Desde el foso

Hace 80 años cumplidos, en 1931, se realizó en Bogotá el primer Concurso Nacional de Belleza. Acudían al certamen representantes de una docena de regiones. El acto de coronación estaba planeado como un gran espectáculo de elegancia santafereña organizado por la Marquesa de Bonneval, una señora cachaca nacida a fines del siglo XIX cuyo verdadero nombre era María Josefina Suárez Borrero. Había adquirido en el altar el marquesado, el apellido y un cónyuge francés llamado Charles de Bonneval.

Muy a menudo a los colombianos nos preguntan: “¿Es verdad que ustedes hablan el mejor español del mundo?”
Fue, exactamente, el interrogante que me lanzó una revista mexicana a raíz de que Colombia fue el país invitado a la Feria Internacional del Libro que se celebró entre el 24 de noviembre y el 2 de diciembre.

Le expliqué a la revista que las respuestas posibles se clasifican en tres escuelas:

¿Qué tiene Daniel Rabinovich que no tenga Marcos Mundstock? Respuesta: nietos.

¿Qué le falta a Marcos Mundstock que le sobre a Carlos López Puccio? Respuesta: pelo. 

¿Qué le resulta indiferente a Carlos López Puccio que tampoco le interese a Jorge Maronna? Respuesta: el fútbol. 

¿Qué es lo que Jorge Maronna se come à la bourguignonne y Carlos Núñez Cortés colecciona en vitrinas? Respuesta: caracoles. 

Francia tiene varios emperadores pero ningún Bolívar; muchas mujeres bellas, pero ninguna Miss Universo inolvidable; muchos santos en el altar, pero ninguna santa con el carisma de la madre Teresa de Calcuta. Juana de Arco, sin embargo, mezcla un poco de todo: heroína, guerrera, casta muchacha, símbolo de la nacionalidad, ejemplo de valor, modista extravagante… Personaje capaz de inspirar poemas, novelas, biografías, películas y hasta cómics, Juana ocupa lugar primordial en el corazón de los franceses.

Hace dos años estábamos celebrando el bicentenario de la Independencia nacional. Pues bien: ha llegado ahora el momento de conmemorar nuestra primera guerra civil, la que inauguró en 1812 una interminable lista de contiendas que Aureliano Buendía calculó en treinta y dos, pero que cifras más realistas elevan por lo menos a cuarenta y cinco.

Todos, hasta los aborígenes de los matorrales australianos, sabemos qué pasó hace 2011 años la noche del 24 de diciembre. Estando José y María en Belén ―cuenta el evangelio de Lucas— “se cumplieron los días de su parto y dio a luz su hijo primogénito. Y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón”. Con tan pocas palabras, Lucas despacha el acontecimiento que los cristianos consideran el más grande de la historia.

Escribo en REVISTA CREDENCIAL desde noviembre de 1986, cuando nació. No. Miento: escribo desde un mes antes, desde octubre. Fue entonces cuando se publicó el número de prueba, práctica habitual en el periodismo que equivale, en la ópera, al ensayo general con disfraces.

Durante varias décadas del siglo XX una de las personas que más influencia tuvieron en la divulgación de la cultura en Colombia fue Gonzalo González Fernández, más conocido por el apocalíptico seudónimo de GOG.

El 4 de marzo de 1999 una columna de las Farc asesinó en Saravena a los indigenistas Ingrid Washinawatok, Terence Freitas y Larry Gay. Al año siguiente, alguien identificó a Nelson Vargas como el Marrano, autor del triple crimen. Vargas fue detenido, extraditado a Estados Unidos en marzo del 2002 y juzgado en Miami.

El 4 de marzo de 1999 una columna de las Farc asesinó en Saravena a los indigenistas Ingrid Washinawatok, Terence Freitas y Larry Gay. Al año siguiente, alguien identificó a Nelson Vargas como el Marrano, autor del triple crimen. Vargas fue detenido, extraditado a Estados Unidos en marzo del 2002 y juzgado en Miami.