fiestas en los clubes, bailes populares al aire libre, mascaradas, guerra de buscapiés, mojigangas, conciertos de música clásica, concursos de gaitas y cumbiamba, Te Deum, sesiones solemnes del Concejo y la Academia de Historia, ofrendas florales a los mártires, representaciones teatrales de hechos históricos, juegos florales, retretas, regatas de botes, desfiles militares, juegos pirotécnicos y hasta boxeo y riñas de gallos.

Hoy, las Fiestas de Independencia de Cartagena no son solo ni principalmente el reinado popular. Desde finales de septiembre, con el lanzamiento de las fiestas y en octubre con los tres preludios festivos en los barrios comienza la programación que también incluye desfiles folclóricos, Noche de Candelas, Carnaval o preludio universitario y Noche de Fantasía.

También se realiza la Lectura del Bando, el Desfile de Independencia, más de 15 Cabildos, Carnavales y festejos de barrios, Salsa a la Plaza y tres eventos nacidos del proceso de Revitalización: el Festival escolar de música y danza en homenaje a Jorge García Usta, el Jolgorio de Tambores y cantadoras, y el Desfile Escolar en homenaje a los Héroes de la Independencia, entre otros espacios que varían cada año en la programación. También se ha incluido en la programación oficial la Marcha de la Diversidad Sexual, un espacio festivo y de reivindicación de derechos de la población lgbti, quienes eligen a su Reina de la Diversidad.

Otro de los aciertos del proceso de Revitalización es la creación de la figura de los Grandes Lanceros como autoridades festivas. Son los líderes de la fiesta, los portadores del mensaje histórico y de sana celebración. La figura de los grandes lanceros es un doble homenaje: a los Lanceros de Getsemaní, protagonistas fundamentales de la Independencia de Cartagena, y a personas que desde cualquier disciplina han contribuido al enriquecimiento cultural de la ciudad.

Cabildo de Torices 2009. Cortesía prensa IPCC

 

Desde 2006 se han elegido entre los actores festivos a 11 parejas. Los primeros lanceros fueron Irma Jiménez, folclorista, directora del grupo Cumbalí y fundadora del Carnaval de Las Gaviotas, y Blas ‘Michi’ Sarmiento, gran compositor, arreglista y saxofonista. En 2016 los lanceros son Luz Marina Ramos, bailarina y directora del grupo Mayombé y Lester González, gestor cultural y comunicador.

Blas ‘Michi’ Sarmiento e Irma Jiménez, primeros Lanceros (2006). Foto César Alandete, prensa IPCC (instituto de patrimonio y cultura de Cartagena)

 

El Desfile de la Independencia, que se hace el 11 de noviembre sin importar el día que caiga, con participación de danzas, músicas, disfraces, comparsas y candidatas populares, es el eje de la celebración desde 2003. El objetivo es que la atención y valoración pública se concentre en los contenidos históricos, culturales y populares de la conmemoración, y en los actores festivos primordiales que expresan la creatividad popular, los valores ciudadanos y el espíritu festivo, y que viven, crean y recrean la ciudad todo el año.

Mildred Figueroa y Alfonso Arce, Lanceros 2011 (Bicentenario). Foto César Alandete, prensa IPCC (instituto de patrimonio y cultura de Cartagena)

 

La extraordinaria participación de miles de danzantes en las comparsas de los desfiles del 11 de noviembre desde 2003 fue creciendo en número y calidad, y llegó a su punto máximo en la celebración del Bicentenario de la Independencia en 2011. Desde entonces, el proceso sufrió un retroceso cuando el alcalde reemplazó el desfile popular por una parada militar y redirigió nuevamente el apoyo oficial, y la riqueza del patrimonio inmaterial cartagenero a fortalecer el desfile del reinado nacional, evento que no comparte el espíritu cultural e histórico que comporta la celebración de la independencia desde su máximo símbolo: la corona de la señorita Colombia ostenta el escudo colonial que la independencia abolió. 

Luz Marina Ramos y Lester González, Lanceros 2016. Foto César Alandete, prensa IPCC (instituto de patrimonio y cultura de Cartagena)

 

11 de noviembre eje de la fiesta

La historia oficial de Colombia, la que se enseña en el aula y la que el país celebra, fija el 20 de julio de 1810 como la fecha de la Independencia Nacional. Desde el 22 de mayo de 1810, Cartagena había dado inicio a la ruta de la emancipación, cuando se expulsa al gobernador español y se nombra una Junta de Gobierno. Fue la primera ciudad en declarar la independencia absoluta de la corona española en 1811. 

La radicalización a favor de la independencia estuvo a cargo de la élite local, vinculada al comercio, portadora de ideas liberales y democráticas, y de artesanos, mulatos y negros libres. Pedro Romero, artesano, lideró la movilización de los Lanceros de Getsemaní, (milicias de pardos) desde ese barrio colonial donde se inició la marcha, hasta el Palacio de Gobierno frente a la Catedral para presionar a la Junta de Gobierno a firmar el Acta de Independencia bajo el grito “¡Que viva la libertad. Que muera la Tiranía!”. Cartagena se convierte en Estado Soberano y expide su Constitución en 1812.

Candidata del barrio 9 de abril (2008) en su calle, con sus vecinos. Foto cortesía prensa IPCC

 

Cartagena también resistió el sitio de Morillo en 1815 durante 105 días y sufrió la reconquista hasta 1821, cuando la armada española fue derrotada por el general José Padilla el 24 de junio, durante la noche de San Juan. Los últimos españoles salieron de este puerto el 10 de octubre de 1821 rumbo a La Habana, Cuba. En esa fecha entran triunfales los republicanos a la ciudad. Así, Cartagena abre y cierra la independencia de los colombianos.

Antes de establecerse el 20 de julio como día de la independencia nacional, era el 11 de noviembre la fecha emblemática de la libertad, de la emancipación, no solo de Cartagena sino nacional. Por ello en el marco del proceso de Revitalización esta fecha es el eje de la celebración para recordar el heroísmo del pueblo cartagenero y su papel en la independencia nacional.

Este proceso ha demostrado que se puede adelantar un trabajo cultural interinstitucional serio, disciplinado, prolongado, no exento de tensiones, que espera seguir desvirtuando negaciones y prejuicios sobre las Fiestas y la cultura en el desarrollo de la ciudad. 

Para Cartagena de Indias, una ciudad con profunda desigualdad social, discriminación racial y altos niveles de pobreza, el proceso de revitalización de las Fiestas de Independencia podría convertirse en un gran proyecto en la construcción de la ciudad del futuro, por su capacidad de ser expresión de la multiculturalidad, de promover el encuentro social e intercultural y de convocar a toda la población en un festejo incluyente y más democrático, que celebra el inmenso patrimonio inmaterial de la ciudad, menos conocido, pero más rico que su patrimonio material.

Referencias

1 García Usta, Jorge. Por fin, ¿qué celebramos el 11?: La raya en el agua. En El Periódico de Cartagena. 7 de octubre de 1996.

2 En comunicado del 12 de octubre de 2016 publicado en la página oficial del Concurso Nacional de Belleza se anunció que “la Junta Directiva del CNB ha decidido posponer la realización del Reinado Nacional de Belleza (CNB) para el mes de marzo de 2017”.

3 Gutiérrez S., Édgar. Fiestas: Once de noviembre en Cartagena de Indias. Manifestaciones artísticas, cultura popular: 1910-1930. Medellín: Editorial Lealón, 2000. p. 44.

4 Ibíd., p. 48 - 49.

5 Edición del 26 de febrero de 1838, citado por Édgar Gutiérrez (2000), p. 54.

6 Muñoz Vélez, Enrique. Cartagena festiva. El 11 de noviembre y sus signos culturales. Cartagena de Indias: Corporación Concurso Nacional de Belleza, 2007. p. 142.

7 Bellas muchachas se disputan el reinado de los carnavales. En La Razón. 24 de octubre de 1937.

8 Muñoz, Op. Cit.

9 Arcieri, Vicente. Cartagena, con reina negra. En El Tiempo. 16 de julio de 2003.

10 Proceso ciudadano que desde 2003 promueve acciones para el fortalecimiento de las Fiestas de Independencia de Cartagena. Es gestionado por más de 30 entidades públicas y privadas, organizaciones sociales, investigadores y actores festivos que sin jerarquías ni estructura jurídica se han agrupado en el Comité por la Revitalización de las Fiestas de Independencia.

11 En Cartagena se les llama cabildos, (en recordación a los cabildos de nación) carnavales (en homenaje al desaparecido carnaval de Cartagena) y bandos (por extensión a la lectura del bando que ordena el comienzo de la fiesta) indistintamente a desfiles o encuentros festivos donde hacen presencia música, danza, disfraces, comparsas y reinas.

12 Ver Román Romero, Raúl. Celebraciones centenarias. La construcción de una memoria nacional. Cartagena de Indias: Universidad de Cartagena, 2011.